Nada mejor para homenajear a una artista de la talla de Fara Madrigal que el espacio Café Mezclado, que conduce y dirige el intelectual Alfredo Zaldívar, en ciertas tardes del viernes, cuando la ciudad languidece un tanto y las almas alcanzan ese estado de quietud que algunos llaman armonía.
Esa atmósfera placentera siempre se percibe y disfruta en las tertulias del afamado editor, y la sienten los invitados, que logran revisitar su pasado y comentar con mirada satisfecha cuánto han logrado en su existencia.
Solo en espacios como esos redescubrimos a personalidades como Fara Madrigal, la
artistas de los tantos nombres y de tantas vidas, que dejara un pedacito suyo por cada sitio donde pasó, fundando universos.
De Carmen Fara Rodríguez y Madrigal hay mucho que escribir, desde como se contrajo su nombre, hasta aquella vez que atravezó un matorral de hierba de guinea que le arañaba la piel, para cumplir su sueño de estudiar actuación. Había salido de su natal Santi Spíritus con la resolución de convertirse en actriz, tal fuerza y determinación derribó cualquier duda al respecto.
Se convertía así en fundadora del Instituto Superior de Arte. Como mujer de luz, siempre le acompañó esa virtud de ser iniciadora de importantes proyectos teatrales como el Mirón Cubano y Teatro de las Estaciones. En ambos grupos todavía era conocida como Carmen Fara Rodríguez.
Su llegada a la radio, gracias a una novela histórica que le estremeciera como oyente, le colocó ante un mundo rico en experiencias, donde las modulaciones de la voz era el principal instrumento del artista. Por sugerencia de un colega comenzaría a ser conocida desde entonces como Fara Madrigal, a la fuerza de su nombre se sumaba su calidad interpretativa.
Después llegaría a la televisión junto a su compañero de la vida, el querido Chuchi, Jesús del Castillo. De los tantos proyectos que emprendió para el medio televisivo, quedará para siempre en la memoria de los cubanos Barquito de Papel, donde interpretaba a Maravilla, otro de los tantos apelativos que le acompañan, y por el que le conocen todos los niños.
Barquito de Papel se mantuvo durante 18 años en la televisión obteniendo innumerables premios, gracias a ese binomio mágico que lograron consolidar Chuchi y Fara, que tanta magia regaló a la audiencia cubana.
Para homenajear tan fructífera obra, llegaron hasta la sede de la Uneac matancera artistas de la talla de Lien Rodríguez, Alfonsito Llorens, Margarita Muñoz y de Liliam Padrón y su Compañía Danza Espiral.
Homenajean a Ramón Pacheco y a la radio matancera
Durante la celebración de la peña Café Mezclado también se congratuló al fotoperiodista Ramón Pacheco, miembro de la Uneac y fotógrafo del periódico Girón, y con una amplia trayectoria artística como artista del lente.
Para los presentes se trata sin dudas del decano de los fotógrafos matanceros con obras expuestas en varias latitudes e innumerables premios nacionales e internacionales.
Pacheco compartió con los presentes varias imágenes captadas durante su vida que
reafirman su valía y reconocimiento. En la velada se reconoció además al sistema de la radio provincial en el centenario de la radio cubana.