Un mundial con turbante

40 años se cumplen del Mundial de Fútbol celebrado en España. 40 años se cumplen del debut de Maradona en los Mundiales. 40 años se cumplen de la inconcebible puntería a puerta del futbolista italiano Paolo Rossi, desempeño que trascendió como uno de los máximos rendimientos de un ser humano en un torneo deportivo. 40 años se cumplen del gol que anuló un jeque de Kuwait, luego de bajar al terreno con sus escoltas deteniendo el partido para interpelar al árbitro por subir al marcador el cuarto gol de Francia frente al conjunto del reinado islámico. 

 La Copa del Mundo es un torneo cuatrienal, considerado por muchos el evento más importante en el deporte, sobre el tema se discute. Sobre lo que ya no se discute, porque el tiempo apremia y porque los enconados enfrentamientos se suscitaron, es que el 20 de noviembre del 2022 iniciará la Copa del Mundo en Catar, un diminuto, pero extremadamente rico estado islámico ubicado en el Golfo Pérsico. 

El choque cultural entre la pequeña monarquía conservadora de Oriente Medio y el millón y medio de ciudadanos del resto del mundo que arriban al emirato es estruendoso. Tiene tela por donde cortar la celebración de un evento internacional donde se prohíba la venta de alcohol en los estadios o donde las leyes locales criminalicen la homosexualidad y las relaciones sexuales fuera del matrimonio.  

A la vez, resulta lógico que la tercera reserva de gas natural del Mundo desee hacerse de un lugar en el escenario mundial a través del deporte.  Los motivos por lo que rivalizaron contra Estados Unidos por la sede del campeonato intercontinental en el 2010 son legítimos.

 Durante más de diez años los cataríes han transformado los cimientos estructurales de la nación, nada simbólico, todo material. Ahora en el Golfo Pérsico se encuentra una nación mucho más desarrollada y con una infraestructura completamente mejorada. Con todo lo que la FIFA, federación que rige el fútbol mundial, exigió: estadios nuevos, hoteles nuevos, tecnologías de aire acondicionado nuevas, hospitales nuevos, centro recreativos nuevos y una nueva sede para el fútbol. 

Los islámicos se adentraron en el fútbol europeo. Sus inversiones se extienden desde la televisoras deportivas hasta las compras de clubes como New Castle United o Manchester City. Las gestiones de la FIFA en el fútbol élite depende en demasía de muchos de los miembros del emirato catarí, adentrados a golpe de billete en la federación. Pero bueno, con el intercambio más cercano de los jeques con la institucionalidad deportiva,  estos millonarios han ganado en diplomacia. Parece menos probable que su pasión los desborde a interrumpir partidos mundialistas como en el 82 con el miembro del emirato kuwaití.

Hasta las personas que no conocen mucho del deporte asocian los veranos con los grandes eventos deportivos. Este certamen en particular le roba el protagonismo hasta a la misma Navidad e interrumpe en la mitad la temporada de los clubes porque en la época estival la temperatura es considerada nociva frente al mar del Golfo Pérsico.  Por ello, los organizadores invirtieron en los estadios climatizados que logran una percepción de temperatura ambiente de hasta 11 grados Celsius.  

Y comienza el Mundial de Catar. 32 naciones escriben su historia en la mayor fiesta del fútbol y millones de ojos sobre el desempeño de los jugadores en el campo y también sobre el país. Los futbolistas y los entrenadores, que a fin de cuentas resultan los imprescindibles, certifican en el terreno sus verdades, sus entrenos, sus motivos. 

 Humanos ofrecerán lo mejor de sí, apretarán los dientes por su país, por la familia o por su carrera.  Da igual el móvil, lo realmente admirable es la belleza que se destila cuando alguien entrega el cuerpo todo a una causa, como entregaron Maradona y Paolo Rossi en la década del 80.

 En los Mundiales se juegan un montón de dinero. La fama, la gloria y la adoración de tu nación son algunas de las recompensas, pero precisamente en esta cita ecuménica 42 millones de dólares para el equipo ganador permean la entrega de cada participante.  Por cierto, esta es la Copa del Mundo que más dinero desembolsó para los interventores. El premio para el primer lugar resulta una parte de los 440 millones de dólares destinados para todos los equipos.   

A lo que iba, lo más importante de lo menos importante: 40 años después del mítico Mundial de España 82 los espectadores anhelan que emerja un exponente de la calidad y la iconicidad de Diego Armando Maradona. 40 después ansían disfrutar del mejor desempeño de un deportista en una competición. Y 40 años después cruzo los dedos porque otro jeque árabe no baje las escaleras de algún climatizado estadio de Catar para reclamar por un gol encajado por su equipo, y que, si lo hace, por favor, que no regrese a la tribuna complacido porque anularon la anotación.

En un próximo escrito, contaré cosas más relacionadas con el fútbol del Mundial de Catar y no de lo que gira en torno a él, pero consideré necesario adentrarlo a usted en el Mundial 2022 por las cosas más importantes de las menos importantes.  

(Por: Ernesto Arturo Santana García del Busto)

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