La fiesta de Trompetín y los que saben querer

La diversión resultó mayúscula en el Parque de La Libertad, donde disfrutaron los más pequeños de casa, junto a la familia. Fotos: Del autor

Diego, Susy y Gertrudys María dieron rienda suelta a los movimientos de sus cuerpos y con sonrisas saturaron de alegría el ambiente. Apenas tienen tres, cuatro y cinco años de edad, respectivamente. Disímiles estaturas, pero idénticos en diversión y felicidad. 

Numerosa es la cantidad de niñas y niños que al ritmo de la música, guiados por el reconocido payaso Trompetín, bailaron, saltaron y se divirtieron durante la soleada mañana del pasado jueves, en el céntrico y emblemático Parque de La Libertad, de la capital yumurina.     

Hallaron lo que buscaban, se lo propició el Ministerio de Cultura y sus dependencias, en pleno parque, protegidos por árboles y la pérgola que, como mudos testigos, acogieron a los infantes y parecían tan alegres como ellos de poder tenerlos cerca, con esa felicidad única que satura y estremece el alma.

Diana, Alberto y Tomasito, lindos párvulos, realizaron los primeros pasos de retozo sano, pero ello no les impidió sonreír y realizar movimientos constantes en brazos de sus respectivas madres, que debieron sostenerlos con fuerza, porque movimientos no les faltaron, al compás de los ritmos musicales.

Y qué decir de Trompetín, cuyo nombre es Herlys Sanabria Urra, quien con apreciable profesionalidad hizo saltar, bailar, improvisar juegos y otras atracciones, que trae de su andar durante 30 años de experiencia, incluido el de actor de Teatro Papalote, y en la actualidad integrante de la Compañía del Circo América. Recibió en el 2013 el Premio Caricato.

“Qué mayor felicidad que alegrar a nuestros niños, a esta Esperanza del Mundo, como escribiera nuestro Héroe Nacional José Martí. Qué no hacer para que disfruten, sobre todo los más pequeños, que apenas hablan, caminan, pero sí saben jugar, y tanto necesitan de padres y demás para hacerles más agradable sus vidas.

“Cuando observo a mi alrededor las maravillosas sonrisas que nos ofrecen, junto a la gracia de sus bailes, aflora cuanto tenemos por dentro y dedicamos con infinito amor”.

Trompetín los convocó al baile de la rueda, acompañado de una popular canción. No hubo niño, incluso los tomados en brazos, que quedaran tranquilos, con aplausos, voces, gritos, y hasta mamá, papá y abuelos, en sus sitios, “echaron un pie” hasta el final.

La función terminó, por el momento, pero quedará el recuerdo del grato momento vivido junto a los que saben querer, como afirmara el Héroe Nacional de Cuba.

Recomendado para usted

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *