Desde la altura este fragmento de la ciudad parece confinado al gris, a la ceniza que grita cuántos colores devoraron las llamas. Los bomberos y carros apenas parecen puntos diminutos en medio del vacío lúgubre. Sin embargo, uno sabe que hay mucho más en estos planos captados, una esperanza que como el ave fénix se alza en medio del dolor, un orgullo tremendo por quienes triunfaron sobre las llamas y quitaron el humo de nuestro cielo.
(Fotos: Raúl Navarro González)
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