En fotos de época: Pablo Neruda en Varadero

El Premio Nobel de Literatura, Pablo Neruda, visitó Varadero de la mano de su amigo Carlos de la Torre, afamado científico matancero.

“Las aguas marinas de Varadero, aguas únicas que parcelaron la turquesa oceánica y se dividieron en el más compacto fulgor de la mariposa azul”. Fueron estas las palabras que utilizó el poeta chileno Pablo Neruda para referirse a su paso por la Península de Hicacos en el año 1942.

Sí, porque a pesar de lo increíble que parezca y de la poca divulgación que se le ha dado en nuestro país, el Premio Nobel de Literatura visitó Varadero de la mano de su amigo Carlos de la Torre, afamado científico matancero, a quien conoció durante una serie de conferencias que impartió el literato en La Habana.

Carlos de la Torre y Huerta.

Cuentan que Neruda y su esposa, Delia del Carril, fueron presentados a Carlos por el escritor cubano Juan Marinello, y fue entonces cuando el renombrado malacólogo yumurino invitó a la pareja a visitar junto a él la que era quizás la playa más hermosa del mundo.

En el balneario, de la Torre y Neruda dedicaron largas jornadas a caminar por la costa, conversando acerca de cierta pasión que el chileno descubriría aquí en Varadero: el afán de coleccionar caracoles. De hecho, la única foto que se conserva de aquella curiosa estancia en la Península retrata al autor de Veinte poemas de amor y una canción desesperada agachado sobre la arena, recogiendo alguno de estos ejemplares.

Años después, Neruda escribiría su poema Varadero de Cuba, en el que se refiere al balneario como “el mayor golpe de luciérnaga y agua que recibe en su cadera la Antilla”.

Pablo Neruda hizo estancia en Cuba en otras dos ocasiones, incluso luego del triunfo de la Revolución, mas no se poseen referencias de su posible paso por Varadero. Sin embargo, la Península de Hicacos caló más hondo de lo que nadie pudiera imaginarse en el corazón del poeta chileno, pues años más tarde el Premio Nobel de Literatura confesó lo siguiente en su libro de memorias: “en realidad, lo que mejor coleccioné en mi vida fueron mis caracoles”. (Por Humberto Fuentes)

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