El tiempo y el clima lo mismo pueden ser aliados que enemigos del hombre. A la ciencia le corresponde ponerlo a nuestro favor y, ante los efectos del cambio climático, nos ayuda a descifrar cómo lograr la resiliencia ante la sequía, las intensas lluvias, los incendios, los eventos meteorológicos extremos, las altas temperaturas.
Cada vez es más evidente la vulnerabilidad de la provincia de Matanzas ante los efectos del cambio climático. Por eso Periódico Girón conversó con la Ms.C Milagros Alfonso Cabrera, especialista del Centro Meteorológico Provincial, sobre la importancia de la aplicación de los servicios meteorológicos como herramientas para la adaptación.
― ¿De qué forma los servicios meteorológicos locales contribuyen a crear esa resiliencia tan necesaria?
― En Matanzas hay condiciones físico-geográficas, incluso económicas, que influyen sobre esa vulnerabilidad, como la presencia de humedales, las cuencas subterráneas, Varadero, el mayor polo turístico de sol y playa, la explotación petrolera, el principal corredor de aves migratorias del Caribe insular, que establece importantes rutas de conectividad entre áreas protegidas y unidades de producción, donde se desarrollan prácticas productivas en el sector agropecuario y que incluyen esfuerzos de reforestación. En este caso, los servicios meteorológicos son una herramienta válida porque las alertas tempranas, logradas con la vigilancia climática, permiten a los gestores, decisores y a cada persona con alguna responsabilidad en la esfera de la sociedad, incluso a la población, tomar medidas con tiempo de antelación.
Milagros Alfonso, especialista del Centro Meteorológico Provincial de Matanzas, destaca que la aplicación de los servicios meteorológicos en sectores claves como el agropecuario contribuye a mejorar los resultados.
― ¿Cuáles son los principales servicios meteorológicos, en dependencia de las características de la provincia?
― La gama de servicios es muy amplia, por ejemplo, los vinculados al sector agropecuario. El paquete tecnológico está hecho en sintonía con las líneas de trabajo del Ministerio de Agricultura. Somos un apoyo a sus objetivos desde la selección de la tierra, la roturación del suelo, la propia siembra, el ciclo biológico o vegetativo del cultivo, la cosecha, traslado y almacenamiento del producto agrícola. Lo mismo pasa con los animales. Trabajamos el confort térmico con los productores de ganado mayor y menor para mejorar la cantidad de individuos de cría. El vínculo con la apicultura también es interesante porque una buena salud de nuestra atmósfera le da una buena salud a la abeja en un territorio altamente productor de miel.
“También realizamos la vigilancia de las costas por la parte sur, específicamente para prevenir incendios forestales. Ahora manejamos el término de incendios rurales, generalmente se desatan por alguna negligencia, una colilla de cigarro que cae y el material vegetativo está tan seco que se prende el fuego. Por lo tanto, la vigilancia satelital se centra en los focos de calor, se hace a diario durante el período de máxima peligrosidad desde noviembre hasta abril, muy a tono con el Cuerpo de Guardabosques y el Servicio Agroforestal.
“Para el caso de la costa norte se trabaja en la vigilancia del confort técnico de la Península de Varadero, monitoreando el comportamiento de los vientos y el resto de las variables. El sector turístico ha adecuado la información meteorológica a la determinación del consumo energético, algunos hoteles son abanderados en este tipo de uso de la información con fines de ahorro.
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“De igual forma, el sistema de salud puede conocer el comportamiento de una determinada enfermedad mediante nuestros servicios y a futuro atender primero a los que la padecen y segundo, prevenir a los que ya vienen con una afectación genética”.
― El Centro Meteorológico Provincial cuenta con una red de estaciones muy fortalecida. ¿Cómo se protegen esos datos útiles para el presente y el futuro?
― Nada de esto fuera posible si no estuvieran esas personas que toman el dato cada tres horas y hacen su resumen en 24 horas con un cierre de ciclo de los más inmediatos del mundo. El pronóstico que con frecuencia escuchamos en los medios de prensa llega gracias al observador meteorológico. En Matanzas contamos con estaciones localizadas en Playa Girón, Varadero, Jagüey Grande, Unión de Reyes, Colón, Indio Hatuey y Jovellanos, estas últimas conforman la red en función de fortalecer el sector agropecuario.
“Hace varios años nuestro centro asumió la automatización de esos datos que están en copia dura, hoy conservados en nuestro Archivo Provincial. Esto no solo te da la certeza de que no se pierda la información por la humedad u otros factores, sino que ya está digitalizada y protegida para este tipo de servicios”.
― El análisis de los datos recogidos durante más de medio siglo por la red de estaciones permitió la publicación online de un libro sobre la resiliencia ante el cambio climático en Matanzas. ¿Cuáles son sus principales aportes?
― El texto tiene un lenguaje asequible, aborda los servicios climatológicos especialmente enfocados en la actividad agropecuaria y forestal, la salud humana, el manejo del agua, y el sector turístico. Pretendemos que este material sea de consulta para productores agrícolas, empresarios, tomadores de decisiones, científicos y otros interesados en el tema porque traslada experiencias que pueden contribuir a mitigar los efectos del cambio climático y adaptarse a los nuevos escenarios.
― ¿A su juicio qué desafíos asume hoy el Centro Meteorológico Provincial?
― El principal desafío está en que se tome conciencia de los beneficios que trae la implementación de estos servicios. Debemos lograr que gobernantes y directivos comprendan cómo ser más eficientes con esta herramienta.
“En los planes de la economía muchas veces no se presupuesta el uso del servicio meteorológico y luego las pérdidas de determinada actividad son mayores porque no existió la vigilancia agrometeorológica, por ejemplo, ante los días de intensa sequía como ocurrió en Playa Girón, que estuvo tres meses sin llover en un lugar donde está presente tanta área boscosa, tanta vegetación seca y pastizales.
“Ante esos problemas ocasionados por la variabilidad en el comportamiento del clima, estamos convencidos de que con el uso de los servicios climáticos como medida de adaptación, podemos lograr mejores resultados desde el punto de vista agroalimentario”.