La Nota Gamer: Monster Hunter y la necesidad de jugar con amigos
Los gamers cubanos siempre hemos padecido de una manera u otra de falta de conectividad. Aún recuerdo cuando teníamos que cargar con nuestras computadoras de mesa para la casa de ese amigo donde nos reuníamos para jugar Starcraft o Call of Duty mediante una conexión LAN, por cable.
Con el tiempo aparecieron otras opciones más funcionales, y menos pesadas, como las consolas portátiles, las redes piratas, las laptops y los puntos de acceso, y finalmente los versátiles teléfonos inteligentes. Se valía todo para jugar con alguien más, porque a la larga de eso van los juegos.
Hace unos meses, cuando visitaba mi pequeño pueblo natal para ver a mis padres y a mis amigos de la infancia, resulta que estos últimos habían encontrado una manera de los más entretenida para pasar los apagones, el Monster Hunter.
Mediante simuladores pirata lograban correr diferentes versiones del título que originalmente eran exclusivas de Nintendo DS y de la Playstation portátil. Aunque lo más importante es que podían conectarse entre ellos y progresar juntos.
En Monster Hunter, a grandes rasgos, creamos a nuestro personaje y automáticamente nos unimos a un gremio de cazadores que se dedican a derrotar a enormes y violentas criaturas que ponen en peligro el equilibrio del ecosistema. Justificación suficiente para pelearnos con cuanto monstro colosal se nos ponga delante.
Con los enemigos derrotados podremos luego mejorar nuestras piezas de equipo y armas. El combate constituye la piedra angular del juego y nuestro éxito dependerá de que lleguemos a dominar a plenitud el estilo que escojamos.
El tipo de armamento que elijamos emplear nos dará un grupo de sets de movimientos, combos y ataques especiales a los que deberemos sacar el mayor provecho posible. Estas también influirán en que área del cuerpo de la criatura haremos más daño al atacar.
El juego se puede jugar perfectamente solo, pero como diría uno de mis amigos: “Cazar en grupo siempre es mejor”, y cuanta razón tenía. Los combates con amigos son una locura, donde cualquier cosa puede ocurrir y el caos está a la vuelta de la esquina.
Las criaturas forman una parte especial del lore de la obra y llegaremos a admirar algunas por su diseño y a temer a otras por su dificultad. A mi grupo, en particular, nos quitó el sueño una especie de dinosaurio con forma de pepinillo, llamado Devilhjo, una experiencia compartida por la mayoría de la comunidad de jugadores del Monster Hunter.
Al final, mis amigos no tuvieron que convencerme demasiado para copiarme el juego para mi teléfono y sumarme a las partidas de caza, con el celular en mudo y con el brillo bajo para ahorrar batería. La bulla, no obstante, la poníamos nosotros.
Antes de concluir esta nota gamer, tengo que aclarar que en Cuba muchos recurren a la piratería de juegos porque no nos queda otra forma de acceder a estos. Este tipo de prácticas afectan a los creadores de videojuegos porque no perciben ingresos, pero al no tener presencia de esta industria en nuestro país, no nos queda otro remedio.
Por eso copia tu Monster Hunter como puedas y disfruta de la aventura en compañía de tus amigos “turbeadores”. Porque si algo han logrado los videojuegos en Cuba, es conectar a la gente.