Receso escolar, ¿receso laboral? Caricatura: Miguel Morales
El reloj marca las seis, me levanto de la cama casi dormida. Rápido hago los quehaceres más inmediatos y en un dos por tres estoy frente a la laptop. Transcribo de inmediato una entrevista de más de 20 minutos y trato por todos los medios de que los niños no se levanten.
Sin embargo, lo temido ocurre. “Cuando tienen que ir a la escuela no quieren despegar los ojos y ahora que pueden dormir la mañana no llegan ni a las siete”. Dejo la transcripción a medias, preparo desayunos, los aseo, vuelvo y me siento frente a la computadora mientras ellos colorean en el suelo
Enseguida siento: “mi hermano me quitó los colores”, “sácale la punta al lápiz que se le partió”, “dame agua”, “quiero pan”, “ponme los muñequitos”. Así es imposible concentrarse, entonces prefiero adelantar la comida para volver a escribir cuando se duerman. Por suerte, trabajo a distancia porque no quiero ni imaginarme qué sucedería si tuviera que llevármelos a la oficina.
Cualquier periodo vacacional en Cuba suele tornarse complicado para la mayoría de las madres trabajadoras, sobre todo para aquellas que no disponen de familiares o amigos que colaboren con el cuidado de los más pequeños, no puedan permitirse solicitar una licencia no remunerada o que carezcan de recursos para pagar una cuidadora, al menos por ese tiempo.
La opción más al alcance casi siempre es llevarlos con nosotras al trabajo, aunque la jornada resulte ser más ajetreada de lo normal o incluso, tengamos que saltarnos algunos procedimientos, so pena de dejar de cumplir con nuestro contenido laboral para estar pendiente todo el tiempo de los niños, y evitar que con sus ocurrencias importunen al resto de los compañeros que también deben cumplir con su jornada.
Eso sin contar que algunos centros laborales son más peligrosos que otros para los pequeños, como las fábricas, lugares donde existan equipos complejos de operar o donde se manejan productos químicos que pueden ocasionar un daño directo a la salud si no se manipulan con el debido cuidado.
Lo cierto es que desde hace varias décadas acudir con mamá o abuela, y en menor medida con papá, al centro de trabajo es un clásico de los recesos o vacaciones en Cuba. La ineficacia o en la mayoría de los casos la ausencia de planes vacacionales en centros educativos para esta etapa, deja desprotegidos a los padres trabajadores que sucumben ante la disyuntiva de laborar o hacerse cargo de los niños.
También es un hecho que en periodo de vacaciones y en receso escolar de fin de año no se crean condiciones por los centros de trabajo para su cuidado, ello lo ha señalado en múltiples ocasiones la Comisión de Atención a la Niñez, la Juventud y la Igualdad de Derechos de la Mujer, de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Si bien muchas veces para estos recesos docentes se diseñan propuestas atractivas para el disfrute de los más pequeños en diversos espacios culturales y recreativos, se hace imprescindible repensar estrategias como los antiguos planes vacacionales que se desarrollaban en los centros de trabajo, para facilitarles a los padres estas etapas que suelen ser tan tormentosas.
La flexibilidad también ha de ir acompañada de valorar la posibilidad de que durante este tiempo los padres que cumplan con los requisitos puedan beneficiarse con el trabajo a distancia o establecer horarios menos rígidos a quienes no disponen de un cuidador para sus hijos. Los actores encargados deben pronunciarse en este sentido, a fin de cuentas, el receso escolar casi nunca es sinónimo de receso laboral.