Nostalgias de un mochilero: los rostros de Duaba (+Fotos)

Hace unos años me sentía un mochilero de gran estirpe; de esos que se empeñan en recorrer el mundo sin más pretensiones que descubrir personas y regiones distantes. Fue sin dudas la mejor etapa de mi vida. Cuando hoy alguien me pregunta sobre el tiempo perdido por las tantas cosas que me faltan, les dirijo cierta mirada satisfecha, mientras pienso en los innumerables paisajes y rostros que conservo en mi memoria y enriquecen mi acervo: no soy más que la gente y los lugares que he conocido. 

De dichos sitios indescriptibles mencionaría a Duaba. Ese paraje enigmático me enamoró. Los altos cocoteros a orillas del mar representan una imagen idílica. Los humildes hogares están construidos sobre pilotes, y por más que miré en su interior apenas vi equipos electrodomésticos.

En la playa por donde desembarcaron Antonio Maceo y otros patriotas cubanos para reiniciar las luchas independentistas en 1895, encontré una tarja y seis o siete casas desvencijadas. Allí también vi a tres ancianos encorvados, como si la vida les pesara demasiado; y una gran montaña de cáscaras de cocos, fruto a partir del cual se elaboran los famosos cucuruchos envueltos en yagua que le han dado la vuelta a Cuba.

Según me dijo un poblador, la montaña de cocos al pie de su casa tenía 60 años, justo el tiempo que se había dedicado a esos menesteres. Detrás de su morada rompían las olas con furia, en una larga franja de playa de arena negra. 

Poco pude conocer de la zona desde la experiencia de mi interlocutor, porque le urgía adentrarse al monte en busca de cangrejos, con un jolongo como único aditamento para la caza.  

En aquella aventura me sobrecogió la mirada intensa de una viejita de ojos tristes. Le pregunté si podía retratarla; asintió con la cabeza y escaso entusiasmo. Al parecer, le daba lo mismo que lo hiciera o que no. Me conmovió su tristeza.

Sus piernas mostraban grandes venas a flor de piel, como las extremidades de los que han trabajado mucho en la vida. Ese recuerdo, su mirada desolada, me acompañarán siempre.

Las personas tendrán como referencia de Duaba la epopeya tras el desembarco de los generales Antonio Maceo y Flor Crombet. En cambio, yo pienso en la soledad de aquel lugar y, sobre todo, en los ojos más lánguidos con los que me topé alguna vez. (Fotos: Del autor)

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Sobre el autor: Arnaldo Mirabal Hernández

1 Comment

  1. MUY INTERESANTE SU COMENTARIO ME CONMOVIÓ ESE RELATO Y EXPERIENCIA SUYA LO FELICITO
    PERO NO DEBE ESTAR TAN SOLITARIO Y CON TANTA NECESIDAD SUS MORADORES
    OJALÁ QUE LE PRESTEN UNAATENCION PRIORIZADA
    GRACIAS POR SER MARTIANO DESEÁNDOLE SALUD UN FELIZ AÑO NUEVO CON SALUD ÉXITOS Y PROSPERIDAD

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