Más de dos décadas han pasado, pero el Centro de Anticorrosivos y Tensoactivos (Ceat), perteneciente a la Universidad de Matanzas (UM), no queda detenido en el tiempo. La actividad de ciencia e innovación hace que esta unidad evolucione para responder a las nuevas exigencias de la industria cubana.
El equipo de profesionales, siguiendo los pasos de los fundadores, fabrica productos con gran aceptación tanto dentro de la provincia como a nivel nacional, principalmente en el sector electroenergético, azucarero, transporte y en las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Lea también: Favorecerá nueva mipyme estatal la producción de anticorrosivos
La aplicación de mástiques asfálticos modificados con polímeros en tanques de almacenamiento de petróleo en el Cupet ya muestra su efectividad. Según el ingeniero industrial Harold García Betancourt, director del Ceat, este procedimiento crea una unión entre la base de concreto y la metálica, que impide la penetración de contaminantes que dañan el piso de la estructura.
Con el propósito de mejorar la introducción de resultados, la reciente aprobación de una micro, pequeña y mediana empresa (mipyme), nombrada Atenum, abre nuevas puertas en los procesos de comercialización, investigación y desarrollo de productos.
SOLUCIONES PROBADAS EN LA INDUSTRIA
La unidad de desarrollo e innovación cuenta con varias líneas de anticorrosivos y tensoactivos, gracias a un ciclo completo de investigación. El funcionamiento de una planta piloto durante años ha hecho posible la creación de capacidades pilotos de producción, principalmente de recubrimientos empleados en la protección de estructuras en el sector industrial.
El joven directivo explica que históricamente se ha utilizado la pintura como recubrimiento anticorrosivo. Sin embargo, ello no garantiza una durabilidad prolongada en las condiciones de Cuba, sobre todo en estructuras y equipos con muchos años de explotación y ubicados en entornos agresivos, por lo general cerca del mar, donde la velocidad de corrosión es muy grande.
“Mediante el empleo de los productos del Ceat se diseñan sistemas capaces de robustecer e incrementar la durabilidad en los esquemas de protección. De esta forma aumenta la vida útil y se logran disminuir costos de mantenimiento. Se trata de un problema grande para la economía del país que aún tocamos con la yema de los dedos, pues resulta marcado el deterioro a nivel industrial”.
Disoluciones de fosfatados, grasas de conservación y mástiques asfálticos son algunos de los anticorrosivos más demandados. Estos últimos materiales, propicios para sellar hendiduras o resquicios, se elaboran a partir de desechos. Por ejemplo, el polvo y la viruta de goma procedente de los neumáticos son muy dañinos para el medio ambiente y aquí encuentran un uso efectivo.
A decir del experto, los tensoactivos constituyen otra línea muy aceptada, pues permiten modificar las propiedades de otros materiales. En la actualidad se han desarrollado tecnologías como aditivos para la construcción que mejoran la plasticidad del hormigón, ya sea acelerar o retardar el proceso de fraguado.
En materia de sustitución de importaciones, la labor del Ceat tiene un impacto significativo. Durante los últimos tres años superaron los 200 000 dólares de ahorro a la economía. El engranaje creado con diversos organismos ha sido clave en la superación de muchas limitaciones.
“Trabajadores de Antillana de Acero hoy día emplean disoluciones de fosfatado en la limpieza del metal. Ese tipo de producto en el mercado internacional rondaba los 15 dólares por litro. Lo evaluamos en conjunto; entonces, este organismo trajo al país parte de la materia prima que necesitábamos, logramos producirlo y comercializarlo a un costo mucho menor”.
ABRIR PUERTAS A LA CIENCIA Y AL DESARROLLO
La planta piloto, si bien responde a no pocas necesidades, no deja de ser pequeña dentro de una universidad con un esquema económico presupuestado. Todas las producciones se realizan con apoyo de organismos que ofrecen subvenciones. Por tanto, desde el punto de vista económico no hay una estructura idónea para lograr estabilidad.
Con la creación de la nueva mipyme, con la UM como socio único, se establece un ciclo cerrado económico que permite obtener financiamientos con mayor facilidad y elevar los volúmenes de producción. Se trata de un mecanismo que incluye el diseño de sistemas que impulsen la productividad.
Atenum se encuentra en proceso de constitución, y será una de las primeras mipymes estatales creadas por el Ministerio de Educación Superior dirigida a generalizar resultados de la ciencia en una rama específica del conocimiento.
Para García Betancourt, la principal fortaleza radica en el hecho de estar situada al lado de una estructura de investigación, que continuará desarrollando soluciones y perfeccionando las existentes, y al mismo tiempo se va a nutrir de todos estos resultados.
“Su ubicación en el propio campus universitario es otra de las ventajas, le aporta un enfoque multidisciplinario porque confluyen diversas ramas de la ciencia, como la ingeniería química, la ingeniería mecánica, la ingeniería industrial, la economía, la informática, la contabilidad; o sea, todas las ramas del saber van a incidir en el perfeccionamiento de la gestión.
«El nuevo esquema permitirá que los ingresos puedan revertirse tanto en el proceso de producción con la mejora de la infraestructura, como en el de investigación. Por tanto, esto va a favorecer a la academia, el personal científico y la sociedad».