La tarde de este jueves 9 de febrero un grupo de fotógrafos se congregó en el inmueble ubicado en el número 29216 de la Calle de Medio (101 por la numeración antigua) para compartir ideas y sueños sobre lo que, en el futuro, podría convertirse en la Fototeca de Matanzas.
Este proyecto, un viejo anhelo del fotorreportero Ramón Pacheco Salazar, cobra nuevo impulso gracias a la participación de los artistas yumurinos Julio César García y Ernesto Cruz, a los que se ha sumado la española Layna Fernández.
Juntos han peleado las batallas para que se reconozca el sitio que merece el arte del lente en nuestra ciudad y ese empeño ha fructificado con el correspondiente cambio de objeto social del derruido caserón de Medio entre Manzaneda y Zaragoza, un emplazamiento ideal en una zona muy céntrica del casco histórico.
“Actualmente el proceso se encuentra en la parte burocrática de la entrega del local a Cultura, explica Julio César García, pero ya contamos con el compromiso de las autoridades”.
Estudio 101, Centro para el Desarrollo de la Fotografía y el Audiovisual, será el nombre oficial del espacio que contará con dos plantas e incluiría una galería, aulas, tienda, áreas multipropósito y servicios afines a la fotografía para garantizar su sostenibilidad.
El objetivo de la reunión realizada a cielo abierto, entre las poquísimas paredes del edificio que otrora ocupara Planificación Física, fue aunar voluntades y criterios entre los miembros del movimiento fotográfico matancero para llevar a feliz término esta idea.
“La intención es que esta se convierta en la casa de todos, el lugar donde los más jóvenes puedan visibilizar su trabajo, aprender, compartir experiencias”, puntualizó el propio Julio César.
En la opinión de Ernesto Cruz, el gran desarrollo de la fotografía en la ciudad yumurina amerita la realización de la Fototeca de Matanzas. Para él resulta de vital importancia la creación de una academia que dote de sustento teórico a los aficionados al arte de la imagen.
“El movimiento que en los años ochenta iniciaron artistas como Pacheco y que desde hace unos cuantos años ha adquirido gran pujanza entre jóvenes, formados en su mayoría de manera autodidacta, merece un espacio propio, que cumpla una función social formativa y que tribute al bien común”.