Vestir sin ajustes

Vestir sin ajustar los pezones

Existen posturas que acometen contra esta actitud bajo el argumento de exhibicionismo. Caricatura: Carlos Hernández

La cafetería estaba abarrotada de personas. Frente a mí una pareja bebía tragos mientras compartían una pizza, a un costado unos cuarentones tomaban una cerveza tras otra mientras conversaban, y detrás de mi mesa unos estudiantes de secundaria fotografiaban sus cafés para postearlos en Instagram. 

El dependiente trajo mi pedido y me dispuse a echarle el azúcar cuando me di cuenta de que todos a mi alrededor habían cambiado. La muchacha de la pareja del frente discutía indignada con su novio, los cuarentones hacían un silencio sepulcral y los estudiantes reían mientras señalaban indiscretamente. 

En la mesa del fondo se habían sentado dos muchachas, debían tener unos veintitantos, tal vez menos. Una de ellas usaba una blusa blanca abierta por los costados y la otra un tope negro de tela fina, transparente. Ninguna traía puesto ajustador. 

PEZONES A LA VISTA 

“He visto bastantes muchachas con blusas casi transparentes. Llama la atención porque es algo que la gente no hace y el que lo vea bien, pues, normal”. (Alicia, 20 años) 

El Retrato de una joven de blanco, una obra del siglo XVIII, de artista desconocido, que fue empleada como portada del libro Mi año de descanso y relajación, de Ottessa Moshfegh, mostraba los pechos de una mujer a través de una fina capa de tela, un atuendo emblemático de las cortesanas francesas de principios del siglo XIX. 

La ropa transparente se ha mantenido como una moda recurrente desde entonces. Los casos más conocidos a nivel mediático en Occidente podrían ser la estrella del cine mudo Clara Bow en My Lady of Whims, de 1925, y Marilyn Monroe en 1962, con el famoso vestido para cantar Feliz cumpleaños, Sr. Presidente

En la actualidad son cada vez más los ejemplos del uso de este tipo de prendas a nivel mundial. Incluso en nuestro país ya podemos toparnos, tanto por la calle como en una fiesta, con jóvenes que lucen vestidos o blusas de tela fina o transparente, dejando visibles los senos.

Las marcas y revistas más influyentes del mundo de la moda presentan el hecho de sobrepasar los límites de la desnudez como un acto subversivo, de rebeldía, que demuestra poder, modernidad e independencia. Esta práctica se afianza mediante el empleo de líderes de opinión y luego es reproducida por sus seguidores. 

En estos casos se trata de una estrategia comercial que muchas veces se vale de discursos legitimados e imprescindibles de movimientos sociales como el feminismo. De esta manera se distorsiona el mensaje y, en muchos de los casos, la lucha por la igualdad de derechos entre mujeres y hombres se vende como un mero accesorio estético. 

UNA MIRADA FEMINISTA  

“Creo que cada cual puede hacer lo que quiera con su cuerpo. Me imagino que las mujeres a veces se cohíben de usar determinada ropa por el temor a que las miren o las acosen”. (Leonardo, 21 años) 

El movimiento feminista ha sido el pilar en la defensa de los derechos de la mujer a nivel mundial. Uno de los principales frentes de lucha es, sin duda, la igualdad de derechos sexuales y la erradicación de los sexismos. 

Sobre el tema conversamos con la periodista, profesora y activista Laura Vichot, quien además ha colaborado con el periódico Girón a través de la sección digital Zona Violeta, en el abordaje de temas de género. 

“Considero que una mujer es libre de usar o dejar de usar sostén. La diferencia entre las mujeres y los hombres radica en que el cuerpo de ellas está mucho más erotizado y tiene una carga de hipersexualización desde la década de 1960.

“Por otra parte, también es incómodo que la sociedad te diga que debes estar saliendo a todas partes con un sostén, y muchas, al menos en algún momento de la vida, no hemos querido usarlo con un vestido o una blusa por lo incómodo que es. En lo personal, no acostumbro a llevarlo.

“En estos temas me gusta dejar claro que son más abordados por el feminismo liberal, que se enfoca en la búsqueda de la igualdad (no precisamente equidad) entre mujeres y hombres. Suma así a las mujeres a las escalas de igualdad y éxito establecidas por el mundo masculino, y a la vez descuida otros temas importantes. El feminismo liberal no cuestiona la relación entre la desigualdad y la estructura social, por lo que invisibiliza a un amplio grupo de mujeres”.  

Similar opinión nos compartió Dailene Dovale, periodista de El Caimán Barbudo, profesora de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana y activista por los derechos de la mujer. 

“La decisión de una mujer de no usar ajustador es tan válida como la de usarlo. Esto forma parte del derecho individual de cada cual sobre su aspecto y cómo vestirse. Ahora, también hay que lograr que los hombres entiendan el hecho de que no usar ajustador es una decisión personal, ya sea por razones estéticas, por salud o comodidad, y que bajo ningún concepto es una invitación al acoso o al contacto sexual. 

“Desde la lucha feminista lo que se intenta es desmontar los sexismos, para poderlos cambiar. Un claro ejemplo sería plantearnos el por qué los senos femeninos son vistos como un objeto erótico al punto de ser censurados en las plataformas digitales, mientras que los pezones masculinos pueden exhibirse con total libertad. 

“Habría que preguntarse por qué resulta tan escandaloso el no uso de la prenda y, si una parte de la sociedad lo encuentra escandaloso, tenemos que preguntarnos entonces qué medida no sexista deberíamos tomar. ¿Se imaginan a los hombres usando ajustadores, corpiños o dos camisas para no ofender a nadie? Claro que no, porque socialmente no se controla el modo de vestir masculino. 

“Y no digo que con ellos no existan prácticas caducas en este sentido, como la prohibición de que entren con short a lugares donde nosotras podemos entrar con sayas y vestidos, pero la cuestión es que con las féminas la vigilancia es superior. Creo que el respeto que merece una persona no debe depender del tipo de ropa que use. Si existen reacciones de burla, acoso o cosificación, deberíamos entonces analizar a quienes incurren en este tipo de actitudes. No es racional, bajo ningún sentido, justificar la violencia sexual, situando a la mujer como la causa o el detonante, y provocar que se ponga en duda nuestra libertad de elección”. 

Existen posturas al respecto que ven la acción de mostrar los senos bajo la ropa como un acto de exhibicionismo. En este sentido, el código penal cubano plantea que se sanciona con privación de libertad de seis meses a dos años, o multas de 200 a 500 cuotas, o ambas, a quien realice públicamente exhibiciones o actos sexuales que solo deben ocurrir en la intimidad. 

Realmente la definición de “exhibicionismo” es ambigua y no tipifica ningún acto en sí; según nos confirma la joven abogada Maureen Milagros Valdés Pérez, quien agrega que entonces el no uso del ajustador queda reducido, una vez más, a una interpretación moral.

Al final, afirma, todo pasa por el derecho individual de cada persona de escoger cómo vestirse. 

ENTRE LO SALUDABLE Y LO ESTÉTICO 

“Me siento muy cómoda sin ajustador, de verdad que me lo pongo porque no me queda más remedio. También sé de personas que por problemas médicos tienen que usarlo obligadas”. (María Fernanda, 22 años)

Una de las preguntas más recurrentes es ¿qué repercusiones trae para la salud el uso, o no, del sujetador? Entre los entrevistados, las opiniones estuvieron divididas, lo que demuestra el desconocimiento que existe respecto al tema, incluso entre las mujeres. 

Por ello conversamos con la Dra. Armenia Álvarez Roque, especialista de primer grado en Cirugía General, quien nos ofreció tanto su visión profesional, como personal.

“Primero debo aclarar que no existe ningún tipo de relación entre el uso o no uso del ajustador con alguna patología mamaria. Eso fue solo un mito que se estableció durante mucho tiempo. Aun así, lo recomendado es usar sujetadores cómodos y no sobrepasar las 12 horas diarias de uso. En lo personal, no recomiendo ese tipo de sujetadores con aros que, al quitárselos, podemos apreciar las marcas que provocan; pero, reitero, queda a la elección de cada cual. 

“En cuanto a las mujeres que poseen mamas grandes, está demostrado que el ajustador apacigua el dolor de la espalda, alivia los ligamentos suspensorios del seno y evita el trauma, porque cuando uno realiza una actividad física sin sostén la mama tiene más riesgo de traumatizarse, sobre todo dependiendo del tamaño de los senos. 

“En el caso de no llevar ajustador, recomiendo el uso de telas cómodas. Fuera de las situaciones excepcionales, el uso o no del sostén debe ser una decisión personal. Cada mujer tiene el derecho de vestir, priorizando su bienestar, ya sea desde lo estético o desde la comodidad”. 

“¡MAMI, QUIÉN PUDIERA COMERSE ESOS MELONES!”… Y OTROS MACHISMOS 

“A mí me da lo mismo, eso es decisión de cada cual. Ahora, si la muchacha es mi novia, son otros cinco pesos, porque entonces sí sería una falta de respeto”. (Christian, 25 años) 

Miradas indiscretas, piropos indecentes y groserías de todo tipo son el día a día de muchas mujeres cubanas, traigan puesto ajustador o no. También es común que los hombres respondan de manera agresiva ante el mínimo signo de desagrado. 

En este sentido, las actitudes machistas trascienden el ámbito público, al punto de sentirse muchos con el derecho de condicionar el vestuario de sus parejas o incluso prohibirles el uso o desuso de alguna prenda.

Cualesquiera que sean las razones por las que una mujer decide no usar ajustador, se impone el respeto hacia su elección y hacia su integridad. Al respecto, el joven licenciado en Psicología David C. Matheu nos compartió sus impresiones. 

“Tenemos que entender que el fenómeno de mostrar los pezones a través de la ropa no es para nada nuevo, y surge como una manera de reivindicar el cuerpo femenino y como un grito de liberación ante una sociedad eminentemente machista. 

“Los adolescentes y los jóvenes de ahora han ganado más confianza en sí mismos y son capaces de ver el mundo con menos tabúes y estigmas. Por eso, sienten que pueden expresarse libremente y esto también incluye el cómo se proyectan estéticamente. 

“Aun así, existe una brecha generacional innegable, en términos morales, que ve este tipo de comportamiento como algo impensable. Las conductas van desde una visión más conservadora, donde mostrar los pezones sería una actitud que degrada a la mujer; hasta una visión sexista, donde ello constituiría una provocación, una invitación explícita al sexo. 

“Este tipo de actitudes son constructos sociales que tienen una base histórica, donde el uso del sostén representa lo moralmente aceptable en una mujer que se respete, mientras que la ausencia del mismo se convierte en muestra de libertinaje y promiscuidad. 

“Al final, la imagen que adoptamos es también una forma de comunicarnos con los demás y nos permite transmitir ciertos códigos. Cómo vestimos, los colores, las prendas, los anillos, los tatuajes, el peinado, todo forma parte de ese mensaje que queremos hacer llegar al resto sobre nuestra persona, y solo nosotros tenemos el derecho de decidir sobre él. 

“De esa comunicación que establecemos con la sociedad, nos llega entonces una retroalimentación, que es cómo el resto de las personas reacciona a nuestra apariencia. Esto pasa a su vez por diferentes círculos: los amigos, la familia, el trabajo y demás. Dicha respuesta influye en nuestra autoestima, en cómo nos relacionamos socialmente e incluso en la manera en la que establecemos esa comunicación en un futuro.

“Una parte importante en la solución al problema radica en educar a los hombres, desde edades tempranas, a ver los senos como otra parte más del cuerpo femenino, que en el contexto más íntimo cumple funciones erógenas como tantas otras partes. Una vez establecida esa idea, podría renovarse la visión moral sobre los pezones femeninos, y sería entonces un paso hacia la equidad de género por la que todos deberíamos abogar. 

“Y no he hablado de cuestiones ideológicas, políticas, ni siquiera me he adentrado en la lucha feminista. Realmente detrás de todo esto hay mujeres que decidieron sentirse cómodas y libres, y la manera que encontraron de comunicar lo que sentían fue dejando el sujetador en la gaveta. 

“La sociedad cubana actual tiene una dicotomía que pone cara a cara al movimiento feminista frente a una sociedad eminentemente machista. El campo de batalla es cultural, y la única manera de lograr un cambio real es mediante la educación”. 

PEZONES LIBRES 

“Te voy a decir la verdad; yo me puse un piercing en cada pezón y me hice un tatuaje entre los senos, por lo que, después de tanto trabajo, quiero que miren esa área”. (Paula, 21 años) 

Por encima de la práctica de no usar ajustador y ponerse ropa de tela fina que muestre los senos, este reportaje estuvo motivado por algunos hechos que, en un futuro cercano, pueden convertirse en tema de debate.

Por ejemplo: una estudiante de preuniversitario que fue expulsada de una clase por no traer puesto sujetador; una joven poeta que es requerida en un evento literario por llevar una blusa transparente, y a la cual se le exigió que portara ropa “decente” si quería volver a participar.

Es cierto que existen lugares con códigos de vestimenta establecidos, pero, ¿acaso no serán representativos de conductas machistas? La exposición de los especialistas citados en el presente reportaje confirma que el uso obligatorio del ajustador podría ser una norma desigual, que en la actualidad solo contribuya a coartar la libertad de vestir de las mujeres.

Aquel día en la cafetería, las muchachas y sus senos expuestos fueron el centro de atención de todos los presentes. El resto de los clientes las miraban de reojo, mientras hablaban sobre ellas desde todas las perspectivas posibles. 

Solo cuando las muchachas le dieron el último sorbo a sus cafés, terminaron su conversación y se marcharon del lugar, fue que las demás personas pudieron, de a poco, volver a la normalidad. Aunque, por momentos, los cuarentones situados a mi costado retomaban el tema con frases tan sutiles como: “¿Vieron ese par de tetas?” o “Si fuera 10 años más joven, esas locas no se me escapaban”. 

Minutos después entraron cinco albañiles que se tomaban un descanso. Todos llevaban el uniforme de trabajo hasta la cintura mostrando sus torsos desnudos y sudados, pero nadie se volteó a verlos. Fue el dependiente quien les salió al paso para indicarles que así no podían entrar al establecimiento. (Por: Patricia Mesa Bermúdez y Boris Luis Alonso Pérez)

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Sobre el autor: Boris Luis Alonso Pérez

3 Comments

  1. Hasta donde yo se los sujetadores fueron inventados por las mujeres para realzar sus pechos y como símbolo de civilización.
    Pero bueno de todas formas cito a Rosenthal el sostén no va a desaparecer así como así: «Somos una democracia. Toda persona tiene derecho a vestirse o desvestirse. Sin embargo, cumplidos los treinta y cinco años la mujer no tiene una figura que pueda prescindir del sujetador. El tiempo está a mi favor.”

  2. La igualdad social y el derecho individual de cada ser social no debe ser cuestionado. Defiendo desde mi juventud la comunidad de oportunidades y la justicia por igual , valorando a las personas por sus actitud ante la familia , el deber social , la honradez , honestidad y solidaridad . Pero cuidado porque en nombre de la libertad individual en ocasiones se cometen errores y se van creando patrones que nada tienen que ver con nuestra cultura , costumbre y normas de convivencias social . Pero ese derecho individual es para todos por ende el comportamiento es social para poder vivir con solidaridad y tranquilidad .

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