La Uneac y la cultura servida en bandeja de plata o de comedor obrero

La Uneac y la cultura servida en bandeja de plata o de comedor obrero

El estómago y el corazón están a menos de una cuarta en tu pecho. Ambos pueden manifestar un hambre bestial. El primero, de lechón, para que te suba la hemoglobina, de calabaza para que te engorde las pantorrillas, de boniato para que te brille el pelo. No obstante, la voracidad del segundo resulta más difícil de complacer. Esa te pide belleza, algo con qué soñar y eso no se sirve ni en plato hondo ni llano, ni en bandeja de plata ni de comedor obrero.

Ahí radica la importancia de la cultura. Esta debemos entenderla en su sentido más amplio y profundo, no solo como las bellas artes clásicas de musas con arpas, como si las guitarras eléctricas no se hubieran inventado; sino como esas pequeñas subjetividades que hermosean la realidad y nos dan un sentido de pertenencia.

La Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), desde su fundación en 1961, busca convertirse en algún tipo de gurú, de guía intelectual y espiritual de la cultura en la Isla. En su aniversario 63, a cumplirse este 22 de agosto, la organización en Matanzas planifica una serie de actividades, a la vez que analiza su funcionamiento y objetivos en un contexto económico en extremo sensible.

La Uneac y la cultura servida en bandeja de plata o de comedor obrero

José Manuel Espino Ortega, presidente de la Uneac en esta tierra donde hay tantas estatuas de mártires como de poetas, comenta que entre las iniciativas planificadas para este aniversario se hallan las pequeñas serenatas diurnas. Es decir, visitarán los hogares de los fundadores de la institución, como las de René Quiroz, o las viudas de los ya fallecidos Idelfonso Acosta o Agustín Drake. Al contrario de la canción de Silvio, ellos no le piden perdón a los muertos por la felicidad, sino que agradecen la felicidad que nos han brindado tanto los vivos como los que ya no están.

El agasajo central se llevará a cabo el 30 de agosto, en el marco de la realización de uno de sus espacios, Café Mezclado, conducido por el Premio Nacional de Edición, Alfredo Zaldívar, y dedicada al poeta Léymen Pérez.

Además de estas iniciativas por su 63 aniversario, se trabaja en el fortalecimiento de sus encuentros habituales, como la peña de narración oral, Te conté, los Miércoles de poesía, el Libro Inédito, entre otros. También iniciarán algunos nuevos como una a cargo de Teatro de Las Estaciones.

Asimismo, pretenden continuar con un trabajo comunitario que han desarrollado en los últimos años, porque el acceso a la cultura no puede definirlo el fatalismo geográfico y el hambre, el de más adentro, no solo deben poder saciarlo los que poseen transporte o los que habitan el corazón de las ciudades. Además de incursiones a áreas periféricas, acompañan más de cerca a entidades como la Dirección de Cultura Municipal, para diseñar una programación más amena y enriquecedora.

A finales del 2024, la Uneac efectuará su décimo congreso. En las asambleas realizadas en las diferentes organizaciones de base han surgido varias inquietudes en las cuales se hace hincapié en estos momentos, explicó Espino Ortega.

Entre ellas se encuentra el régimen tributario de los artista y las dificultades que se han presentado con el proceso de bancarización con los pagos; el libro digital como un reto al no existir la infraestructura para que las editoriales de la provincia se introduzcan en este campo, y la relación turismo cultura.

Este último punto ha sido tema de debate desde años atrás, y en Matanzas adquiere más relevancia por la cercanía de Varadero, el principal polo turístico de sol y playa del país. Se busca ofrecer al visitante un arte cubano genuino y de calidad, y no estereotipos y facilismos; porque sitios así, como el balneario, constituyen una puerta, giratoria, automática como de aeropuerto, de alto cedro, del país.

En estos momentos, Cuba quizá padezca una de las coyunturas financieras, alimenticias, energéticas más complejas que ha enfrentado en más de 60 años de Revolución. Tal vez muchos, cuando llevan una semana a base de arroz y picadillo, cuando no han logrado descansar en la madrugada porque el apagón es como un palito de tender que te junta el párpado con la ceja, puedan pensar que no existan tantos motivos para celebrar. Sin embargo, si además de toda esas dificultades en el sobrevivir diario, nos arrancaran de cuajo los pocos momentos de ocio, de sensibilidad, entonces sí nos quedaríamos vacíos, tanto por fuera como por dentro.

Por ello, en este 63 cumpleaños, probablemente la Uneac no pueda celebrar con todo el oropel que llevaría la institución que aglutina parte de la vanguardia artística e intelectual del país. En vez de eso, se centran en cumplir sus funciones más intrínsecas: la de cultivar, la de deslumbrar, la de regalar un pensamiento como un grano de frijol que se siembra en un algodón.

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