Por favor, no nos felicites, no nos regales postales con frases hechas, ni “flores para otras flores”, ni ponderes nuestra belleza, nuestra capacidad de resistencia, si el resto del año no te involucras en reducir las brechas que nos alejan en oportunidades, si no te esfuerzas por deconstruir el machismo o reproduces la violencia.
Que cada 8 de marzo se celebre el Día Internacional de la Mujer no es casual, es una fecha surgida de la lucha por nuestros derechos, y una batalla que persiste también en Cuba.
Sí, más allá de lo que aprendemos en la escuela, en nuestro país todavía queda trecho por andar en temas de empoderamiento y equidad pues si bien es cierto que con el triunfo revolucionario quedaron garantizados derechos fundamentales por los que se lucha hoy en buena parte del mundo, entre ellos el derecho al aborto seguro, la incorporación de la mujer al trabajo en todos los sectores y la igualdad salarial, aún hoy restan otros desafíos.
Debe quedar claro que no basta con salir de la cocina, pues de sobra es conocido que luego se asumen dobles y triples jornadas. Seguimos siendo nosotras quienes más tiempo dedicamos al trabajo del hogar, unas 10 horas más que los hombres y también somos las mujeres quienes en mayor medida abandonamos los empleos o posponemos oportunidades laborales y de crecimiento profesional para ejercer labores de cuidados, sin que sea reconocido este aporte económico.
Nadie se atrevería a dudar que tenemos derechos, garantías, leyes y políticas públicas, aunque en la práctica existen barreras “invisibles” que todavía nos limitan, en su mayoría bajo el amparo y como consecuencia de la profunda cultura machista dominante. La reproducción de estereotipos en mensajes y campañas de comunicación así como la sexualización de la imagen de la mujer lo evidencian.
Por otro lado, no podemos mirar para otro lado ante un fenómeno tan urgente como la violencia de género, un asunto que abarca desde el acoso naturalizado y la violencia psicológica en las relaciones de pareja, hasta los femicidios. Dos estudios ejemplifican su magnitud. Según la Encuesta Nacional sobre Igualdad de Género (ENIG-2016), realizada por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) y la FMC, el 39,6 por ciento de las mujeres entrevistadas declaró haber sufrido violencia en algún momento de sus vidas, en el contexto de sus relaciones de pareja. Asimismo, el informe nacional cubano de cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible reportó en 2019 una tasa de feminicidios de 0.99 por cada 100.000 mujeres de 15 años o más para el año 2016.
La violencia de género, reconocida por el gobierno cubano, cuenta con una ruta para su contención, a través de la estrategia integral de prevención y atención a la violencia de género en el escenario familiar. Sin embargo, la capacitación de los profesionales encargados de prestar ayuda o de ofrecer curso legal a las denuncias constituye hoy día un desafío esencial.
Que este 8 de marzo sirva para analizar nuestras conquistas y poner la mirada en lo que nos falta, para recordar que las feministas no somos ni histéricas, ni brujas ni estamos locas, un 8M para seguir luchando. (Cartel: Dyan Barceló)