
Cuando, entre rumores de movimiento enemigo y gritos de mambises operados sin anestesia, el Dr. Francisco Domínguez Roldán escuchó hablar por primera vez de los rayos de Röentgen, le pareció estar viendo frente a sí el futuro, en la imagen clara de un médico que, más de un siglo después, sintetiza las enseñanzas de sus maestros —y los maestros de sus maestros— para continuar escribiendo la historia de una especialidad revolucionaria.
Sería su aventajado alumno, el matancero Mario Dihigo Llanos, quien impulsara la radiología en la provincia que tanto amó “Panchón” —como cariñosamente lo nombraban—; sueño anticipado por el propio Domínguez Roldán en 1907, mas no fructificado, pues el equipo de rayos X que pretendió enviar a Matanzas tomó otros rumbos, para pesar suyo.
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Y, ¡cuánto sería el orgullo, el rubor en las mejillas del maestro, al conocer que Dihigo inauguró el asociacionismo radiológico en el territorio con la primera reunión provincial de la Sociedad Cubana de Radiología y Fisioterapia, en 1929; evento en el que —¿casualidad?— un retrato de Francisco, por entonces exiliado, observaba a sus aprendices desde lo alto del salón!
Quizás en todos ellos, sus maestros y precursores, pensó aquel radiólogo de Colón mientras se arrancaba de la bata el bolsillo con su nombre; en un afán cuasi suicida de no verse beneficiado por su condición de médico a la hora de la captura. Era el día de su cumpleaños: domingo, 26 de julio de 1953. Sobre el suelo ensangrentado del hospital civil Saturnino Lora, en Santiago de Cuba, yacía un pedazo de tela blanca. En él, un nombre: Dr. Mario Muñoz Monroy.
Al conocer de la muerte de Muñoz, el Dr. Manuel García Suárez —“Manolo”, para los amigos—, recordó el frío suelo de la celda donde sufrió prisión por oponerse a la tiranía machadista. Volvió a sentir los culetazos, la incertidumbre. En él quizás pensó también cuando sintió el dolor que lo arrancaría de este mundo, mientras se preparaba para otra jornada de trabajo en el servicio de radiología pediátrica que él mismo fundara años atrás.
El Dr. Víctor Ferreira Moreno toma aire. Aunque aparente todo lo contrario, y en su voz las palabras fluyan como agua en el cauce de un río, hablarle a un auditorio siempre le ha causado su poco de nervios. Recuerda entonces las enseñanzas de su querido profe Manolo; el ejemplo de Muñoz, la pujanza de Dihigo. Levanta la vista del papel, y cruza miradas con sus estudiantes. Toma aire de nuevo, y comienza a leer: «Cuando, entre rumores de movimiento enemigo y gritos de mambises operados sin anestesia, el Dr. Francisco Domínguez Roldán escuchó hablar por primera vez de los rayos de Röentgen, le pareció estar viendo frente a sí el futuro…».
El Capítulo Matanzas de la Sociedad Cubana de Imagenología celebra por partida cuádruple cada mes de febrero: los natalicios de Francisco Domínguez Roldán y Manuel García Suárez, introductor de la radiología en Cuba y padre de la radiología pediátrica en Matanzas, respectivamente; el aniversario de fallecimiento del Dr. Emilio Dihigo Llanos, uno de los primeros impulsores de la especialidad en la provincia; y el cierre de un ciclo, con la fundación de la Cátedra Honorífica Dr. Francisco Domínguez Roldán, en febrero de 2020.
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