En pleno período de la ocupación militar yanqui en Cuba, en octubre de 1901, el vigilante de policía Felipe Mazas Ibarra, transitaba por la calle Velarde, en el barrio yumurino de La Marina, cuando observó un grupo de efectivos militares estadounidenses que maltrataban a la meretriz Esperanza Crespo.
Al requerirlos fue agredido a pedradas, y con una especie de fuste terminado en una bola de metal, recibió un fuerte y contundente golpe en la cabeza que lo privó del conocimiento. Ya en la Estación Sanitaria fue reportado de gravedad y le extrajeron siete fragmentos óseos del cráneo. Mientras, como era de suponer, los marines norteamericanos no eran procesados.
Felipe Mazas continuó prestando servicios en la policía matancera hasta la década de 1930, en que se jubiló. Para la historia quedaba su imagen, aún convaleciente, publicada en la primera página del diario habanero La Caricatura, del domingo 6 de octubre de 1901; además de uno de los fragmentos del cráneo, conservado celosamente por su nieto Eugenio Álvarez Mazas.
(Por Adrián Álvarez Chávez)
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