Al dedillo conoces la historia. Fue ese interés desmedido por buscar el origen de aquel libro; de la piedra encontrada en medio de la nada; del hombre que lo dejó todo, para acabar con la esclavitud de otros; del monumento levantado para alabar a las madres, erigido en el medio de una ciudad… Fue todo esto lo que te llevó a investigar y volverte un referente en la materia, te llevó a volverte historiador.
Comenzaste en tu rol, aún sin nombramientos. No hay evidencia de historiadores en las primeras civilizaciones, pero sí quedaron constancia de tus acciones, en cronologías antiguas de Mesopotamia. Dicen que el griego Herótodos fue tu padre, por aquella obra crítica conocida como Historias. Desde entonces fueron muchos sus hijos, que se extienden por todos los rincones del planeta.
Gracias a tu pasión desmedida por el saber, por los sucesos de antaño, yo los conozco. Te volviste enciclopedia viviente y transferiste lo aprendido. Con esa sapiencia que te hace grande lograste que otros nos enamoráramos de la historia, al igual que tú.
Tu especialización en el pasado, recopilando y organizando evidencias para documentar el acontecer del mundo, nos abrió a las generaciones siguientes una ventana en el tiempo. Nos facilitaste un camino de libros y revistas sobre nuestros antepasados, que ayudó a interpretar los acontecimientos históricos y su impacto.
Por ti, supe de la evolución del hombre en antiguas culturas y civilizaciones, del papel del trabajo, de los eventos, los regímenes, las políticas, las revoluciones y sus grandes próceres, de Darwin y sus especies, del primer tabaco, hasta la historia escondida tras las paredes de una botica francesa ubicada en la Atenas de Cuba.
Estás en todas partes: en escuelas, museos, editoriales, en una biblioteca, entre archivos o donde te necesiten. Siempre presto a compartir ese caudal que no parece tener límites.
Eres grande e importante, eso nunca lo dudes. Nadie cuenta el pasado con tanta maestría y devoción. Eres educador por excelencia, pieza clave en la sociedad. Mereces cada elogio, y hoy más que nunca… ¡Felicidades, historiador!