Financiar inversiones con impacto ambiental que tributen a la protección y cuidado del medioambiente, y ayuden a reducir el daño que causan las actividades humanas a los ecosistemas, es el propósito de la Banca Verde, una iniciativa que en la actualidad cobra auge en muchos países de Latinoamérica.
Cuba se inserta en esta tendencia mundial y de forma gradual crea las condiciones y procedimientos para desarrollar este tipo de banca en el territorio, a través de un proceso de capacitación y sensibilización en una etapa temprana para garantizar su éxito.
Con el propósito de conocer sobre los primeros pasos que se dan en este sentido en Matanzas, Girón conversó con Yanetsy Chávez Camaraza, directora provincial del Banco de Crédito y Comercio (Bandec).
—¿En qué consiste la Banca Verde?
—La Banca Verde apuesta por promover productos y servicios enfocados en la biodiversidad, desde la incorporación de la gestión de riesgos ambientales regidos por regulaciones para desarrollar las finanzas verdes y prácticas de ecoeficiencia bancaria, propiciando la movilización de recursos para tales fines. Ello permite reducir las barreras y brechas existentes en los mercados para el financiamiento de inversiones con impacto ambiental.
“Esto se traduce en que el Banco comenzaría a hacer, para ese tipo de proyectos, análisis más integradores no solo financieros, sino que tengan que ver con los riesgos ambientales y sociales y que puedan ser financiados tanto de manera interna como externa.
“Tiene como objetivo ganar en sostenibilidad financiera para el desarrollo ambiental, a partir de la movilización de recursos con destino a la gestión sostenible de la biodiversidad, el cambio climático, el uso racional de los recursos naturales y la calidad ambiental. Desarrollar alianzas que allanen el camino para la Banca Verde en el territorio es el propósito de Bandec”.
—¿Cómo se inserta Bandec en esta práctica?
—A finales de 2021 fue creado el Grupo de Trabajo Temporal de Banca Verde, al que hoy se han incorporado representantes de todos los bancos del Sistema Bancario y Financiero Nacional (SBFN), del Citma, el Ministerio de Economía y Planificación, la Academia y la Universidad. De esta forma, a partir de un cronograma de trabajo diseñado por etapas, se crean las directrices para un programa de sensibilización a nivel del SBFN y establecer los procedimientos necesarios para crear servicios y productos con este fin y su funcionamiento.
“Aunque la protección medioambiental ya estaba concebida entre los aspectos a considerar por Bandec para la aprobación de determinado financiamiento, el proceso será mucho más riguroso, pues los riesgos, tanto medioambientales como sociales, no solo serán identificados, sino que los proyectos deberán contemplar, también, la respuesta a estos, desde indicadores que puedan ser medidos e informados con claridad y confiabilidad a los inversores.
“La implementación gradual de la Banca Verde en todas las instituciones financieras del país comprende acciones hasta 2025”.
—¿En qué momento se encuentra esta estrategia en Matanzas?
—Nos encontramos en la fase de capacitación con todos los ministerios implicados en la actividad, tanto para el personal de nuestra base como para todos los organismos relacionados. Además, nos centramos en identificar los clientes con posibilidades de integrarse en estos proyectos.
—¿Existiría alguna ganancia para el Banco?
—Con este tipo de Banca ayudaríamos a mitigar los daños hacia el medioambiente; también favoreceríamos a los productores o actores económicos que piensen en estos proyectos; los productores podrían recibir ventajas en tasas de interés o en algún tipo de garantías.
“Cuando hacíamos los análisis, veíamos que la Agricultura, uno de los sectores más financiados por Bandec, es de los que más dañan el medioambiente. Por tanto, que podamos contribuir a identificar productores o proyectos que minimicen estos perjuicios y que los financiemos y favorezcamos es bueno para todos”.
“Hoy existen algunas mipymes y otros emprendimientos que apuestan por el reciclaje y lo hacen parte de su actividad. Asimismo, tenemos campesinos que basan sus labores en técnicas y prácticas que no afectan el entorno, por lo que creemos que la Banca Verde en Matanzas puede ser una buena opción.
“Como institución también pensamos en la manera de mitigar los daños ambientales, y una de esas formas es el uso de la energía renovable. Por eso en nuestra sucursal del municipio de Colón tenemos prevista la instalación de paneles fotovoltaicos, que contribuirían a buscar la ecoeficiencia y avanzar en la Banca Verde desde adentro.
—¿Qué proyectos se pueden financiar con esta acción?
—Se pueden financiar proyectos para la conservación de la biodiversidad, la reducción de contaminación, del uso de recursos naturales como el agua, de degradación de tierras y desertificación; además, fortalecer los sistemas agrícolas para contribuir a la seguridad alimentaria y créditos a propósitos de energías renovables.
—¿Qué ventajas implica para los clientes?
—Para los clientes incrementaría la calidad y productividad, les abriría oportunidades a nuevos mercados y mejores precios. Para el medioambiente, las prácticas de la agricultura climáticamente inteligentes propician la calidad de los suelos y el agua, contribuyen a conservar la biodiversidad y los ecosistemas y, sobre todo, aumentan la captura de carbono.
“Mientras, para el banco, la política corporativa de protección del planeta incrementa la productividad de los clientes, atenúa factores de riesgo crediticio del portafolio de colocaciones y, por tanto, mejora la reputación e imagen de la institución en relación con su compromiso social”.
—¿Cuáles son los beneficios para el medioambiente?
—Se refuerza la visión de la estrategia ambiental nacional, donde se propone alcanzar un nivel superior en la conservación, protección y uso racional de los recursos naturales en la calidad ambiental, en los asentamientos humanos y en el enfrentamiento al cambio climático, con un enfoque ecosistémico, asegurando el derecho constitucional de los cubanos a vivir en un medioambiente sano y equilibrado.