Una fototeca para Matanzas

Integrantes del proyecto fototeca Estudio 101

“Que sea entonces Estudio 101 la casa de todos: los que están y los que no están o nunca han dejado de estar porque su obra forma parte ya de la historia de la fotografía en Cuba”, escribía el fotógrafo matancero Julio César García en su perfil de Facebook el 10 de febrero de 2023.

La creación de una fototeca en la ciudad de los puentes ―sueño largamente acariciado por el maestro Ramón Pacheco Salazar― comenzó a tomar forma en los primeros meses del pasado año, cuando se logró destinar un local en la calle de Medio para la edificación de un proyecto, incluso mayor: el Estudio 101, Centro para el Desarrollo de la Fotografía y el Audiovisual.

Proyecto fototeca Estudio 101

A un año de que se dieran los primeros pasos en pos de su surgimiento, conversamos con uno de sus principales impulsores, Julio César García, quien nos actualizó sobre el estado de tan necesario proyecto.

EN BUSCA DE UN SUEÑO

“En busca de un sueño / van generaciones”, decía Silvio Rodríguez, y no cabe duda de que el Centro para el Desarrollo de la Fotografía y el Audiovisual ha sido siempre un afán colectivo, que toma forma hoy gracias al legado de varias hornadas de amantes del lente. Julio es consciente de ello, y no se cansa de repetirlo.

“El anhelo de construir en la ciudad un espacio dedicado íntegramente a la fotografía no es más que hacer justicia a una tradición que se remonta al siglo XIX, y que luego, nombres como los de Carlos Vega Fernández (Carlucho), Juan Antonio Seguí, Nadal Antelmo Vizcaíno, Abigail González, Ramón Pacheco, Jorge Luis Romillo, Enrique Ramírez, entre otros, lograron poner bien alto. Hoy, por fin, se acerca a la realidad gracias al fuerte movimiento fotográfico existente en Matanzas, así como al esfuerzo de años del propio Pacheco.

“Asimismo, ha habido un grupo de fotógrafos y artistas extranjeros que se han ido involucrando con el espacio y que, de alguna manera, han colaborado. Es el caso, por ejemplo, de las españolas Layna Fernández y Bego Amaré, que nos han ayudado mucho desde el principio.

“Hace poco nos visitó David LaFevor, fotógrafo y profesor universitario de los Estados Unidos que viene desde hace algún tiempo realizando una investigación sobre los ingenios y la esclavitud en Matanzas y que, en su último viaje a la ciudad, nos dejó unos libros y una cámara que podrá ser usada por los jóvenes”.

La visita de LaFevor coincidió con una serie de trabajos voluntarios realizados en el espacio donde radicará el Centro, en los que se acondicionó el terreno para las futuras labores constructivas.

EL OASIS DE LO POSIBLE

“El proyecto comenzó con la parte burocrática del traspaso de su antiguo propietario a la dirección de Cultura, con el valor de uso de crear este espacio que sería el Centro para el Desarrollo de la Fotografía y el Audiovisual.

“Luego vinieron los proyectos, como el que presentamos inicialmente para que nos legaran el local, que luego hemos ido tratando de aterrizar en la realidad. Eso es un proceso largo, complejo, pero no dejamos de trabajar en función de lograrlo, y hace poco se nos dio una oportunidad importante.

“Como parte de Ríos Intermitentes III se lanzó una convocatoria para presentar proyectos que, curatorialmente, salvaran de alguna manera espacios que estuvieran olvidados o deteriorados; o sea, darle un uso a determinados lugares que se pudieran transformar y, sobre todo, beneficiar a la comunidad desde dicha transformación, desde el arte.

“Entonces se me ocurre, presento y es aprobado el proyecto Oasis, que busca darle un uso inmediato al local donde algún día radicará el Centro. ¿En qué consiste? Pues en crear un espacio donde aquellas personas que deambulan por las calles de Matanzas puedan trabajar, asearse y quizás hasta tener algún tipo de alimentación.

“Lo que queremos específicamente es sembrar allí plantas medicinales cubanas, brindándoles así una oportunidad de trabajo a estas personas y transformando el local a partir de un financiamiento que es aprobado para Oasis pero que, a la larga, beneficiará al Centro.

“Además, el otro objetivo del proyecto es precisamente convocar a un grupo de fotógrafos jóvenes para concebir 15 gigantografías con imágenes de las plantas medicinales que se sembrarán allí.

“Entonces, en un primer término, empezamos a tener un cambio en el espacio y a darle un valor de uso. Porque, de aquí a que exista un edificio ahí, con galerías, con paredes, va a demorar. Mientras, vamos transformando, salvando el espacio.

“En segundo lugar, le estás dando una oportunidad a un grupo de individuos que ahora mismo no tienen una solución ―cada vez son más las personas que deambulan en la calle―, involucrando además a un grupo de noveles para que ganen visibilidad y sean parte de un proyecto de las artes visuales que tiene que ver con Ríos Intermitentes.

“Imagino que para noviembre o diciembre de este año, el espacio ya haya tenido algún tipo de cambio en este sentido. Y, aunque quizás sea algo temporal, la idea de Oasis también es llamar la atención de aquellas instituciones que puedan hacerse cargo de los deambulantes, con un proyecto que incluye además la fotografía”.

DEL SUEÑO A LA REALIDAD

Poco a poco, el Centro para el Desarrollo de la Fotografía y el Audiovisual deja de ser un viejo anhelo para convertirse en parte indisoluble de la vida fotográfica matancera. Sus talleres, exposiciones y servicios de impresión y montaje verán la luz más temprano que tarde.

“La construcción en la ciudad de Matanzas de un espacio para la conservación, el estudio y promoción del arte fotográfico es cada vez más necesario. Lo muestran los resultados que año tras año logran fotógrafos establecidos y emergentes. Estudio 101 necesita y debe pasar muy pronto del sueño a la realidad”. (Por: Humberto Fuentes)

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