Siria: El Día Después
Sí pero no. No me estoy refiriendo directamente a la famosa película televisiva The Day After que puso en estado de conmoción total a la población estadounidense, y occidental en general, en 1983, aun cuando ese peligro apocalíptico está hoy más cerca que nunca.
Pero sí hago alusión a ella como posibilidad y como advertencia.
Anteayer mismo, día 13, las fuerzas armadas rusas respondieron con 90 misiles de crucero terrestres y navales, y con hasta 200 drones de combate, a un nuevo ataque “ucraniano” (léase, atlantista), perpetrado el 11 de diciembre, con 6 misiles ATACMS de fabricación estadounidense, esta vez, contra el complejo fabril aeronáutico de Taganrog (de la Oficina de Diseño Beriev), en el oblast de Róstov.
En dicha instalación se fabrican los hidroaviones a reacción Beriev Be-200 —ideales para la lucha contra incendios—, y se hacen las conversiones especializadas de los transportes Ilyushin Il-76 en los AWACS Beriev A-50, un activo aéreo fundamental en la guerra moderna, en tanto se comporta como un “multiplicador de fuerza” por sus capacidades radáricas de advertencia temprana y de mando, coordinación y control. 1
Lo cierto es que, cuando muchos pensaban que iba a entrar en acción nuevamente el misil balístico de mediano alcance Oreshnik, esta vez los rusos prefirieron resguardarlo para retaliar con andanadas de alta precisión de otros instrumentos contra instalaciones eléctricas y de almacenaje de combustible en el oeste ucraniano. Estos ataques generaron graves daños infraestructurales, que son doblemente preocupantes considerando que estamos en las postrimerías del invierno europeo.
Probablemente la no-utilización del Oreshnik tenga que ver con que se reserva esta super-arma para blancos militares únicamente. Parece ser que existe una “regla no escrita” que si la OTAN ataca infraestructura rusa, entonces Rusia devuelve simétricamente el golpe.
El 19 de diciembre, en un acto de desquiciado desafío muscular, el ariete ucraniano se prestó a la utilización de misiles balísticos ATACMS y misiles de crucero Storm Shadow de largo alcance contra objetivos puramente militares en Briansk.
La respuesta rusa llegó dos días después y fue tanto novedosa como aterradora: lanzaron un único —y hasta entonces desconocido—, misil balístico hipersónico denominado Oreshnik, con ojivas vacías (¡ni siquiera convencionales!) para golpear un importante sitio de producción de armas en Dnipropetrovsk. El misil portaba seis ojivas de Vehículos de Reentrada Independiente Múltiple (MIRV), que provocaron seis tormentas separadas de fuego y metal fundido. Solamente la velocidad cinética generó esos daños. ¿Imagínense si portaban núcleo de uranio fisionable? ¡Se trataba más de una respuesta política que de una militar! ¡Observen, impávidos occidentales, mis esteroides superiores!
Que Rusia haya dirigido ahora su contragolpe “convencional” contra instalaciones eléctricas en el oeste ucraniano, también tiene metamensaje: obliga a la festejante-de-guerras-ajenas Europa a “compartir sus fuentes de energía” para abastecer a Kiev de electricidad a través de interconectores transfronterizos (ocasionando problemas de abastecimiento o de encarecimiento).
Por otra parte, ya marca una impronta relativamente reciente: el mando ruso eligió devolver golpe por golpe, aunque con mayor intensidad y en áreas antaños vedadas, como la infraestructura civil. Si aplicamos caprichosamente la máxima de Marshall McLuhan “el medio es el mensaje”, comprenderemos que cualitativamente hablando no es lo mismo aplicar un arma que otra. La llegada impetuosa del Oreshnik puso a más de uno los pelos de punta. Lanzado desde Kapustin Yar, en la región de Astracán, implica que desde la retaguardia lejana puede impactar las capitales europeas de París, Londres, Berlín o Roma con relativa facilidad. Por lo tanto, dosificar parece ser la acción requerida. En este caso, Rusia parece haber elegido responder, pero “bajando la tensión”, utilizando una “respuesta tibia” por sobre una “refutación caliente”. Utilizar el sistema Oreshnik indiscriminadamente como si se tratara de un “loose cannon” no tiene que ver con el estilo ruso ni con el propósito de esta guerra (que no es, como opinan algunos iletrados, invadir Ucrania para relanzar el Imperio Ruso o destruir la ‘civilización occidental’ (como advierte Soros), sino evitar la conformación de una Ucrania rusófoba y belicosa en sus fronteras, que por eso los objetivos iniciales eran la “desnazificación” y la “desmilitarización”… y lo siguen siendo). 2
Allá por 1983, el film The Day After planteaba una rápida escalada bélica (convencional) entre las fuerzas de la OTAN y el Pacto de Varsovia que derivaba rápidamente en un intercambio nuclear entre Estados Unidos y la URSS. La acción se centraba en Kansas City, Missouri, donde justamente se hallaba —en aquella época—, la base Whiteman, que albergaba los misiles intercontinentales con ojivas nucleares Minuteman III del 351st Missile Wing. Veíamos fascinados partir estos inmensos misiles hacia sus destinos soviéticos. Pero adivinábamos a la vez que pronto vendría el vuelto. Rápidamente quedaba en evidencia el sinsentido de la destrucción total, cuando aquellos “desafortunados” que no se habían evaporado por el inmenso calor de las detonaciones, sufrían una dolorosa muerte lenta producto del “invierno nuclear”.
No sé si en Moscú tendrán en mente las imágenes de esa película, o tendrán fresco en el recuerdo el extraordinario grado de tensión nerviosa vivido verdaderamente durante ese año 1983 (ver epígrafe de arriba), pero al menos la dirigencia rusa tiene perfectamente en claro de qué se trata cuando se habla de “fuego nuclear”. A pesar de las advertencias y los cambios doctrinarios, es evidente que no quieren generar malinterpretaciones y juega esporádicamente esa carta como si se tratase de un ladrido con exhibición de dientes, dependiendo el grado de belicosidad y bravuconería occidental.
Pero hablemos también de otro «Día Después», no vinculado, al menos por ahora (nunca se sabe), con el inclemente poder destructor del átomo. Mientras la guerra en Ucrania se niega a amainar y el atrevimiento de la casta neoconservadora (la misma que casi llevó a Reagan a la guerra total en 1983) no cesa, en Siria, que de ninguna manera carece de importancia (dado que es el nexo natural al escenario del Mar Negro), se van “acomodando los melones”. 3
Sería de suma utilidad lograr una declaración o al menos sonsacar una idea al exiliado Bashar al-Assad para aclarar la impresionante celeridad con la que cayó su gobierno —que supo resistir valientemente 12 años de hordas yihadistas, bombardeos aleatorios israelíes, aislamiento internacional y sanciones económicas inescrupulosas—, para echar luz definitiva sobre el fenómeno.
Pero a estas alturas pocos pueden dudar —o si se quiere, muchos pueden sospechar—, de que se trató de un acuerdo de la alta comandancia del Ejército Árabe Sirio, probablemente también con dirigentes medios del Partido Baaz, con las facciones yihadistas apoyadas por Turquía y Occidente en general.
Es verdad que la «dictadura» de Bashar estaba atravesando situaciones de extenuación en diversos planos, desde la primordial cohesión interna hasta la lentísima recuperación económica. Es verdad, asimismo, que los apoyos militares rusos e iraníes habían flaqueado sensiblemente, aunque aún seguían estando allí con un poder residual nada desdeñable. También es cierto que Hezbolá tenía sus propios problemas en el enfrentamiento directo con el ejército israelí en el sur del Líbano, sufriendo el descabezamiento de su dirigencia y altísimos costos en cuestiones de operatividad (aunque no estaba derrotado ni mucho menos).
Todo esto mermó la capacidad organizativa y de defensa del gobierno central, y dejó a la luz vulnerabilidades y debilidades. Hablé de ello en mi artículo «Cayó Siria», al que pueden re-visionar.
Ahora bien, también es verdad que el gobierno sirio aún tenía control sobre el 65% del territorio, que había ido recuperando con sumo esfuerzo desde los angustiantes días de 2015, cuando apenas dominaba esporádicamente una mínima franja occidental y tenía combates tan cercanos como en el cinturón externo de Damasco. Vale decir, el gobierno sirio pasó por situaciones extremadamente peores que la caída de Alepo del 30/11/2024, que generó esta suerte de indetenible “efecto de simpatía”, y ni así abandonó la lucha. 4
Es más: el 26 de mayo de 2021 se celebraron elecciones presidenciales en Siria, ganadas rotundamente por Bashar al-Assad. Su elección fue más un canto de celebración de la victoria nacional sobre las agresiones externas que una postura política. Se le agradecía a Bashar su valor y tenacidad; no permitir que el yihadismo islámico destruyera el estilo de vida del pueblo.
La República poseía aun una fuerza aérea suficientemente flexible que podía ocasionar severos daños a las tropas islámicas, que carecían de cobertura aérea. Inclusive, hacía relativamente poco, había desarrollado maniobras conjuntas con la guarnición rusa en Latakia, justamente, en previsión de reforzar la zona norte del país, lo que parecía a la vez marcar cierta recuperación de cuadros humanos, de su inventario y la calidad de entrenamiento de la Fuerza.
Y por supuesto, todavía contaba con 250000 hombres, que eran la fuerza activa del Ejército Árabe Sirio, que si bien no tenían la flor y nata tecnológica en materia de armamento, bueno, numéricamente no eran una fuerza menor (máxime cuando se enfrentaban a no más de 50000 yihadistas, siendo generoso). Con un liderazgo férreo y decidido, y con voluntad de lucha, no es tan fácil abatir un grupo consolidado tan cuantioso, que encima, tiene brigadas blindadas y artillería pesada, y una experiencia en combate de ¡12 años!
A ese ejército profesional, súmesele las milicias pro-Assad, como la Milicia Liwa al-Quds (palestinos reclutados del campo de refugiados Neirab), la Brigada Baqir (sirios chiítas ligados a la tribu Al-Baggara del Éufrates), y diversas milicias chiítas provenientes de Líbano, Afganistán e Irak.
No obstante, es importante señalar (y machaco con este punto) que la victoria lograda en la «Guerra Civil Siria» no fue por aplastamiento, sino por agotamiento, y se logró tras una serie de batallas ganadas (Alepo, Daara, Palmira, Homs, Hama) que dejaron desarticuladas —pero no del todo derrotadas—, a las diversas facciones afiliadas a Al-Qaeda, apoyadas por Turquía y los servicios de inteligencia occidentales, y al Frankensteiniano Estado Islámico, que si bien no era impúdicamente apoyado por Occidente, increíblemente nunca tenía entre sus intereses combatir a las tropas estadounidenses afincadas en Siria, ni lanzaba mensajes intimidatorios hacia el sionismo israelí, ni mucho menos se debatía una relación de “difícil convivencia” con esos actores.
Para hacerse una idea de la geografía política, observen el mapa de las gobernaciones sirias (previo a este descalabro), con sus respectivas capitales provinciales, las bases rusas de Tartús y Latakia, y la posición de Damasco, al suroeste, cerca de la frontera libanesa. El mapa fue obtenido de la excelente publicación EOM:
Ahora vean el «mapa situacional de fuerzas» en Siria, previo al reciente desmoronamiento del gobierno de Assad:
Los grupos «rebeldes» afincados en la provincia de Idlib, al noroeste del país y colindante con Turquía, estaban protegidos por las fuerzas armadas turcas y eran parte de un acuerdo (Acuerdo de Astaná de 2018) entre Turquía, Rusia e Irán en pos de la “pacificación” de Siria, por el cual se abogaba por conversaciones entre el gobierno central (Bashar al-Assad) y esta “oposición moderada” (que por supuesto, nada había tenido ni tenía de moderada, más bien era profundamente radicalizada).
En Idlib reinaba Hayat Tahrir al-Sham (HTS u Organización de Liberación del Levante), un grupo islamista sunnita, emanado de la Hermandad Musulmana y afiliada a Al-Qaeda, involucrado desde el génesis mismo de la «Guerra Civil Siria». Durante ese transcurso, adoptó diversos nombres, aunque la facción iniciática fundamental fue Jabhat (o Frente) al-Nusra. Es oficialmente considerada una organización terrorista (no fue ni era, me refiero al tiempo presente) por la ONU, la Unión Europea, Estados Unidos, Rusia, Turquía y otras naciones… pero tras su reciente triunfo, sus “autoridades” fueron rápidamente reconocidas por todos esos países, excepto Rusia. Aunque nunca admitido, este grupo era soportado, entrenado y financiado especialmente por la Turquía de Recep Erdoğan.
Es importante señalar que el Estado Islámico (ISIS), que dominó durante mucho tiempo gran parte del territorio sirio, incluyendo bazas importantes como Deir Ezzor, Raqa, Palmira, y el sur de la gobernación de Hasaka y el este de la gobernación de Alepo, y que fue prácticamente exterminado para 2018-2019, tiene representación en Hayat Tahrir al-Sham, por lo que no sorprenderá ver entre sus huestes a yihadistas con parches de la tenebrosa bandera negra.
Por otra parte, zonas de las gobernaciones de Idlib, Alepo, Raqa y Hasaka estaban ocupadas por el llamado Frente de Liberación Nacional (FLN), una coalición armada formada en 2018 como una alianza de facciones respaldadas principalmente por Turquía. El elemento fundamental de dicha coalición es el Ejército Libre Sirio o Free Syrian Army, compuesto por renegados y traidores del Ejército Árabe Sirio.
Finalmente, en la zona norcentral y noreste se encuentran las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias (FDS o SDF, en inglés), lideradas fundamentalmente por las Unidades de Protección Popular o YPG [Yekineyén Parastina Gel] de origen kurdo (aunque también hay asirios y yazidíes). Esas fuerzas forman una categoría única y excepcional: no pueden ser catalogadas como aliadas de la República Árabe Siria de Bashar al-Assad, pero tampoco pueden ser tildadas de colaborar con los grupos yihadistas. Su objetivo es lograr (en principio) una región autónoma, conocida coloquialmente como Rojava. Pero su propósito final es lograr un Kurdistán independiente, uniendo la zona iraquí y la suroriental de Turquía.
Las YPG son apoyadas fuertemente por Estados Unidos e Israel. De hecho, cuando en 2017 recuperaron la ciudad de Raqa, expulsando al Estado Islámico, lo hicieron con el inestimable apoyo aéreo de la USAF, que atacó las caravanas sunnitas islámicas para facilitar el asalto terrestre kurdo. 5
Ahora bien, hete aquí mis preguntas:
- ¿Cómo es posible que un ejército profesional, con mandos naturales, con dirección política y con apoyo aéreo moderno proveniente de Rusia y asesoramiento iraní, más variadas milicias de apoyo, no pudiera enfrentarse mínimamente a facciones de distinto color político y objetivos divergentes?
- ¿Cómo es posible que Bashar al-Assad no haya articulado una alianza con los kurdos, bajo el “enemigo común turco”, para atenazar a las fuerzas provenientes de Idlib?
- ¿Cómo es posible un derrumbe tan “espontáneo” en 13 días, si en prácticamente 13 años no pudieron vencerlo fuerzas sensiblemente mayores?
- ¿Por qué las aeronaves rusas, que para fines de noviembre bombardeaban a los yihadistas, luego decidieron que era en vano y no hicieron más misiones?
- ¿Por qué Turquía pateó el tablero de Astaná? ¿Por pura “debilidad” sirio-ruso-iraní? ¿O hubo algún otro motivo que lo impulsó? (como un entendimiento con Israel…)
- ¿Es posible que haya habido también un “acuerdo en las sombras” entre Moscú y Ankara? ¿El “respeto” de los perímetros en Latakia, Tartús y la embajada rusa en Damasco nos sugiere algo en ese sentido?
- Si Moscú le quitó la mano a Bashar al-Assad… ¿Por qué entonces lo acoge en el exilio? ¿Por qué no se desentendió de su persona y no lo entrega? ¿Acaso ignora el peligro de quedar ‘pegado’ a su figura mientras sus tropas aún están basadas en ese terreno?
Todas estas preguntas —y muchas más que no me vienen ahora en mente—, no tienen una respuesta unívoca y certera. Pero todo indica que el colapso del gobierno obedece a una cuestión interna —¿un golpe encubierto?— mucho más que a una amenaza externa. Las fuerzas yihadistas, los kurdos, las facciones 100% proturcas, los rusos, la base estadounidense de Al-Tanf ubicada en el punto tripartito jordano-sirio-iraquí y las decenas de bases americanas diseminadas en Rojava, han estado allí presentes desde que la guerra se ha ido apagando. Y sin embargo, existía una —digamos—, paridad estratégica que todos medianamente respetaban. Tu no me molestas a mi, yo no te molesto a ti. Cada uno en su lugar y «Taza, taza, cada cual a su casa». Incluso las operaciones militares turcas «Escudo de Éufrates» (agosto de 2016), «Rama de Olivo» (enero de 2018) y «Manantial de Paz» (octubre de 2019) fueron admitidas por Rusia, en tanto y en cuanto quedaran circunscriptas a operaciones de seguridad contra los kurdos (o ISIS).
Es importante señalar que es imposible que la inteligencia rusa e iraní no conocieran de un ataque yihadista sobre Alepo. Este tipo de operaciones no se realizan de la noche a la mañana. Su planificación y entrenamiento demanda meses. Asimismo, en la comunidad de inteligencia todos conocen los canales secretos de armamento: quiénes proveen, a quién y por dónde. Es casi imposible que no haya filtraciones.
A la vez, en el mundo diplomático, todos sabían de las incongruencias surgidas de las conversaciones entre Bashar al-Assad y Recep Erdoğan. El turco demandaba «autonomías» para las regiones de sus protegidos; el sirio las denegaba constantemente y solicitaba a cambio que regresar a la normalidad implicaba que Ankara retirase sus tropas, y su protección, del norte de Siria
En realidad, Bashar pensaba correctamente: las autonomías exigidas por Turquía eran un paso previo a la anexión. De hecho, ya había turquizado esas zonas, por ejemplo, imponiendo la lira. Idlib se encuentra entre los territorios reclamados por los turcos desde la época del «Juramento Nacional» de 1920. Conservar esos territorios (e ir por más) es un paso hacia la restauración del esplendor otomano. 6
Para poner paños fríos, Moscú intentó reeditar, sin éxito, (una versión aggiornada de) los Acuerdos de Seguridad de Adana de 1998. En dichos Acuerdos, la Siria (bajo Hafez al-Assad) renunciaba a ayudar al PKK —Partido de los Trabajadores del Kurdistán, creado en Turquía por Abdullah Öcalan, que era en aquella época una organización prosoviética—, y autorizaba el ejército turco a penetrar hasta 5 kilómetros en territorio sirio para eliminar la artillería kurda en caso de ataque de esta última contra Turquía.
Vale decir, Turquía ya había demostrado su disposición a lograr algunos acuerdos ventajosos, y blandía la posibilidad de hacer alguna que otra demostración de fuerza utilizando sus aliados yihadistas. Pero eso…
¡No explica la masificada y sorpresiva inacción de las fuerzas armadas y de seguridad sirias! ¿Acaso los yihadistas se encontraron una oportunidad de oro para continuar hacia el sur?
Desde el 27 de noviembre hasta el 8 de diciembre, casi ninguna unidad siria opuso resistencia. Los yihadistas, muy bien organizados por cierto, que tomaron Alepo prácticamente sin oposición —y sabemos lo difícil que es capturar una ciudad medianamente organizada para la defensa—, se encontraron con la sorpresa de que tenían el camino allanado hacia Damasco por la carretera M4 y M5, que conectan Alepo-Latakia y Alepo-Hama-Damasco.
Curiosamente, en el momento en que ocurrían los acontecimientos, tenía lugar una Cumbre sobre Siria en Doha, con la participación del Grupo de Astaná (Turquía, Rusia e Irán) y países árabes (¡excepto Siria!). Esta parece haber sido la «cocina» de un acuerdo, donde los turcos, probablemente munidos de un previo trato secreto o tácito con los israelíes, tenían mucho que ganar. Todo haría sospechar (no tengo pruebas, pero probablemente tenga confirmaciones en los sucesos venideros) que allí se pactó la sustitución de Bashar al-Assad. Y que altos mandos de las fuerzas armadas sirias y altos dirigentes políticos, que no ofrecieron ninguna resistencia al yihadismo, fueron conversados para que se sumaran a la propuesta turca de un «Gobierno de Transición». Los rusos no estuvieron de acuerdo pero (como dijo Putin en una entrevista a la Agencia Fars) “si el Ejército sirio no lucha, tampoco arriesgaremos las vidas de nuestros soldados”. Quizás por ello las aeronaves rusas dejaron de bombardear a los yihadistas, y no se comprometieron en sorprenderlos en las carreteras M4 y M5, donde hubiesen sido aniquilados. Pero la inactividad de Rusia no implica su rendición. Tal vez hasta puso condiciones para no bombardear… Debe preservar sus intereses en la zona, y por ello no puede ni debe dejar caer su base aérea en Khmeimim y su base naval de Tartús. Ante la imposibilidad de mantener una posición principista al lado de un gobierno que se autoboicotea, Rusia terminó volcándose por una solución pragmática que respetara sus intereses en el Mediterráneo Oriental, estableciendo contactos y “nuevas condiciones” con el enemigo. Pero solo los días venideros nos dirán si esos bastiones son efectivamente sostenibles…
¿Habrá podido interceder en algo Irán? Aun no lo sabemos. Por ahora parece ser el gran perdedor, viéndose del derecho y del revés. Pero quizás le den una participación en el futuro gasoducto Qatar-Turquía… y paso a explicar.
Qatar, que durante toda la guerra inspiró el yihadismo salafista en Siria para derrocar al régimen alauita, y que ahora era (casualmente) la sede de la Cumbre en Doha, podría ser un gran ganador de la salida de Bashar. No olvidemos que su negativa a aceptar el gasoducto Qatar-Turquía fue uno de los principales motivos de la guerra. Este proyecto, que data de 2009, con una inversión de 10 mil millones de dólares y una longitud de 1500 kilómetros nunca fue abandonado, sino más bien, pospuesto. Surge de los yacimientos gasíferos de South Pars/North Dome de soberanía qatarí-iraní, atraviesa Arabia Saudita, Jordania, Siria y Turquía, y desde allí conectaría con Europa. Esta iniciativa ha enfrentado varios obstáculos geopolíticos. Rusia se negaba fuertemente a su construcción porque afectaba su propio suministro energético hacia Europa. Pero la realidad es que la guerra en Ucrania ya afectó de manera determinante dicho suministro (inclusive, con sabotaje al Nord Stream mediante). En 2021, Europa importaba 40% de la energía a Rusia. En 2023, apenas el 8%, según datos del Consejo Europeo. 7
El propuesto «Gasoducto Islámico», que iba a provenir desde Irán pasando por Irak y Siria, era una alternativa barajada por Bashar al-Assad (apoyada por Rusia), pero que nunca pudo siquiera pasar del boceto.
Ese canal alternativo, potenciaba a Irán, a Irak y a Siria. Para las élites sionistas de Tel Aviv / Washington no era lo mismo, porque enriquecía las economías del Arco Chiíta y podía elevar a Irán a niveles de potencia regional (por ello empezó a azuzar el “asunto nuclear”, con el fin de generar un “cóctel de sanciones” contra Teherán). Y por eso Israel siempre apoyó la devastación yihadista de Siria…
Es importante entender que detrás de toda gran fortuna existe un crimen, como decía Honoré de Balzac.
De esta manera, Turquía vuelve a posicionarse como una potencia regional con posibilidad de: (1) destruir la Rojava y potencialmente aniquilar para siempre los sueños de un Kurdistán independiente, (2) convertirse en el mayor hub de redistribución gasífera de Europa, con el poder de tránsito que ello provoca y (3) asimilar territorios del norte de Siria dentro de la República de Turquía, consolidando el proyecto neo-otomano.
De mientras, Israel avanzó en una nueva «zona de seguridad». Si esta fuera tan sorprendentemente porosa como la del 7 de octubre de 2023, no serviría de nada. Pero dudo que ese hecho misterioso vuelva a repetirse. A los usurpados Altos del Golán (desde 1967), Israel está adicionando un búfer adicional de varios kilómetros, que anexionará, por supuesto no legalmente (da lo mismo para Tel Aviv, pues siempre confió en su posición de fuerza y en la impunidad que le dan sus élites infiltradas), y poniéndose a tiro de Damasco (apenas a 25 kilómetros), ocupando el estratégico Monte Hermón.
Asimismo, ha emprendido una campaña rápida y demoledora de destrucción de instalaciones y arsenales residuales de las Fuerzas Armadas Sirias. Incluso devastaron la flota de combate amarrada en Latakia.
Paralelamente, las facciones islamistas que ahora se florean por Siria, están cometiendo atroces asesinatos y vejaciones, como era de prever, ante la narrativa falaz, mentirosa y estupidizante de la MassMedia occidental, que convierte a estos verdugos cortacabezas en cultivados demócratas.
Las minorías chiitas y cristianas están siendo ya mismo asesinadas, brutalmente golpeadas u obligadas a convertirse al Islam [sunnita] bajo amenaza de muerte. Cabe destacar que estos derechos básicos al culto y a la identidad cultural NO eran horriblemente cercenados en la «dictadura» alauita de Bashar, pero sí en esta especie de «renovada democracia» salafista.
En resumidas cuentas…
Siria está convirtiéndose en tierra de todos y de nadie. Turquía parece tomar grandes posiciones ventajosas, abriéndosele la posibilidad de anexionar territorios y combatir a los kurdos, si es que Estados Unidos e Israel les sueltan la mano (no sería la primera vez, además). Allí se percibe una puja importante porque históricamente Israel y Estados Unidos no simpatizan con las ambiciones turcas (y menos aún con Erdoğan al que quisieron asesinar en 2016), pero necesitan de sus intervenciones en el mundo islámico.
Es dudoso, de todas maneras, que Estados Unidos se retire de Siria, por lo que los kurdos, donde básicamente están amparados, serán su escudo y excusa. En cuanto a Al-Tanf, hasta es probable que expandan la base, enlazando las zonas israelíes con las bases americanas en Irak. Además, Biden ya ha anunciado un levantamiento de sanciones a “Siria” (o sea, a la entidad remanente, ahora gobernada por facciones fanatizadas) para apoyar la reconstrucción.
Israel saca partido y corta el vínculo —ya bastante difícil de sostener—, entre Hezbolá y Teherán. De esta forma, merma sensiblemente el poder de Irán en la zona, quitándole adherencia geoestratégica, y condena a Hezbolá a una próxima muerte (¿alguien cree que ahora se mantendrá la tregua en el sur del Líbano?).
Rusia está en serios aprietos en doble sentido: primero, por más acuerdos que haya hecho en Doha, sus bases están en situación insostenible. Dudo mucho que las pueda mantener y dudo mucho de la palabra turca o de cualquiera de sus infames representantes sobre el sostenimiento de garantías, se cumpla. Lo más probable es que tengamos novedades en las próximas semanas y Rusia deba realizar una urgente retirada. Por lo pronto… ya se ven reagrupamientos urgentes en Tartús, donde se dice que buques de carga como el Sparta II y el buque de desembarco Alexander Shabalin están desplegados para la retirada. También se han visto, inusualmente, aviones de transporte Antonov An-124 e Ilyushin Il-76 en Khmeimim, lo cual no es una buena señal.
El «Sunnistán» está en marcha. Probablemente, como dije en el artículo anterior sobre el tema, se forme una especie de República Islámica de Siria (no un Califato) que mantendría gran parte de la integridad territorial de la antigua República Árabe. Esto es porque a Occidente les encanta el “formato republicano” y da apariencia de democracia. ¡Pero ojo! Hay muchas contradicciones en los grupos que han tomado el poder, incluso dentro de cada grupo, dado que existen facciones de diversos países (mercenarios) involucrados (como los uigures chinos, por ejemplo). Y asimismo, no van a tardar en armarse grupos chiítas insurgentes. Y aún están los kurdos…
Algunos hasta hablan de la posibilidad de que la República Islámica de Irán haga una campaña militar hacia el oeste, hacia Irak y Siria. Esto es altamente improbable, por cuestiones de recursos, pero fundamentalmente, por cuestiones de estrategia. Si Irán sale de “su cueva” entonces perdería consistencia y poder. Pero toda esta situación acongojante podría volcar definitivamente a Irán por el enriquecimiento de uranio y por su conversión en una flamante potencia nuclear.
Pues miren esto:
Desde esta tribuna insistí siempre que el objetivo israelí era destruir “por fases” la Media Luna Chiíta y el Eje de Resistencia, para luego, finalmente ir por Irán. También sostuve que no lo podría hacer en solitario, sino con la intervención masiva de las fuerzas estadounidenses. Hamás está destruido. Hezbolá, que intervino en favor de los palestinos, está descabezado y ahora bajo un proceso de muerte lenta. Siria acaba de desfallecer. Se viene Irak —semi ocupado por Estados Unidos y los kurdos—, y luego, el premio mayor, los iraníes. Nótese la tapa anticipativa de la revista: habla de cazas estadounidenses apresurándose hacia Irán. ¿Acaso Donald Trump, ese que acabaría con las guerras, se prestará a los sueños húmedos sionistas y emprenderá una campaña inmisericorde contra Irán?
¿Qué actitud tomarían Rusia y China si esto sucediera?
Respecto de China: si en algún momento quiere sacar chapa de gran potencia en serio, entonces va a tener que derramar sangre y hablar el idioma del poder. Por supuesto, China tiene una gran habilidad diplomática y comercial, pero eso no es suficiente. Penosamente, se necesita la intervención militar en algunas circunstancias.
Siria era firmante de la Iniciativa de la Franja y la Ruta desde 2022, y para China esto albergaba una potencialidad enorme en su salida al Mediterráneo. Por supuesto, el asalto yihadista y el episodio golpista encubierto actual echó por tierra esas ambiciones. ¿Habrá tenido algo que ver esto en el rechazo de Xi Jinping de ir a la asunción de Donald Trump? Lo cierto es que, para China, la preservación de Irán —con la cual tiene una asociación estratégica y son miembros de la OCS—, cobra una importancia aún mayor.
En el asunto sirio, todavía, no está nada dicho. Solo sabemos e inferimos algunas cosas de «El Día Después».
(Por: Christian Cirilli/Tomado de su blog La Visión)
- Un AWACS (sigla de Airborne Warning and Control System) es un tipo de avión militar equipado con un avanzado sistema de radar y sensores diseñado para la vigilancia aérea, el control de misiones y la gestión del espacio aéreo en operaciones militares. Estos aviones desempeñan un papel crucial en la detección de amenazas, coordinación de fuerzas y protección aérea en conflictos y misiones estratégicas. ↩︎
- La expresión loose cannon es una metáfora en inglés que describe a una persona impredecible, impulsiva o incontrolable, que puede causar problemas inesperados o incluso desastres debido a su comportamiento errático o falta de control. ↩︎
- En América Latina hay un dicho popular que dice “Los melones se acomodan solos mientras el camión va andando”. Esto significa que “el movimiento” (el mero transcurrir, la acción inherente) elimina el desorden o descontrol inicial y las cuestiones relativas a la incertidumbre, dando muestras de la inevitabilidad de un nuevo orden situacional resultante. ↩︎
- El efecto de simpatía explosivo es un fenómeno que ocurre cuando un cartucho detona e induce la explosión de otro cartucho cercano. Este fenómeno puede repetirse, lo que puede causar una serie de explosiones que liberan energía y dañan el entorno. ↩︎
- Los yazidíes fueron un grupo muy diezmado y esclavizado por el Estado Islámico, fundamentalmente en la región de Nínive, Irak. ↩︎
- No es la primera vez que Turquía anexionaría territorios. En 1974, mediante la «Operación Atila», invadiría la zona oriental de Chipre, instalando la “República Turca del Norte de Chipre” ¡Y contra un “aliado” de la OTAN! (Grecia) ↩︎
- El año 2009 es fundamental porque en dicho año surgió la disputa entre Gazprom (Rusia) y Naftogaz (Ucrania) sobre los precios del gas natural y las tarifas de tránsito, marcando uno de los momentos más críticos en las relaciones energéticas entre ambos países. Esta crisis provocó interrupciones en el suministro de gas a Europa durante el invierno. Ese año se proyectó el gasoducto desde Qatar hacia Europa… que atravesaba Siria. También se proyectó el gasoducto Nabucco desde Azerbaiyán. ↩︎