Entre 350 y 500 desastres de mediana a gran escala fueron registrados durante 2021, y la ONU ha advertido que si no se toman provisiones inmediatas de gestión y financiamiento de las amenazas, hacia 2030 la cifra aumentará y habrá una media de 1.5 desastres cada día, se conoció durante una conferencia internacional sobre el tema en Bali, Indonesia.
Por primera vez desde el inicio de la pandemia, cientos de representantes de Gobiernos, organismos internacionales y otros actores se reúnen en Bali en la Plataforma Global para la Reducción de Riesgos de Desastres, con el fin de discutir la disminución del peligro de catástrofes y su gestión ante la creciente frecuencia de los eventos extremos.
La reunión se lleva a cabo después de que la pandemia retrasara el avance en todas las áreas del desarrollo global, desde el cambio climático y la reducción de riesgos hasta la igualdad de género.
En el discurso de apertura, la vicesecretaria general de la ONU, Amin Mohammed, afirmó este miércoles que las decisiones que se tomen y las acciones que se emprendan en este momento “pueden influir inadvertidamente en nuestro riesgo y exposición”.
Según la Oficina de la ONU para la Reducción de Riesgos de Desastres (UNDRR), el año pasado se registraron entre 350 y 500 desastres de mediana a gran escala y las proyecciones apuntan a 560 catástrofes por año, o 1.5 por día hacia 2030 si no se toman provisiones inmediatas de gestión y financiamiento de las amenazas.
“Tenemos que actuar con urgencia y a gran escala”, dijo Mohammed y agregó que, para empezar, se deben poner en práctica las lecciones aprendidas de la pandemia, mejorando la gobernanza del riesgo, porque “todavía no contamos con los marcos para gestionar los riesgos, ya sea de una pandemia global o un tsunami, y para mitigar su impacto”.
En segundo lugar –apuntó–, hace falta invertir en capacidades de datos más sólidas que puedan anticipar, prevenir y responder mejor a riesgos complejos antes de que se conviertan en desastres, lo que incluye el desarrollo conjunto de análisis de riesgos y la inversión en coordinación e infraestructura de datos que permita el intercambio de conocimientos y la acción anticipatoria conjunta.
“Esas inversiones nos ayudarán a navegar riesgos complejos antes, más rápido y de una manera más específica y eficiente”, sostuvo.
Subrayó que se debe tener en cuenta la reducción de riesgos de desastres en los marcos financieros e incluir la resiliencia en todas las inversiones.
Mohammed señaló que se necesita dar prioridad a los países menos adelantados y los pequeños Estados insulares en desarrollo, que sufren de manera desproporcionada cuando se producen desastres.
“Los desastres en esos países pueden acabar con décadas de progreso en desarrollo y crecimiento económico en un solo evento, con consecuencias económicas y sociales muy graves a largo plazo”, dijo.
Llamó a fortalecer la cooperación internacional para la prevención y la reducción del riesgo de desastres en los países y comunidades más vulnerables, incluidas las mujeres y las niñas, las personas con discapacidad, los pobres, los marginados y los aislados.
En abril, la ONU publicó un informe alertando sobre la espiral de autodestrucción en la que se encuentra el mundo y reportando que los desastres en la región Asia-Pacífico, la más afectada actualmente por esos siniestros, cuestan un promedio de 1.6% del producto interno bruto (PIB) anual, más que en ningún otro lugar del mundo.
Los congregados en la Plataforma Global, que concluye el sábado, evaluarán los avances en la implementación del Marco de Sendai de las Naciones Unidas, recomendarán acciones para los hacedores de políticas, compartirán las buenas prácticas y buscarán concienciar sobre la importancia de la prevención de riesgos y construcción de resiliencia.