En el Hospital Ginecobstétrico Docente José Ramón López Tabrane permanecen vigentes desde 2020 restricciones que prohíben las visitas de los padres a la sala y restringen el acceso de personal no acompañante a dicha institución. Foto: Raúl Navarro González.
Si en el mundo el parto acompañado por la pareja o familiares es un hecho común, en Cuba, esta posibilidad, incluida dentro de los cuidados maternos respetuosos, no es viable en muchas de las instituciones hospitalarias. Al menos, desde el punto de vista de la infraestructura —nos explican los expertos— resulta complejo, tomando en cuenta las condiciones de privacidad que este proceso exige.
Ya sabemos que en Matanzas tendremos que esperar para esta y otras condiciones básicas relacionadas con el parto humanizado.
LEA AQUÍ UN ACERCAMIENTO DE GIRÓN A ESTE TEMA.
Las madres son conscientes de que el parto sin dolor y el resto de los procedimientos concebidos internacionalmente dentro de esta política avanzan con pasos lentos en el país, a pesar de la esperanza que representa el inicio del proyecto piloto para la atención al parto respetuoso a inicios de agosto. Sin embargo, otras restricciones mucho menos complicadas atentan contra la felicidad plena de la familia ante la llegada del recién nacido.
Hablamos de las limitaciones que desde hace meses impiden a los padres conocer a sus hijos dentro del Hospital Ginecobstétrico Docente José Ramón López Tabrane, y los obligan a inscribirlos bajo esa circunstancia. Con la medida, respaldada en su momento por un contexto epidemiológico difícil, se restringe también el acceso a cualquier familiar no acompañante, aun cuando las condiciones que le dieron origen han variado.
CUIDADOS Y DERECHOS NECESARIOS POR IGUAL
La génesis de esta problemática, vigente hasta hoy, se remonta a 2020 e integra un amplio grupo de medidas de protección, implementadas ante la llegada de la pandemia de covid-19 y el riesgo que entrañaba la entrada de personal no autorizado a una instalación hospitalaria de esta naturaleza. Las visitas, hasta entonces permitidas en determinados horarios, quedaron suspendidas desde ese primer momento.
Según informó a Girón Yamira López García, directora de la institución, en el caso de las acompañantes se decidió que fueran solo mujeres, atendiendo a las estructuras de las salas de puerperio, donde deben convivir hasta cuatro embarazadas por habitación, en un hospital donde el índice de ocupación se mantiene entre el 98 y el 100 %, cifra muy por encima de los objetivos de trabajo del Ministerio de Salud Pública (75 %) para este apartado.
Además de ello, en una primera etapa se determinó la permanencia de esta acompañante durante toda la estadía de la paciente, con los correspondientes controles de PCR, algo que hoy ha cambiado.
“Intentamos proteger la privacidad de las madres y la salud de los bebés. Especialmente tratamos de evitar cualquier incomodidad que pudiera generar la presencia de hombres dentro de las salas, donde en ocasiones necesitan lactar, curarse las heridas de la cesárea, etc.”, explica López García.
Por su parte, Luis Armando Wong Corrales, director provincial de Salud en el territorio, añadió que también se tomó en cuenta la seguridad de los recién nacidos ante las reiteradas indisciplinas ocurridas con anterioridad a este período, que incidieron de forma considerable en que la tasa de mortalidad infantil en el centro se ubicara entre las peores del país.
“Una de las principales causas era la sepsis, provocada en gran medida porque el acceso al hospital no estaba limitado y se encontraba constantemente lleno de personas, algo que hoy no sucede. En segundo lugar, porque la familia debe entender que la alegría por la llegada de un hijo no puede significar indisciplina o sobreexposición del bebé”, enfatizó.
“Yo entiendo que no me dejen quedarme, que no se pueda entrar al salón de partos, pero negarnos a los padres la posibilidad de conocer a nuestros hijos en esos primeros días es inconcebible en un contexto donde hablamos tanto de paternidad responsable y donde acabamos de aprobar un Código de las Familias tan inclusivo. Cuando nació mi niña dejé todo lo que estaba haciendo y fui corriendo para Maternidad; sin embargo, solo mi suegra y mi cuñada pudieron subir a verla. Tuve que inscribirla sin conocerla, solo la vi en esos días por fotos”, cuenta con impotencia Yunior, padre matancero.
“Mi mamá estaba conmigo, pero el papá tuvo que esperar a que saliéramos de alta. En mi caso fueron solo 48 horas en el hospital, pero en la sala donde estaba había otra muchacha ingresada hacía más de 15 días y todavía el papá no conocía a su hijo”, cuenta Jeny Dacal Puñales en su testimonio.
Sobre la naturaleza de estas decisiones, López García sostiene que responden desde el inicio a medidas y orientaciones ministeriales que no son exclusivas de Matanzas, sino que se aplican en todo el país. Sin embargo, Wong Corrales asegura que la vigencia de estas restricciones pudieran flexibilizarse.
Lo cierto es que más de dos años después las limitaciones persisten, aun cuando las condiciones originales han variado y a pesar del amplio reclamo, del cual son también conscientes desde la dirección de esta institución.
LA SENSIBILIDAD COMO PREMISA
“Se habla de disciplina y restricciones, pero dentro de la sala, a veces, ni siquiera el personal de Salud utiliza los medios de protección; sin mencionar a los custodios que obstaculizan en ocasiones el cambio de acompañante, y otras en que ellos mismos están dentro de la sala”, aseguró Amanda, una de las madres entrevistadas.
“Aquí está muy bien establecido el uso del nasobuco, dónde es necesario y dónde no. Con respecto al personal ajeno dentro de las salas, te puedo decir que al menos yo nunca los he visto, y nosotros nos pasamos el día caminando este hospital. Pudiera ser, claro que sí, y hay un grupo de responsabilidades de por medio que se tendrán que evaluar si eso sucede”, aseguró López García.
Tanto para ella como para Ariel Rodrígez Prado, subdirector del hospital materno provincial, otro aspecto importante a evaluar es la educación cívica de los padres y familiares que desean acudir al centro, un tema que agudiza el recelo de los directivos de la institución a la hora de flexibilizar o no las restricciones de entrada al mismo.
“Las pacientes después del parto, por lo general, permanecen de tres a cinco días aquí. Entonces, cuando hacemos esos análisis nos preguntamos qué es más importante: conocer al bebé en el momento del nacimiento o salir con él para la casa sin enfermedades”, se cuestiona López García.
“Había que estar en este hospital para darse cuenta de lo que ocurría en las visitas: la gente sentada encima de la cama, comiendo, robándose los medios del hospital. No respetaban el horario establecido y quienes hacíamos guardia administrativa teníamos que dedicarnos a sacar a los familiares. El tema de retomar o no las visitas lo hemos valorado, pero estamos buscando la mejor forma para tratar de mantener esta disciplina que ya hemos adquirido”, argumenta en tanto Rodríguez Prado.
“Pensando en encontrar la mejor alternativa, preparamos en estos momentos determinadas condiciones tecnológicas. Tenemos previsto instalar en el área de recuperación una cámara que permita a los familiares ver a la madre y al recién nacido a través de un televisor que instalaremos en el salón de espera”, explicó López García.
Si bien existen en la población conductas que distan mucho de la educación cívica y el comportamiento a mantener en los hospitales, no se puede limitar un derecho como el que se analiza con generalizaciones, pues se trata de un momento de extrema sensibilidad y como tal debe ser abordado.
El asunto, a pesar de los sucesivos análisis, permanece sin solución ni alternativas, ni siquiera para las gestantes o madres con estancias prolongadas. De cualquier forma, estas restricciones muchas veces son burladas, por lo que sostener en el tiempo una medida de esta naturaleza podría propiciar, además de pesar e incomodidad para las familias, nuevas indisciplinas que tampoco tributan al objetivo de sostener elevados indicadores de salud o proteger la vida de las pacientes y sus hijos.
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Alguien con autoridad sobrada,con moral, prestigio, con humanidad , solidaridad, con decoro , con visión en el futuro de la patria y de los cubanos…dijo…»»» HAY QUE CAMBIAR LO QUE DEBA SER CAMBIANDO»»
cuándo será el día que la mente de muchos dirigentes a nivel nacional, provincial, municipal, a nivel de empresa e instituciones todas, cambiará..??!! Para mejorar el bienestar del pueblo..
Sobran las palabras…
Espero y las restricciones se flexibilicen un poco me falta poco menos de 2 meses para dar a luz a mis 2 bebés y soy mami primeriza y estoy muy asustada de no tener un apoyo familiar en el hospital me aria mucha ilusión que mi esposo conociera cómo se debe a sus hijos en el momento después de sus nacimientos porq como bien lo dice es el padre y tiene los mismos derechos que nosotras las mamis
Gracias por tocar un tema tan sensible. De este problema también fui víctima y espero que se resuelva pronto. La insensibilidad no debe tener cabida en nuestro sistema social.
Es bueno que se aborde el tema, no siempre una medida en un contexto dado, continúa siendo favorable en otras circunstancias.
Hola. Excelente reportaje, eso sí señores que lo determinan. Hay cuestiones que no deben de pasar por alto, sucede que si ellos no ven la falla, por favor habitúen a otras instancias salas de visita o algo similar dónde se cumplan todos las normas. Mi punto es que no lo hacen cómo deben y las soluciones que dan son superfluas, que responden a maltrato materno.
Gracias a Girón
Cuando mi niño nació mi esposo no pudo verlo hasta que me dieron de alta después de dar a luz 48 horas. Y tener que inscribirlo sin verlo. Me parece que no debe ser así. Ya deben cambiar eso😡
Creo que todo lo expuesto x la direccion de ese centro son meras justificaciones para quitarse responsabilidades propias del normal funcionamiento de un hospital.todo lo convierten en prohibiciones y limitaciones y ya los tiempos han cambiado.pienso que solamente exigiendo el adecuado uso del nasobuco y una buena desinfecion de manos los padres pueden ver y visitar perfectamente a sus hijos y esposas.el resto es solamente hacer cumplir la diciplina y el comportamiento que se requiere dentro de un hospital