No pocas personas siguen con justificada expectativa el quehacer de Atres, cooperativa no agropecuaria de producción y comercialización de artículos, que tiene mucho de particular, con una alternativa diferente en el ámbito económico.
Fundamentar su riqueza en materiales que nacen del reciclaje, la hace acreedora de ubicarse en el selecto grupo de entidades que ahora ponderan en Cuba las oportunidades que ofrece la economía circular, consistente en concatenar los desechos de los procesos productivos en aras de que problemas como el de la contaminación se truequen en nuevas soluciones.
A partir de un largo y paciente trabajo creador, en los últimos tres años los socios de esa entidad matancera sacaron hermosos y útiles objetos, gracias a la reutilización de unas 400 toneladas de desechos, principalmente de materiales plásticos.
Es como transformar la basura en oro, le damos vida a lo inservible, a lo aparentemente inútil; lo aprovechamos todo, o casi todo, dice José Antonio Soto Valle, presidente de la cooperativa.
No se debe perder de vista que reutilizar ese alto volumen de remanentes, en particular de plástico, para la producción de ecomadera, representa haber dejado de talar un importante nivel de árboles y, por consiguiente, evitar el impacto negativo a la masa forestal con sus pérdidas ambientales incalculables.
Los productos, con calidad en el acabado, gozan de acogida, además, porque son duraderos, algo que resulta de mucha importancia para los clientes, argumenta Soto Valle .
Según los expertos, para la confección de la ecomadera se utilizan todas las familias de plásticos, pero es necesario realizar una selección según su tipo, pues cada una de ellas tiene una temperatura de fundido distinta, de modo que se hace necesaria la segmentación para garantizar el éxito en los pasos siguientes, hasta llegar a la extrusión y facilitar el trabajo de los operarios.
Según Teresita Soto Julián, la administradora, entre otras líneas trabajan la ecomadera, carpintería, producciones de aluminio, herrería, serigrafía, fundición, confecciones textiles y el tratamiento anticorrosivo. Brindan otros servicios de montaje, mantenimiento, reparación, restauración y decoración a bienes e inmuebles.
En la cartera de confecciones aparecen pérgolas, barandas, tabloncillos, buroes, mesas, sillas, mesas de picnic, bancos y cestos, algunos de los cuales están destinados a la ambientación de hogares y espacios públicos, como las pasarelas que reaniman áreas en distintos lugares del país.
La cooperativa ha resuelto no pocos problemas, y hoy sus productos tienen presencia en diversas localidades de la provincia de Matanzas y otros territorios del país. La marca Atres está presente con pasarelas para acceder a casi todas las playas del litoral norte de la ciudad yumurina, y rejas como delimitadores de césped, como ocurre en el Parque de La Libertad.
Sus productos son visibles en hoteles de Cayo Largo del Sur, en parques e instalaciones turísticas del balneario de Varadero, las Cuevas de Bellamar y de Saturno, la Arboleda, y en no pocos sitios de interés de La Habana.
Nuestra representación pudiera ser mucho mayor, pero las materias primas son aún escasas debido a un insuficiente encadenamiento con la empresa estatal socialista, razona José Antonio Soto Valle, el presidente.
«Nosotros contamos con capacidad para procesar más de cien toneladas de plásticos cada mes; pero a pesar de que tenemos contrato con todas las empresas de materias primas del país, no es suficiente la entrega, pues como no existe encadenamiento no están precisadas a garantizar la cantidad necesaria, todo es mediante oferta y demanda, lo que encarece los costos.
«Dichas empresas disponen de molinos, algunos de gran capacidad, como el de Cienfuegos y, sin embargo, nos venden ese plástico sin procesar ni clasificar».
En su opinión, la economía circular es un asunto que, como bien han reconocido autoridades del país, resulta un camino recién iniciado que, para implementarse con urgencia, precisa de una verdadera transformación cultural. (Por: Ventura de Jesús/Granma)