Aunque se desconoce la fecha exacta de la llegada del gorrión común –Passer domesticus– a Cuba, se afirma que ocurrió a mediados del siglo XIX, cuando fue introducido por el puerto habanero.
El 17 de mayo de 1861, el gacetillero del diario Aurora del Yumurí contaba que se habían visto algunos gorriones en la Plaza de Armas (actual Parque de La Libertad). Un mes después aumentó la presencia de las avecillas en la ciudad. Estas copaban todos los álamos de la Plaza.
Algunos vecinos consideraban dañina su presencia, sobre todo porque tenían manchadas las paredes del Palacio y Casa Capitular.
Cuatro años más tarde, en 1865, el estudioso Juan C. Gundlach los reportó por toda la Isla. La adaptación al medio y su amplio espectro alimentario, condicionaron que con el paso del tiempo los gorriones colonizaran nuestros campos y ciudades.
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