Desde el primer momento del siniestro en la base de supertanqueros en la Zona Industrial brinda viajes gratuitos a quienes batallan contra el fuego y sus familiares. Fotos: del Autor
“Oiga, hacia dónde usted se dirige, lo puedo llevar, y a usted también compañera”. La invitación nos toma por sorpresa en las afueras del Hospital Provincial Clínico-Quirúrgico Docente Dr. Faustino Pérez Hernández. «Voy hacia los alrededores de la Zona Industrial”, me dice.
De sorpresa en sorpresa, pues en la parte derecha del pisicorre verde que conduce y del que es dueño Ariel Aragón Vargas, hay un cartel bien claro que expresa: GRATIS, personal de la Salud y familia de los lesionados.
Y es que desde el primer momento en que comenzara la catástrofe en la División Territorial de Distribución de Combustibles de Matanzas, al impactar una descarga eléctrica (rayo) sobre el tanque número 52 con algo más de 26 mil toneladas de petróleo crudo nativo, Ariel se puso a disposición de los trabajadores y cuerpo de bomberos que de forma incesante laboran en el lugar.
“No hay descanso, no puede haber mientras se mantenga la grave situación. Qué menos puedo hacer que brindar mis servicios a los valientes compañeros y compañeras que allí se entregan por entero a la difícil situación sin tener en cuenta el alto riesgo que corren sus vidas».
“No importan los viajes que sean necesarios, en momentos como estos no puede tenerse en cuenta, sino apoyar cuanto se hace, y muy en particular si de conducir a un centro hospitalario a un lesionado se trata, a cualquier hora del día. Estar cerca y no solo como chofer, sino en calidad de ayudante para cargar y llevarlos con urgencia cuando sea necesario”, manifestó con sencillez el ahora artesano, quien unos años antes fuera parte de las fuerzas del Ministerio del Interior, cuya formación es símbolo de lo que debe ser cada persona en las actuales circunstancias.
La actitud de Ariel, matancero aficionado al béisbol y seguidor de los Cocodrilos, le ha valido la admiración, cariño y respeto de muchas personas en la ciudad de Matanzas. Contó que numerosas personas de toda Cuba, Estados Unidos, México y Panamá le enviaron saludos y apoyo por la tarea que ha asumido en estos momentos.
Además, nos narra que hace unas horas, en un Servicentro adquirió combustible para continuar su faena y al disponerse a pagar, el trabajador que allí cubría el turno no se lo permitió: “Esto va por mí”, le dijo. Salí de allí agradecido, pero, sobre todo, con infinita disposición de seguir hasta el final, y convencido de que de esta saldremos nuevamente victoriosos.
“Admiro la grandeza de quienes batallan en este nuevo frente, sin límite alguno, con nuestro Presidente al frente, como lo hiciera Fidel en numerosas ocasiones, sin medir el peligro».
“Lo importante es ser útil, humano, porque nuestros hermanos lo necesitan”, aseveró y, sin apenas escuchar nuestras palabras de agradecimiento, partió raudo hacia la Zona Industrial o, si es solicitado, al hotel Velasco, donde se hallan los familiares de las personas desaparecidas luego del siniestro.
Ariel es Fidel, como prometimos los cubanos revolucionarios, dignos, como fieles seguidores de nuestro Máximo Líder y guía imperecedero.