Del otro lado del mundo: Beijing en bicicleta, paisajes y contrastes

“Un pie puede resultar corto, una pulgada puede resultar larga”

Elegías de Chu (Qu Yuan)

***

Segunda semana en Beijing y por fin logro dormir seis horas seguidas, a veces más, a veces menos. El despiste de los horarios y la añoranza siguen ahí, pero he visto más días soleados y la familia latina que de a poco hemos conformado hace que me sienta casi como en casa.

He dibujado un panda y un árbol de sakura, hemos festejado algunos cumpleaños y ya sé tres o cuatro palabras en mandarín. Nos hemos burlado de nuestros acentos y se nos “pegan” a veces palabras muy mexicanas o argentinas. Sigo disfrutando el sabor de la comida agridulce y sufriendo con los platos picantes.

Las bicicletas compartidas constituyen uno de los medios de transporte más utilizados por los habitantes de Beijing. Más de 800 mil bicicletas se ubican por toda la ciudad.

He recorrido y disfrutado Ritan Park, sus paisajes, su tranquilidad, sus clases de baile. He caminado cinco kilómetros en un pedazo de tarde y he recorrido el distrito Chaoyang en bicicleta con una alegría que no experimentaba desde la niñez. 

Las bicicletas públicas han sido, sin duda, de los mejores hallazgos de esta semana.

Consideradas uno de los grandes inventos de la China moderna, las bicis constituyen en la actualidad uno de los principales medios de movilidad en la capital china. Durante la primera mitad de 2023 se reportaron como promedio en Beijing 2.7 millones de usos diarios de las mismas, 16 % más que en igual período del año anterior.

Es común verlas aparcadas en casi cualquier acera de la ciudad, característica que distingue este servicio en China. Existen unas 800 mil bicicletas distribuidas en 28 mil puntos por toda la capital del gigante asiático.

Ritan Park

Acceder a ellas es sumamente sencillo y barato, basta registrarse en alguna de las aplicaciones de pago en línea y escanear el código QR de las mismas para desbloquearlas. Eso, y un poco de prudencia para conducir en medio de avenidas inmensas donde muy pocos conductores respetan el tráfico. Con ello me ha tocado también “llevarme” uno o dos semáforos, guiar al grupo, jugar con el timbre y dejar constancia de la experiencia en muchas fotos.

***

No importa si el calor de agosto te abrasa, si tienes sed, incluso si las piernas te piden un descanso. Mientras recorres El Pueblo de Agua de Gubei no hay otra alternativa que amarlo, bañarse en las fuentes, fotografiar sus colores, pedir deseos mientras se lanzan monedas al agua, posar en sus puentes y llenar los ojos con su paisaje único.

El Pueblo de Agua de Gubei se ha convertido en pocos años en un sitio turístico muy demandado.

Situado al noreste de Beijing, en el distrito de Miyun, visitar este pueblo se parece mucho a un viaje en el tiempo, ambientado por la belleza arquitectónica tradicional china y enriquecido por la historia y la cultura vivas presentes en sus calles.

Decenas de miles de visitantes llegan a Gubei cada día, una ciudad que ha logrado trazar el camino hacia la revitalización rural y que ha conseguido influenciar y motivar el desarrollo de esta actividad en los pueblos cercanos.

A la Ciudad Prohibida, otrora Palacio Imperial, llegan cada día unos 40 mil visitantes.

Visitar La Ciudad Prohibida fue, en cambio, mucho más agitado por el calor y las miles de personas alrededor del otrora Palacio Imperial, residencia de los emperadores chinos durante casi cinco siglos (desde la dinastía Ming hasta el final de la dinastía Qing), con una superficie de 72 hectáreas. Un lugar simplemente majestuoso y de obligada visita, donde la afluencia de público alcanza en promedio las 40 mil personas diariamente. 

La última parada de la semana fue el Estadio Olímpico de Beijing, reconocido por ser la pieza central de los Juegos Olímpicos más costosos de la historia.

Cuando se lo comenté a mi papá, fanático de cualquier competencia deportiva que transmita Tele Rebelde, empezó a mencionarme algunas de las actuaciones más detacadas de los cubanos en aquella cita olímpica, entre ellas la primera de las cuatro victorias del gran Mijaín López en estos eventos. Sin embargo, la visita en esta ocasión solo incluyó el Centro Acuático Nacional o “Cubo de Hielo” de Pekín y la pista de patinaje de velocidad, un deporte que, como muchos cubanos, solo había visto hasta entonces en las películas.

Estadio Olímpico de Beijing, conocido como El Nido del Pájaro por su particular estructura.

No hubo tiempo de patinar pero sí de conocer el hielo y la magnificencia de esa instalación, la mayor estructura de acero del mundo, conocida también como El Nido del Pájaro por la forma peculiar de su estructura, acompañada de múltiples simbolismos.

***

Entre conferencias sobre economía, política y cultura, he tomado muchas notas y descargado libros de autores locales que todavía no comienzo a leer. He aprendido de rituales y creencias y comprobado que a los chinos los seduce el español, que saben muchísimo de literatura latinoamericana y que esta, a su vez, ha influido en buena parte de sus escritores contemporáneos.

No he visto a nadie durmiendo en las calles y la ciudad es extremadamente limpia; no obstante, el primer deambulante que veo pide limosnas mediante su código QR (otro de los grandes inventos de la modernidad china). Los contrastes, más allá del desarrollo y la eliminación de la pobreza, también son perceptibles aquí.

Una semana de profundos aprendizajes, de enterarme que brindar con la copa unos centímetros más abajo es una muestra de respeto y cordialidad y de que en este lado del mundo la armonía y el diálogo pesan más que una votación. 

Otros siete días en China, otra semana quizás un poco más consciente de la aventura y de las muchas historias por contar. 

Lea también:



Recomendado para usted

Foto del avatar

Sobre el autor: Lisandra Pérez Coto

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *