Un sonido casi imperceptible para el oído humano, cual parecido al zumbido que producen ciertos conductores eléctricos me ha despertado esta mañana. Dejando a un lado la pereza que producen las horas cercanas al amanecer, me dispuse a encontrar la fuente de estos sonidos para nada desagradables, aunque me hayan separado de los brazos de Morfeo. Provenían del patio, los escuchaba y cual grillo, se apagaban nada más avanzaba hacia las plantas siempre florecidas de mi jardín. Una vez ubicado debajo del naranjo del patio, justo encima de mi cabeza se manifestó la «costa» más bella que la naturaleza cubana ostenta y no solo por el singular colorido de sus plumas, sino porque además su pequeñez es tal cual un pequeño abejorro, siendo el ave más pequeña del mundo. ¡El ave más pequeña del mundo en mi jardín!
Con apenas cinco centímetros y alrededor de dos gramos, esta diminuta criatura fue descrita para la ciencia por vez primera en 1844 por el naturalista alemán Juan Cristóbal Gundlach y curiosamente su descubrimiento ocurrió en nuestra querida provincia de Matanzas. Gundlach lo bautizó como Calypte helenae, en honor a la esposa de un amigo -Helena- quien murió enferma de cólera. En esencia el género Calypte significa “velo de mujer” y el avecilla muestra en su cabeza un gran parecido, aunque ya este género ha cambiado por estudios posteriores al de Mellisuga, por sus costumbres de succionar miel o néctar de las flores.
Deteniéndose a observarla en pleno vuelo, resulta imposible ver sus alas, pues las baten a velocidades tan altas que las hacen imperceptibles al ojo humano. En movimiento provoca un zumbido muy parecido al de las abejas,por lo que se ha ganado el apelativo de “Elfo de las abejas”. Para los amantes de las aves existen varios sitios donde se les puede observar en la Ciénaga de Zapata. Según expertos en el tema o personas que han viajado en busca de estas maravillas de la naturaleza cubana, es en el Gran Humedal donde mejor se le puede observar.
Por estos días ya el macho comienza a mostrar su plumaje reproductivo, el que es iridiscente, todo un espectáculo que tiene un único fin: enamorar a las hembras y así garantizar la descendencia. Entre vuelos en picada, diversas poses donde se esmera en mostrar todo su esplendoroso plumaje, trata por todos los medios de captar la atención, cosa no muy difícil al menos para quienes lo contemplamos por horas, ya para las hembras de la especie será otra cosa.
Por el momento, mientras termino de escribir este artículo, puedo contar con la agradable compañía de esta joya de Cuba y del mundo a unos escasos tres metros de mi habitación, toda una fortuna que no muchos han tenido. Espero que el llamativo visitante no abandone mi jardín y mientras tanto les invito a buscar más información de esta maravillosa especie.
(Por: Lic.Yoandy Bonachea Luis)
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