
El Rey sigue aquí a 36 años de la gloria
El dorsal 59 toma aire, da un paso atrás y comienza la carrera de impulso ante las rítmicas palmadas de quienes se han reunido en el estadio Sportcsárnok de Budapest para disfrutar de un momento único en el Mundial de Atletismo bajo techo que por primera vez se celebrara en esa ciudad húngara.
Es 4 de marzo de 1989 y el amplio favorito es un mulato espigado que lleva en su sangre los aires de Limonar, Matanzas, de Cuba toda.
Una depurada técnica y el talento innegable arrancó una cerrada ovación de todos los presentes en su primer intento y así quedó plasmado hasta hoy una de las marcas más longevas del campo y pista.
Llegar a 2.43 en pista cubierta parece hoy, luego de 36 años, un imposible incluso para el italiano Gianmarco Tamberi y el catarí Mutaz Essa Barshim, de lo mejor de la disciplina actual. Tan alto como sus pies, la humildad que ostenta también bate récords en cada sitio donde encuentra la admiración de un pueblo que conoce de orgullo esculpido a base de sacrificios.

Esa es la mayor virtud de un superhumano que mantiene impolutas cada una de sus marcas.