Para Camilo, una flor

Para Camilo, una flor
Para Camilo, una flor

Las manos tiernas lanzan las flores al agua. Esta vez el mar se resiste a cogerlas, la impertinente brisa amenaza con devolverlas, pero ellos persistentes no cejan en su empeño de que el amor en forma de rosas llegue a la profundidad del océano, ese mismo que cobija en algún sitio los restos del Señor de la Vanguardia.

La mayoría ha escuchado hablar de Camilo, es imposible que no conozcan al hombre del sombrero alón y la sonrisa franca. Los más pequeños lo desempolvan en los inmortales versos de Mirta Aguirre que lo descubren como el «capitán tranquilo, paloma y león». Los más grandecitos insisten en contar que es el Héroe de Yaguajay, el gran amigo del Che, el que nunca se enfrentó a Fidel ni siquiera en la pelota.

Para Camilo, una flor

Todos tienen visiones diferentes, más infantiles o más cercanas a la historia de Cuba. Sin embargo, todos coinciden en un punto en común cuando resaltan por encima de todo su valentía y alegría.

De Camilo pudieran decir muchas cosas: que protagonizó la invasión de Oriente a Occidente, que condujo como nadie la batalla de Yaguajay, que fue un león en la Sierra y aún así nunca perdió su picardía, aún en los momentos más duros.

No obstante, los niños prefieren recordarlo como el héroe que ríe, así lo describen algunos inconscientemente. Quizás les falten las palabras precisas para decir que en él se resumen la cubanía, la jovialidad que no van separadas de la rebeldía y la fiereza al defender el suelo de la patria, del amor por la tierra, del sentimiento de justicia, soberanía y paz.

Para Camilo, una flor

No sé equivocó Fidel al decir que en el pueblo hay muchos Camilos. Son esos que inspirados en la estirpe del Capitán se sobreponen cada día a los obstáculos sin perder la frescura y la sonrisa.

Camilo partió demasiado pronto, en la misma flor de su juventud. Un mal tiempo lo sepultó en el mar el 28 de octubre de 1959, a tan solo unos meses del triunfo de la Revolución. Murió como decimos por aquí, «con las botas puestas» en el cumplimiento del deber. Cada 28 de octubre cuando el mar se cubre de flores, Cuba vuelve a ver reír a Camilo, ese que no por gusto es la imagen del pueblo.

Lea también

Recomendado para usted

Foto del avatar

Sobre el autor: Jessica Acevedo Alfonso

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *