Más allá de ser una obra antiesclavista, como se le ha encasillado a lo largo del tiempo, Cecilia Valdés es una historia romántica, a la vez que trágica, del amor imposible entre la mulata protagonista que da título a la novela y su amado Leonardo.
Esta es considerada la novela fundacional y primera de la literatura cubana, puesto que en ella se describen los cimientos culturales de la joven nación y se vislumbra la importancia que tendría el mestizaje para comprender el devenir posterior de la Isla. De la autoría del cubano Cirilo Villaverde, es considerada como una de las más representativas de la literatura cubana, tanto por sus temas como por su argumento.
En sus páginas se refleja el universo de los negros y mulatos libres de La Habana colonial, así como las costumbres de las familias españolas más adineradas. Villaverde, abolicionista convencido, describe los horrores de la esclavitud en la ciudad y los ingenios. En la novela se sintetizan más de un problema de su tiempo: las diferencias de clases, la esclavitud, la dependencia colonial, el patriotismo y las ansias de libertad de un pueblo.
La trama gira bajo el peso de un romanticismo realista, designado a ver y a ser un espejo de la realidad. Se destaca en ella un notable acompañamiento histórico y folclórico que enfatiza el círculo colonial con todas sus capas y problemáticas sociales.
Cecilia es una mulata de origen humilde, en la que conviven a la par cualidades contrastantes como belleza y pobreza, seducción e ignorancia. Es el símbolo de la mujer criolla, ejemplo de la identidad cultural cubana formada por mezclas de sangres, de razas y de cultos. Cecilia Valdés encarna toda una cultura. Este personaje padece fuertemente el drama de la novela debido a su condición de mestiza. Aunque en inicios parece disfrutar la libertad que le ofrecen las calles habaneras, pronto quedará encerrada y sometida. Cecilia no escoge, ella debe esperar ser elegida, ser preferida, amada.
“No pudo imaginar el autor que la protagonista de su novela más reconocida saldría de los límites temporales de su obra, y luego del reconocimiento alcanzado como personaje ilustre de las letras del siglo XIX en Cuba, cantaría, bailaría y se convertiría, un siglo después, en estrella de cine. Sin dudas, Cecilia Valdés, traspasó las páginas de un libro, los avatares de un siglo y las normas de una manifestación artística”.
CURIOSIDADES DE LA OBRA
- La novela surge dividida en dos tomos. El primero fue publicado por la imprenta literaria de Lino Valdés a mediados de 1839. La obra completa se publicaría en Nueva York en 1879 y, ya en su versión definitiva, en la misma ciudad en 1882.
- Inspirada en la novela surge probablemente la más conocida zarzuela cubana, compuesta por Gonzalo Roig. Esta pieza musical está considerada a día de hoy como un elemento característico de la identidad nacional. Aunque la primera Cecilia de la zarzuela no fue cubana, sí lo fue la segunda. “En 1935 se hizo necesario una reposición de la zarzuela Cecilia Valdés también en el Teatro Martí, en el mes de marzo, ahora interpretada por Rita Montaner. La excelencia del guion y de las letras de las canciones, la perfección en la composición que caracterizó a Gonzalo Roig, llevó a la zarzuela Cecilia Valdés a un esplendor auténticamente reconocido y cualificó a Cecilia como modelo de la mujer cubana”.
- En el año 1981, uno de los grandes maestros del cine cubano de todos los tiempos, Humberto Solás, le concede a Cecilia Valdés una nueva oportunidad de lucirse en todo su esplendor y le ofrece el protagónico de su largometraje Cecilia. Una nueva cubana vuelve a encarnar este personaje: la actriz Daysy Granados. El filme de 168 minutos de duración obtuvo varios premios en festivales de cine internacionales. De esta obra, su director también realizó un serial de seis horas para la televisión; y, el primero de julio de 1982, tuvo su estreno simultáneo en 14 salas cubanas.
- Cecilia fue también representada en las artes plásticas de la mano del holguinero Cosme Proenza. Ya aparecía Cecilia perfilada en los lienzos de Víctor Patricio de Landaluce, aunque este pintor bilbaíno radicado en Cuba nunca la nombró.
- Una tumba con el nombre de Cecilia Valdés se encuentra ubicada en la Necrópolis Cristóbal Colón desde el año 1893, lo que provocó confusión en cuanto a si era real o no el famoso personaje de la obra de Cirilo Villaverde. En los libros de inhumaciones del Archivo Cementerial correspondientes al año 1893, se puede ver que el 21 de mayo se asentó el cadáver de una mujer con igual nombre, natural de La Habana, de 86 años e hija de la Real Casa de Maternidad, datos que coinciden con el carácter descrito por el autor del libro. Sin embargo, aún no se sabe a ciencia cierta si el escritor se inspiró en esta fémina para la creación del famoso personaje.
SOBRE EL AUTOR
Cirilo Villaverde publicó, además de Cecilia Valdés, cortas narraciones aparecidas en la prensa de la época, colaboró habitualmente con periódicos y se vinculó a la causa revolucionaria independentista cubana.
Fue en Nueva York director del diario separatista La Verdad y se dedicó también al magisterio. Sin embargo, es Cecilia Valdés o La loma del Ángel la obra que lo identifica y lo coloca dentro del panorama literario y social cubano. Cecilia Valdés no constituye solamente la última etapa creativa del escritor, sino su creación mayor y la novela que marca el inicio de este género literario en el país.
La figura de Villaverde (San Diego de Núñez, 1812-Nueva York, 1894) representa muy bien al intelectual cubano del siglo XIX. Periodista, patriota, novelista, narrador y pedagogo, luchador por la causa de la independencia de su país, exiliado durante dos largos períodos en Estados Unidos. Su actividad y su novela son un reflejo fehaciente de las tensiones de su patria.
Los recuerdos de su niñez en el ingenio Santiago, presididos por la tragedia de los esclavos de las plantaciones de caña, llevarían a Cirilo Villaverde a incorporar a su obra el problema negro y las costumbres del campo cubano en de entonces.
En 1823 se trasladó a La Habana, donde estudió filosofía y recibió en 1834 el título de bachiller en leyes. No obstante, abandonó la labor de abogado para dedicarse al magisterio y a la literatura. Comenzó su actividad en diversas publicaciones de la Isla, como Miscelánea inútil, donde aparecieron las novelas La peña blanca y El perjurio.
Juntamente con Narciso López conspiró contra el dominio español en pro de la independencia de su patria. En 1848, por sus ideas separatistas, fue condenado a muerte, pero logró escapar del presidio y marchó al exilio en Estados Unidos. Una amnistía del Gobierno español le permitió regresar a Cuba, donde fue redactor y codirector del periódico literario La Habana (1858-1860). Al estallar la Guerra de Independencia (1868), se reunió con la junta revolucionaria establecida en Nueva York, y desde entonces hasta su muerte solo viajó a su país en ocasiones especiales. (Por: María Karla Pérez Romo y Odalis Sosa Dencause)
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