Yoslaidys Junco Peñalver nunca pensó dirigir la gran Unidad Empresarial de Base (UEB) donde trabaja desde hace cinco años. Un buen día, cuando se desempeñaba como facturadora, la citaron para una reunión y de golpe le anunciaron que poseía las condiciones idóneas para hacerse cargo de la entidad, perteneciente a la Empresa Mayorista de Productos Alimenticios de Matanzas (Empa).
Aunque ese encuentro transcurrió en el mes de diciembre, ella siente como si se tratara de un siglo atrás, al punto de no recordar con exactitud qué respondió realmente ante la propuesta de Idael Rodríguez, director general de la Empa.
Sí consigue rememorar que, después de aquel contacto, caminó varios metros en silencio, como medio aturdida, y que se decía para sus adentros: «¿¡Qué hiciste!? ¿¡Tú estás loca!?»
Han pasado ocho meses de esa designación, y desde entonces su vida dio un vuelco total. Con poco más de 30 años y dos hijos, dirigir los destinos de un lugar con la complejidad que conlleva un gran almacén de víveres representa una tarea ardua y en constante tensión.
Mucho más en tiempos tan difíciles para el país, con un bloqueo recrudecido y falta de liquidez, que atenta con la llegada a tiempo de innumerables insumos, entre ellos, los productos de la canasta familiar normada.
Su unidad es la encargada de recepcionar y distribuir la canasta normada de 54 bodegas de Unión de Reyes y 41 de Pedro Betancourt. A ello se suman los diversos organismos que también reciben productos a través de esta red mayorista.
La actual coyuntura económica del país ha provocado un desfase en el ciclo de distribución, y también en el día a día de los 55 trabajadores que dirige, quienes no cuentan con un horario fijo para llegar a casa.
Cuando los productos arriban a los almacenes se traza la estrategia de entrega de los alimentos sin importar horario, ni día de la semana. Incluso en jornadas feriadas o festivas se obsevará a estos obreros manipulando sacos de 50 kilogramos, que se colocan en estibas que asemejan montañas, y que soportan toneladas de productos.
Yoslaidys permanece allí, controlando, sugiriendo, y a veces, cuando el celular suena y ve el número del hogar, cae en la cuenta de lo avanzado de la noche. Con pesar entiende que no puede dejarlo todo e ir a abrazar a sus dos pequeños, porque debe treparse a un camión para acompañar a los estibadores en el trasiego de la mercancía.
«Mis días son demasiado agitados desde que amanece, mi teléfono suena alrededor de 200 veces, en ocasiones no tengo tiempo para almorzar porque ocurrió determinada situación y debo revisar el proceso.
«Muchos se asombran cuando me ven, joven y mujer, dirigiendo una entidad de la Empa, pero después de mi propio asombro inicial he logrado enrumbar el trabajo.
«Soy exigente, a veces creo que hasta ‘pesá’, porque me gusta que las cosas salgan bien, para ello trato siempre de tener buena comunicación con mis subordinados. Prefiero sugerir, no imponer, que entiendan la importancia de lo que hacen.
«Los respeto y los motivo para que den lo mejor de sí. Y aquí se les ve muchas veces trabajando en la madrugada de un domingo, con total entrega».
Para la joven, la parte más difícil de su tarea consiste en sancionar a un subordinado. «Lo he tenido que hacer. ‘¿Se me habrá ido la mano?’, es lo que luego me pregunto en casa».
Sin embargo, son muchos más los momentos gratificantes, gracias al apoyo de sus trabajadores y de la dirección general, a donde siempre llama ante cualquier entuerto, representando un asidero determinante para el éxito de su gestión.
Lea también: Apartado 1433: Respuesta del Grupo Empresarial de Comercio
Menciona con total convicción a su esposo como sostén esencial, ese horcón poderoso que la sostiene al compartir las tareas del hogar cuando ella permanece fuera, inmersa en la gran responsabilidad de que el alimento de miles de familias llegue a su destino, lo cual irremediablemente muchas veces la mantiene alejada de sus propios seres queridos.
Asegura que a pesar de las dificultades, siempre que llega a su hogar y siente todo el cariño de los suyos, le insufla la fuerza suficiente para continuar en la dura batalla de dirigir, lo que para ella se ha convertido en arte y sacrificio.
Muy valiente al asumir dicha tarea de tanta entrega y responsabilidad.