El preuniversitario 5 de Abril, del poblado de San Miguel de los Baños, perteneciente al municipio Jovellanos, y en el que además estudié hace unos 10 años, estuvo a la cabeza una vez más en los índices de aprobados de las pruebas de ingreso a la enseñanza superior en nuestra provincia.
La noticia me la dio un funcionario de Educación conocedor de que yo había pasado por dicha escuela, y ya de paso me felicitó por tal proeza como si mi equipo de pelota hubiese ganado la Serie Nacional o algo parecido. Aunque lo cierto es que me alegré por mis coterráneos, pero sobre todo por los buenos profesores que tuve.
Entre las estadísticas a destacar se encuentran la maestra Ramona Reyes Placencia con 12 aprobados en la asignatura de Español, lo que representa un ciento por ciento de efectividad, y al profe Rafael Puerto Valdés le aprobaron nueve estudiantes en Historia, para un 75 %.
En las materias de letras siempre fui bueno, sin pecar de autosuficiente, pero en Matemáticas sí tuve que ponerme las pilas para poder sacar un 80 que me supo a cien. Aunque para poder alcanzar la meta tuve que dedicarle horas a los números con la guía del profe Alberto.
Al grupo de preparación para las pruebas de ingreso, en el que me incluía, no nos bastaba con las horas de clases en el aula, y terminábamos en casa del Albe, sentado en el portal, resolviendo ejercicio tras ejercicio. Reconozco que también hacíamos alguna que otra malcriadez de la edad, como robarles cigarros o pedirle que nos hiciera café, y en más de una ocasión merecimos que nos mandaran para nuestros hogares, pero a nuestro tutor siempre le sobró la paciencia.
Hoy Alberto acumuló el mejor índice de aprobados en la asignatura de Matemáticas en la provincia, segunda ocasión que logra la hazaña, con 10 aprobados que representan un 83 % de efectividad, siendo la estudiante Melany Montejo Vergara la mejor nota con 92 puntos.
El Albe lleva 42 años impartiendo clases, comenzó en el politécnico Antonio Maceo y luego pasó para el politécnico de Industria y Comercio, que luego abriría sus puertas en 2011 como el preuniversitario 5 de Abril, parte de un centro mixto con el mismo nombre.
Según él propio profesor, su estrategia para el éxito consiste en introducir la preparación al ingreso a los estudiantes de duodécimo grado desde que comienzan el último año escolar, para luego consolidar el proceso con un intensivo de dos meses.
También contribuye generar una dinámica de equipo entre los estudiantes y de competencia con el resto de instituciones docentes de la provincia, para que sus alumnos colaboren entre ellos y busquen obtener la mejor nota posible, en aras de lograr la meta personal, pero también contribuir a la estadística colectiva.
Alberto se jubila este año, pero desde ahora me dice que se reincorporará por dos razones: porque la vida está dura y hace falta el dinero y porque ya no sabe vivir sin enseñar.
Antes de terminar la entrevista aprovecha y me menciona que su institución educacional se encuentra en un mal estado constructivo, por lo que necesita mantenimiento, sobre todo le preocupa el techo y además cargan con el problema de la falta de agua en el plantel.
En medio de la compleja situación económica que atraviesa el país y la creciente desmotivación de los jóvenes por el estudio, en un pequeño pueblo a siete kilómetros de la carretera central, profesores de la calidad de Alberto Afonso Jiménez siguen empeñados en que sus alumnos aprendan y logren resultados.
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Felicitaciones para todo el colectivo de profesores y en especial para Alberto.
Siempre me emocionan las noticias de mi pueblo natal y querido que aunque no vivo en él, siempre lo recuerdo con mucho cariño y lo tengo presente.