Desde que ocurrió el siniestro, el viernes último, no hay un solo matancero sin estar al tanto de lo que sucede con aquellas personas a las que les ha tocado estar allí: luchando contra las poderosas llamas para evitar males mayores.
El apoyo a ellos y sus familias se ha hecho sentir desde el primer momento y aunque quienes brindan su ayuda incondicional no andan en busca de prebendas ni reconocimientos, es lógico que esa actitud trascienda al espacio digital, por el que hoy se informa la mayoría de la población.
Así, conmueve escuchar en una directa hecha en Facebook por Yunielis Moliner Isasi, colega de Radio 26, la historia de Ariel, el chofer del ómnibus particular que enseguida se dispuso a trasladar gratuitamente —hasta y desde el hospital Faustino Pérez— al personal de la salud, lesionados y familiares.
Desde que se decidió evacuar a los residentes en la zona versallera, pizzerías y bares del sector no estatal anuncian su deseo de contribuir sin costo alguno a su alimentación; a los que se suman varios dueños de casas de renta brindando sus habitaciones ante cualquier emergencia. Ese desprendimiento que en épocas de tantas carencias posee doble valía.
No faltan en la red de redes las oraciones, los brazos prestos a donar sangre, el acompañamiento de los artistas y deportistas, ni los versos de aliento salidos de la inspiración de quienes sienten en carne propia el dolor ajeno.
De más está decir que las organizaciones políticas y de masas, y las instituciones estatales contribuyen con la evacuación, alimentación y atención de los ciudadanos que así lo requieran.
La preocupación y el anhelo de aportar trascienden las fronteras matanceras. Demasiados son los gestos solidarios que llegan desde cada rincón de esta Isla. Por solo mencionar alguno, Ricardo Zacarías, desde Santiago de Cuba, brindó su camión para trasladar cualquier ayuda humanitaria hasta esta provincia.
Desde otras localidades del país ha llegado, asimismo, el refuerzo para combatir el fuego, y la voluntad de asumir en sus instituciones de salud a los lesionados. Constantes expresiones de apoyo se leen también provenientes de gobiernos, personalidades, embajadas y amigos extranjeros, así como de coterráneos residentes en el exterior.
El fuego que aviva la solidaridad en las redes sociales supera cualquier catástrofe. Y es que si algo distingue a los nacidos en esta Isla es el humanismo, la unidad y la cooperación que surge, sobre todo, en eventos de esta índole.
Y aunque siempre habrá quienes intenten arreciar el odio y crear falsas matrices de opinión, los cubanos de verdad van aun sin ser llamados y sin calcular distancias, dan aun sin que les pidan y entregan el máximo de sus energías aun sintiéndose cansados.
Si algo se reitera otra vez, en este doloroso accidente que tan duro nos aprieta el pecho, es la arcilla de la que están hechos, la grandeza que los define. Ese abrazo, demostrado de mil maneras, venido desde adentro y desde afuera, que nos ha hecho sentir que Matanzas no está sola.