Alberto Sarraín: Matanzas está en mi corazón de artista

“Mi primer trabajo fue aquí, en el año 1970. Por eso, cuando me dieron a firmar el libro de la Casa de la Memoria Escénica, se me ocurrió escribir ‘Matanzas está en mi corazón de artista’, vuelvo siempre”.

Fueron las palabras de Alberto Sarraín, importante dramaturgo y director cubano radicado en La Florida, quien regresó este viernes 19 de mayo a la urbe yumurina para la entrega del premio Brene al diseñador Adán Rodríguez Falcón.  

“Me parece que las ideas que lleva a cabo Ulises (Rodríguez Febles) en esta institución van a tener un lugar importantísimo dentro de la historia del teatro cubano.  En la Universidad de Miami, donde trabajo, tenemos una correlación muy grande con él, con las cosas que hace. Vamos a ver qué se le ocurre para la conmemoración por los 100 años de Abelardo Estorino en el 2025, lo estamos esperando”.

Durante la jornada se inauguró la pieza 23 del Museo de Esculturas en Madera de la Dramaturgia Cubana, dedicada a la obra Maneras de usar el corazón por fuera, de Yerandy Fleites.

Sarraín, quien tuvo a su cargo esta puesta en escena en 2020, tanto en la Isla como en Estados Unidos, aseguró que se trata de un texto muy cubano y eso se sintió de manera extraordinaria, pero completamente diferente, en ambos países. 

“Allá la gente se identificaba con el personaje que volvía y trataba de recordar lo que había sido su Patria y aquí se fijaban más en la idea de la separación familiar, la pérdida del sentido de pertenencia.” 

En 2013, el también ensayista y profesor dirigió, junto a Yvonne López Arenal, la puesta Huevos, de Rodríguez Febles, en la ciudad de Miami. Esta obra gozó de gran acogida por parte del público, por tratar un tema profundamente arraigado en la memoria emotiva de la emigración cubana.

“Aquello fue algo asombroso porque la gente lloraba, gritaba, aplaudía, se paraba. Al final siempre hacíamos un conversatorio y allí hablaban todos, los que se fueron, los que tiraron huevos, y cada uno daba su opinión de lo que había pasado.

“Me gustaría reponerla porque tiene un valor histórico inmenso, mucho más en este momento en que se ha incrementado tanto la emigración, aunque sea una emigración distinta a la del Mariel, más silenciosa, amortiguada”.

El artista tuvo un momento para recordar al recientemente desaparecido director Pedro Vera: “Era una persona amable, dulce. Diría que estaba tocado de alguna manera por su situación personal, pero lidiaba con eso con un orgullo tremendo. Amaba profundamente al pueblo de Unión de Reyes y lo mantuvo activo en el mapa teatral contra viento y marea. 

“Cuando Pepe (Estorino) cumplió 80 años dijo que quería que yo hiciera la obra porque era uno de los pocos que aún se interesaban por el teatro cubano. Pusimos Morir del cuento en la Sala Hubert de Blanck y luego en el Sauto. Juntos fuimos a ver una versión de Vagos Rumores que tenía Pedro, así lo conocí y quedamos muy amigos, siempre nos comunicamos a través de Facebook”. 

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Sobre el autor: Giselle Bello Muñoz

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