Recorrer la feria agropecuaria que cada domingo se celebra en áreas del viaducto matancero deja esa sensación de algunas obras que, si bien se agradecen por necesarias y oportunas, también alimentan la frustración por la añoranza tan eterna como humana de alcanzar lo óptimo.
Aunque existen obras perfectibles, siempre se puede aspirar a ese estadio superior que nos acerque al menos a ese sitio ideal donde podamos sentirnos plenos.
En tiempos de escasez, colas y altos precios, la satisfacción se va convirtiendo en una especie de espejismo, pues pocas veces se materializa, por más empeño que pongan las autoridades y funcionarios encargados de velar por el funcionamiento de la feria.
A pesar de ello, se pudiera destacar como logro indiscutible de esta feria la gran concurrencia de personas que cada jornada dominical dirigen sus pasos hasta ese espacio de la ciudad, conscientes de que allí al menos encontrarán tarifas un tanto más bajas, si se comparan con las “de infarto” que enfrentan diariamente a lo largo y ancho de la urbe.
No obstante los altos precios de productos tan demandados como el aceite, se pudiera mencionar como positivo de esta feria, a riesgo de ser criticado, la decisión de expenderlos a menor cuantía. Así, uno se topaba con una rebaja hasta de 200 pesos, lo que nos hace creer que ciertos comerciantes han asumido una práctica poco común en nuestros días, como la de intentar ofertas con importes más competitivos, aunque siga representando un quebradero de cabezas para las personas de bajos salarios.
Incluso, se escucharon propuestas que representaban verdaderas “gangas”, como la de tres pozuelos de ají por 100 pesos.
El arroz al parecer regresó a su monto de meses atrás y se pudo adquirir en algunos puestos a 140 pesos, cuando hasta hacía pocos domingos pasados se llegó a cotizar en 175.
El hecho de lograr la concurrencia de varios camiones con viandas y hortalizas provenientes de diferentes cooperativas representa un loable aplauso, pero las palmas se escucharán realmente cuando los yumurinos sientan un verdadero alivio en sus bolsillos y no esa sensación amarga al ver cómo todo el salario del mes se deshace sin rebozar la jaba nunca.
Otro iniciativa positiva está relacionada con la presencia de una pesa de comprobación y varios inspectores de Comercio, solícitos a cualquier planteamiento o queja de la población, ubicados en un área próxima a la plataforma de la plaza del viaducto.
Restaría rescatar otras acciones que antaño gozaron de gran aceptación, como la elaboración de caldosa u otras ofertas de comida a precios módicos, a cargo de unidades gastronómicas pertenecientes al Grupo de Comercio.
Sin dudas, este será un primer acercamiento, porque se trata de un tema necesario que a todos compete y afecta, como lo es la alimentación del pueblo.
Entre las acciones a rescatar está multiplicar estas ferias dominicales ó sabatinas en cada barrio de la ciudad, llenar el viaducto de camiones de toda la provincia con productos, como era esta feria desde sus comienzos y topar precios a productos inalcanzables por el 70 % de la población que asiste que salen con jabas medio vacías porque la cuenta no les da, sin contar a jubilados, pensionados y trabajadores de bajos ingresos que no se pueden ni acercar por allí.
Celebramos esto, porque es lo único que tenemos en medio de nuestro desabastecimiento y encarecimiento descontrolado, porque de la Plaza del Victoria de Girón, ya nadie habla….. y mucho menos del Bosque y las placitas desabastecidas .