La cultura cubana lamenta hoy la pérdida del artista de la plástica y poeta matancero Rolando Estévez Jordán, a sus 69 años.
Estévez fue un prolífico creador, difícil de encasillar en un estilo, escuela o movimiento. Su enorme talento y avidez artística le impulsaron en disímiles direcciones: el diseño, tanto editorial como escénico, la instalación, el dibujo, el performance, la escritura, entre otros.
Su nombre se asocia fundamentalmente a su trabajo como diseñador principal de las Ediciones Vigía, para las que concibió cientos de libros, pergaminos, plaquettes, sueltos y ejemplares únicos, con su poética visual inigualable.
Algunos de esos ejemplares forman parte de prestigiosas colecciones como la del Museo de Arte Moderno de Nueva York (Moma) la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, el Museo de Arte Atlántico, las de universidades e instituciones alrededor del mundo.
Así mismo, forjó la estética de varios colectivos escénicos: El Mirón Cubano, Teatro D´Sur, Danza Espiral, Teatro Icarón y Teatro Buendía.
Es autor de los poemarios El dios tardío (Letras Cubanas, 1990); La cáscara profunda (Ediciones Vigía 1991); Suite para voz y corazón en traje negro (Ediciones de La Ciudad 1997); Mar mediante (Ediciones Vigía, 2007); La vena rota (Ediciones Aldabón, 2010) y Oráculo en bandeja de aluminio (Ediciones Matanzas, 2021).
Varias generaciones de diseñadores yumurinos llevan su huella pues durante años impartió un curso de esa materia en la sede de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (Acaa).
En 2013 fundó Ediciones El Fortín, desde donde siguió soñando nuevas maneras de crear libros, que él convertía en auténticas obras arte empleando materiales muy humildes.
Le fueron otorgados el Premio Nacional de Diseño del Libro en 2010 y el Premio Provincial de Teatro José Ramón Brene; y poseía la Distinción por la Cultura Nacional.