Nostalgias de un mochilero: El Castillo de Monticelo

Nostalgias de un mochilero: El Castillo de Monticelo. Fotos del autor
Nostalgias de un mochilero: El Castillo de Monticelo. Fotos del autor

Una fortaleza puede resistir el asedio brutal de una batalla, sus muros soportarán proyectiles y todas las arremetidas posibles, menos la del tiempo.

Ese es el peor enemigo al que ninguna estructura viviente sobrevive, mucho menos cuando está acompañado de su gran aliado, el olvido. Ahí llega entonces la estocada mortal.

Y esos enemigos han caído con toda su fuerza devastadora sobre uno de los edificios más hermosos que los hombres hayan construido en la urbe más poética de todas.

Y es que nunca alcanzarán las palabras para describir la belleza que cubre al Castillo de Monticelo, una obra construida hace más de un siglo, y que a pesar de las severas transformaciones sufridas aún se percibe la magnificencia del pasado. 

Cuentan que fue el regalo que un hombre rico hizo a su amada, que en esas áreas cercanas al Río Canímar era tanta la riqueza de sus suelos que el ganado en una sola jornada producía miles de litros de leche, que en sus potreros corrían los más bellos alazanes, y que los exteriores estaban cubiertos por hermosos jardines para sumarle más atractivo a tan suntuoso palacete.

Mas, poco hablan hoy del Castillo de Monticelo, de su esbeltez de antaño solo quedan las torres, y su historia se cubre con leyendas de tesoros enterrados y amores prohibidos, ingredientes que siempre aderezan la existencia humana, pero que no han logrado salvar a tan inquietante estructura.

Durante mi visita hace algunos años no pude desentrañar el verdadero origen de semejante palacete, convertido en la actualidad en viviendas familiares, pero sí pude atestiguar que el tiempo, secundado por el olvido, lo devasta todo. Incluso la más imponente belleza, y el más fastuoso de los palacios, como el que un día se erigiera en la Finca Monticelo y del que hoy tan solo queda el amago de lo que fue.

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Sobre el autor: Arnaldo Mirabal Hernández

2 Comments

  1. Arnaldo, para lo único que suelo abrir este sitio web es para leer sus crónicas. Una forma más de explorar en las interioridades y en la historia de nuestra ciudad. Con mucho respeto le sugiero que debe profundizar más en las investigaciones de los artículos. Los pocos lectores que tiene el sitio web del periódico Girón se lo vamos a agradecer. Siempre nos quedamos con las ganas cuando leemos las interesantes historias suyas.

  2. Hola, como esa edificación por mencionar en Matanzas La Antigua Colonia en Versalles, lo que fue la Escuela de Idiomas . La última vez que le pregunté al Conservador dice que pensaban realizar un Museo Africano o de Rumba me pregunto otro más. Pero bueno ni eso, que decir del Palacio de los Matrimonios ya no deseos ni de casarse ahí.
    Así lo que de las ruinas del Antiguo Hotel Balneario de San Miguel de los Baños, en Cardenas la calle Real parece una calle de Gaza, al fin están reparando el Parque Colón y se acabó el plan o el presuesto.

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