Trabajar sin descanso: un lema mal entendido

Trabajar sin descanso: un lema mal entendido
Trabajar sin descanso: un lema mal entendido. Foto: Tomada de Internet

Sé de un jefe, porque su subordinado inmediato era amigo mío, que ni el día de su boda descansó. A la hora en que todo su departamento lo hacía disfrutando de su luna de miel, de Varadero y de su esposa, él los sorprendió con una serie de mensajes vía Whatsapp. ¿El contenido? Indicaciones de trabajo totalmente postergables, según me contaron. Y eso que era fin de semana, hasta el lunes no había nada que hacer.

Lo alarmante del caso, que en un inicio puede parecer una excepción en la rutina de cualquier directivo preocupado y responsable, era la frecuencia y previsibilidad de esa conducta. Ni siquiera se trataba de alguien meramente obsesionado con mandar: el solo hecho de trabajar era su constante, su existencia toda. Sus antiguos subordinados le desean un poco menos de intensidad, allá donde esté siendo útil en estos momentos.

Hay un término en inglés que lingüísticamente suena hasta bien, con musicalidad y agudeza, y concretiza a la perfección lo que busca definir: workaholic. En español se ha traducido como trabajólico, trabajoadicto o laboradicto; tres formas distintas de entender a esa clase de persona a la cual hace referencia. Cierta vez escuché “síndrome de la vida vacía”, pero me consta que solo como broma pesada de alguien, por más razón que tenga en muchas oportunidades.

No pequemos de ingenuos: hay toda clase de ejemplos y excepciones a una regla. Algunas faenas requieren un grado mayor de sacrificio personalizado, y pienso en actores sociales y políticos de elevada responsabilidad. Sin embargo, aunque el simbolismo social imponga hacerlo en silencio, hasta los presidentes salen de vacaciones por X períodos.

Mientras, la situación económica impone a cada cual un grado distinto de entrega a su ocupación. U ocupaciones, he ahí el pluriempleo, los trabajos ilegales y demás distorsiones del hombre en su trayecto a la realización plena. No todo el que se desgasta en lo que hace se encuentra descontrolado en sus impulsos y emociones; por tanto, el primer error al identificar trabajólicos sería simplificar y adjudicarles la connotación negativa o crítica de la palabra.

Trabajar sin descanso: un lema mal entendido

Quitando el componente digno de admirar que también implica este fenómeno, presente en la humanidad desde que el salario dejó de alcanzar, lo cierto es que fastidia privarse uno mismo del ocio, del tan necesario tiempo para el esparcimiento personal y la recuperación tras todo esfuerzo. A pesar de que no te des cuenta en un primer momento, a la larga tu organismo te advertirá de ese fastidio.

Así sellaron las teorías de autoayuda, que tan de moda se pusieron en el mundo a finales del siglo pasado, las consecuencias negativas del exceso de labor en el ser humano contemporáneo. Bueno, esas teorías más la vieja frase de “todo en exceso es malo”, pues aunque no esté reconocido como una condición médica, existe un elemento de adicción que se detecta al instante.

Imposible romantizar esto cuando uno sabe de gente brillante que a cambio de su abnegación ciega perdió a su pareja, o no le dio tiempo tener una ni cuando su físico estaba en lo más álgido, o se percató de su errado actuar luego de no recibir recompensa alguna en un empleo mal remunerado de años. Otros, incluso enfermos, depresivos, lesionados o en condiciones que claman un mes de licencia a primera vista, se presentan en sus puestos a trabajar, solamente para acabar en peor estado a las pocas horas.

Trabajar sin descanso: un lema mal entendido

¿Gente que de tanto trabajar, como diría Julio Iglesias, se olvidó de vivir? ¿O más bien busca rellenar, en su espacio ergonómico, un vacío que arrastra desde casa? Las causas pueden ser múltiples, pero las consecuencias apuntan a un destino similar.

Así que lucha tu estimulación si te sobran las ganas y la necesidad, compañero, que así estamos una pila de nosotros. Pero recuerda que mientras tanto, si aspiras a disfrutarla y comprar con ella un poco más de provisiones o ahorrar para algún caprichito especial, no puedes arrebatarte la salud en el camino. Encuentro cien veces preferible vivir a plenitud que acabar siendo material de estudio para sociólogos de la trabajoadicción.

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