Uno de los grandes autores británico-irlandeses de todos los tiempos es Oscar Wilde, quien nos legó desde interesantes poemarios hasta obras de teatro, una novela, ensayos e incluso cuentos. Entre estos últimos, entre los más conocidos y aclamados figura El fantasma de Canterville (1887) y sus misterios.
La historia narra las desventuras del fantasma del caballero inglés Simon de Canterville, que vagó durante más de 300 años por el interior del castillo de su mismo nombre, con entera tranquilidad, hasta que una familia norteamericana de apellido Otis compra la mansión y termina por completo con su paz.
El cuento y sus misterios se presentan como un choque entre dos culturas o mundos: el norteamericano, moderno y nada supersticioso, y el británico, anticuado y creyente en leyendas de todo tipo.
El mensaje que Oscar Wilde intenta expresar por medio del libro es lo preocupantes que se tornan las estructuras del materialismo propias de los burgueses, representados aquí por la familia Otis, la cual nunca se sorprende por el comportamiento del fantasma y, por el contrario, intentan «combatirlo». En cierto modo, el espectro encarna la figura del arte, porque necesita superarse constantemente y canalizarse de diferentes formas.
A pesar de hablar de fantasmas y crímenes, la obra tiene un marcado sentido del humor. Y fundamentalmente se hace presente cuando el citado fantasma, en lugar de dar miedo a la familia, se convierte en el “juguete” de los más pequeños y en objeto de burlas.
Los hechos se pueden ubicar en una mansión inglesa a finales del siglo XIX y poseen una ambientación bastante realista, a pesar de que el protagonista es un ser paranormal, en una era de gran despliegue cultural, científico y artístico, denominada como la Belle époque. Uno de los aspectos más importantes de la obra es el cambio de mentalidad provocado por el progreso industrial y tecnológico.
Para muchos críticos, este trabajo fue una parodia de la famosa novela gótica, género de gran éxito en la Inglaterra del siglo XIX. Precisamente por eso incluye todos sus elementos propios cuando toma como escenario un castillo inglés con pasadizos secretos, fantasmas, ama de llaves, vidrieras con cierto significado y misterios por resolver.
Este libro ha sido llevado a distintos escenarios, tales como el cine, el teatro y la televisión, y se ha conformado como uno de los cuentos más aclamados del autor, además de ser un clásico de la literatura. En la actualidad sería considerado como de humor negro o de terror cómico, y brindaría inspiración para cineastas como Quentin Tarantino o Robert Rodríguez.
Precisamente por ser una lectura ligera, que además de presentar situaciones de terror aborda temas como la justicia y el honor; se ha convertido en un clásico ideal para el público juvenil.
Sobre el autor: los misterios de Oscar Wilde
Oscar Wilde fue un escritor, poeta y dramaturgo británico, famoso por su habitual ingenio y sarcasmo social. Nació el 16 de octubre de 1854 en Dublín, Irlanda, en una familia aristócrata y siendo el mediano de tres hermanos. Hijo del cirujano William Wills-Wilde y de la escritora Joana Elgee.
Alumno destacado del Trinity College en su ciudad natal, Wilde acabó sus estudios en Oxford. Durante ese período, el escritor estudió a los clásicos de la literatura griega, convirtiéndose en un experto sobre la materia, incluso ganando varios premios de poesía clásica, como el Premio Newdigate de poesía, el cual tenía mucho prestigio en esa época. Compaginó sus estudios viajando por Europa y publicando sus poemas en periódicos o revistas.
En uno de sus viajes a Estados Unidos ofreció una serie de conferencias sobre su teoría acerca de la filosofía estética, que defendía la idea del “arte por el arte” y en la cual sentaba las bases de lo que posteriormente fue el dandismo.
A partir de 1879 decide establecerse en Londres de manera permanente donde años después se casó y tuvo dos hijos, los cuales rechazarían el apellido paterno tras ciertos acontecimientos de 1895 que en breve referiremos.
Es en Londres donde empieza a producir sus primeras obras de éxito, como su reconocida novela El retrato de Dorian Gray (1890) o, en teatro, El abanico de Lady Windermere (1892), Salomé (1894, censurada por retratar personajes bíblicos) y La importancia de llamarse Ernesto (1895), divertida comedia que ha sido llevada al cine en diversas ocasiones.
Su novela más reconocida, El retrato de Dorian Gray, le llevó fuertes críticas en la época, ya que se le reprochó el promover tendencias sodomitas.
Entre los años 1887 y 1889 editó una revista femenina, Woman’s World.
Su vida y carrera tal y como las conocía se derrumban a finales de 1895. Acusado de sodomía por el padre de un íntimo amigo suyo, Wilde es condenado a dos años de trabajos forzados. Las numerosas presiones y peticiones de clemencia efectuadas desde sectores progresistas y desde varios de los más importantes círculos literarios europeos no fueron escuchadas, y el escritor se vio obligado a cumplir por entero la pena.
Durante su estancia en prisión escribiría una larga carta titulada De Profundis, que no sería publicada de manera completa hasta 1909, ya de manera póstuma.
Tras su salida de la cárcel sufre un absoluto ostracismo social y decide abandonar Inglaterra rumbo a Francia, donde viviría en Berneval hasta la muerte de su esposa en 1898. A partir de entonces y bajo el nombre de Sebastian Melmoth, viajó por Europa para acabar estableciéndose en París, donde murió en noviembre del año 1900 con tan solo 46 años.
Sus últimos años de vida se caracterizaron por la fragilidad económica, los quebrantos de salud, los problemas derivados de su afición a la bebida y un acercamiento de última hora al catolicismo. Sólo póstumamente sus obras volvieron a representarse y a editarse.
Frases de la obra
“Sí, la Muerte. La Muerte debe ser hermosa. Yacer en la tierra oscura y blanda, con el pasto ondeando sobre uno, escuchando el silencio. No tener ayer ni mañana. Olvidar el tiempo, perdonar la vida, estar en paz”.
“Me hizo ver lo que era la vida, y lo que significa la muerte; y por qué el amor es más fuerte que ambas”.
“Aquella gente estaba colocada a ojos vistas en un plano inferior de vida material y era incapaz de apreciar el valor simbólico de los fenómenos sensibles”.
“Verá usted seres terribles en las tinieblas y voces malignas susurrarán en sus oídos, pero no podrán hacerle ningún daño, porque contra la pureza de una niña no pueden nada las potencias infernales”.
“Estoy seguro de que si queda todavía un verdadero fantasma en Europa, vendrán a buscarlo en seguida para colocarle en uno de nuestros museos públicos o para pasearle por los caminos como un fenómeno”.
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Curiosidades
- Se publicó en dos números de la revista literaria The Court and Society Review, en la que Wilde colaboraba junto a otros insignes escritores como Robert Louis Stevenson.
- En el año 1891 se incluyó este cuento dentro de una colección de historias cortas que llevaba por título El crimen de lord Arthur Saville y otras historias.
- Algunos de los miembros de la familia que se traslada a vivir al citado castillo dejan patente su origen norteamericano al llevar el nombre de ciudades y estados de su país. Este sería el caso de Washington, el hijo mayor, o de Virginia, la joven quinceañera. Es más, incluso a los gemelos se les conoce como “barras” y “estrellas”, en alusión a la bandera de Estados Unidos.
- Esta obra se ha adaptado en numerosas ocasiones tanto al teatro como a la televisión e incluso al cine. En este último caso tenemos que destacar que quizá la adaptación cinematográfica que logró más éxito fue la llevada a cabo en el año 1944 por el director Jules Dassin, pues contó con un elenco conformado por actores de la talla de Charles Laughton y Margaret O´Brien, entre otros. (Por María Karla Pérez Romo y Odalis Sosa Dencause)