A inicios de noviembre de 1968, un nuevo y exótico cultivo sería introducido en áreas del mayor humedal del Caribe insular. Promovido por el Plan de Cítricos-Café de Jagüey Grande, se proponían plantar, entre los años de 1968 y 1971, unas 350 caballerías de cacao.
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Las posturas irían acompañadas, para su protección solar, de árboles maderables, plátanos y gandul. Aunque se aseguraba que el plan estaba bien concebido a corto, mediano y largo plazo, todo parece indicar que no fue así. Quizá los árboles maderables se sintieran a gusto, pero el húmedo suelo cenaguero no favoreció la nueva siembra.
La aventura del cacao no fructificó en el sur matancero, si bien a los cenagueros, como a la mayoría de los cubanos, les gustara el sabroso chocolate. (Adrian Álvarez y Eduardo Daniel González)