Postales Matanceras: El misterioso caso de la dama de negro
En la mañana del viernes 16 de agosto de 1901, una elegante señora de centellantes ojos negros y cabellera azabache descendió del tren de la Bahía, en la ciudad de Matanzas. Tomó un coche conducido por Abraham, conocido como El Jorobado, y le ordenó que la condujera a un hospedaje barato. El cochero la llevó a la fonda La Perla, en Gelabert no. 111.
Al mediodía, la forastera, que dijo nombrarse Carmela Pérez, solicitó agua fría y una taza de café; además, papel y tinta.
Sobre las ocho de la noche, el dueño del lugar envió un dependiente para ver si la mujer necesitaba algo. Como este no había obtenido respuesta luego de llamar a la puerta largo rato, decidieron avisar a la policía.
Con la presencia del juez Mojarrieta y el doctor Quirós, entre otros, derribaron la puerta. Allí encontraron, sobre el lecho, el cadáver ensangrentado de una joven alta y delgada, de tez blanca y pelo negro, que mostraba una herida en el antebrazo izquierdo, con la arteria radial cercenada. Vestía de negro, con saya de alpaca, chaqueta de puntas, medias y zapatos altos.
Junto a ella hallaron frascos medicinales, inyecciones hipodérmicas, un bisturí; así como una enigmática misiva de su puño y letra, dirigida al Juez de Instrucción: “(…) No haga muchas ni pocas investigaciones (…). Como lo he dicho, nadie me conoce ni sabrán de dónde he venido.”
Los periódicos El Correo de Matanzas y El Heraldo Español cubrieron los sucesos. El día 19 se logró identificar a la misteriosa mujer. Se trataba de la pinareña María de la Luz Noriega Hernández, sepultada dos días después de su muerte en el nicho 27 de la segunda galería (derecha), en la Necrópolis San Carlos.
Junto a su esposo, el médico Francisco Hernández, la finada se había incorporado, a principios de enero de 1896 en La Habana, a las fuerzas insurrectas del Titán de Bronce. Llegó a ser capitana del Ejército Libertador y fue llamada, por Antonio Maceo, La Reina de Cuba.
Combatió en Pinar del Río y por último en Las Villas, donde su esposo enfermó y fue remitido a un hospital de campaña en Sancti Spíritus. En este lugar fueron sorprendidos por tropas hispanas, que en su presencia asesinaron a su compañero. Ella fue enviada a la cárcel en Isla de Pinos. Indultada en 1897 volvió a la manigua. Terminada la guerra, contrajo nuevo matrimonio, pero ya se encontraba mentalmente muy afectada.
En febrero de 2019, el Dr. Ercilio Vento lograba identificar el cráneo y un fémur de Luz Noriega, entre los centenares de restos óseos de veteranos de la Guerra de Independencia sepultados en la capilla central de la necrópolis San Carlos Borromeo.
Desde entonces y para la inmortalidad, aquí descansan los restos de la enigmática Dama de Negro, de la Reina, capitana y patriota cubana, María de la Luz Noriega Hernández.
(Adrián Álvarez Chávez y Eduardo Daniel González)