
Apenas sintió el llanto y antes de desprenderse del cordón umbilical ya lo tenía acurrucado entre sus brazos bebiendo de su savia, disfrutando de uno de los mayores privilegios que se tienen en este mundo: la maternidad.
En los últimos años, se ha vuelto tendencia un enfoque respetuoso en el parto y puerperio, con la intención de que el proceso, tanto para la madre como los familiares, se transforme en experiencia positiva.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS): “Todas las mujeres tienen derecho a recibir el más alto nivel de cuidados, que incluye el derecho a una atención digna y respetuosa en el embarazo y en el parto, y a no sufrir violencia ni discriminación”. Por ello, con el objetivo de concientizar sobre los derechos de las gestantes, del 13 al 19 de mayo se celebra la Semana Mundial del Parto Respetado.
DESDE EL INICIO

En 2020, el libro Psicoprofilaxis obstétricas desde la perspectiva del parto humanizado, trajo a la luz propuestas para la atención integral a la mujer embarazada en Cuba, con el objetivo de preparar a las féminas y hacerles más llevadera la experiencia. Dos años después, se lanzó la Guía de actuación para el parto respestuoso, un material de imprescindible consulta por el personal de la salud.
“Todo comienza desde la captación, con las orientaciones que le da el médico de consultorio y se extiende hasta el momento del parto”- asegura Yusnerki Piñeiro Dickinson, jefa de Sección Provincial de Enfermería.
“Desde que la mujer sale embarazada se le informa lo que necesita conocer, incluyendo cómo debe transitar su embarazo, las complicaciones que pueden aparecer y si es de un área de salud rural, en qué tiempo debe de ingresar, y por supuesto, se les brinda las charlas educativas en cuanto a la lactancia materna, que se dan tanto en los hogares maternos, consultorios, hasta en el hospital”.
Con una frecuencia quincenal, los martes resultan los días escogidos para la psicoprofilaxis en la consulta de genética municipal del policlínico José Machado, de Unión de Reyes. Otro día de la semana, en la misma sede, se atiende a las gestantes de la Ciénaga de Zapata, y se realizan muchísimas acciones educativas.
“Con la comunicación neuro-sensorial se persigue que el bebé tenga un buen desarrollo intrauterino, que sienta lo deseado que va a ser en su seno familiar. La intención también es garantizar luego un alumbramiento en óptimas condiciones”- comenta Rosa Hemenegilda Poey, licenciada en enfermería, quien laboró por 48 años en Maternidad y actualmente se desempeña como jefa de psicoprofilaxis en el Parto Respetuoso en dicho municipio matancero. “Trabajamos con amor y dedicación con las embarazadas para lograr resultados y el bienestar materno fetal”- asevera.
Pero a algunas gestantes no les basta con los cuidados especiales de casa, porque presentan ciertos riesgos que requieren de chequeos más constantes y estrictos. “Aquí ingresan, incluso, si lo requieren, desde el inicio del embarazo y se da seguimiento según su patología por interconsulta con los diferentes especialistas”- explica la doctora Yulié Estévez Miranda, directora del Hogar Materno cito en la urbe yumurina.
“Cuando están a término se le hace la psicoprofilaxis, que es con una especialista en Cultura Física, que viene tres veces en semana y le realiza los ejercicios, como la bailoterapia. Algunas, por su patología, pasan mucho tiempo en cama, lo que las vuelve sedentarias, y estos ejercicios preparan a la gestante para el momento del parto”.
VÍA LIBRE A LA VIDA

Desde la puerta de acceso al salón de parto del hospital provincial ginecobstétrico José Ramón López Tabrane se divisa, toda de verde, una figura femenina llena de historias clínicas entre manos, e incesante en su ajetreo. Su rostro fruncido devela su preocupación por cada materna que accede al interior. «Esto está enredado ahora: hay preclamsias, bajo pesos…»- explica mientras con la mirada vigila porque cada proceso que se realiza a su alrededor se haga bien.
Gilda Milián Bustamante no es una enfermera cualquiera, juega un rol protagónico en el proceso. Ha sostenido mucha vida naciente desde sus inicios como enfermera hace varias décadas.
En la Isla, entre las acciones para minimizar las intervenciones y la medicalización durante el parto, se potencia la atención y el seguimiento del mismo por el personal de enfermería. Desde hace cerca de dos décadas, se cuenta con un marco legal y normativo que garantiza la preparación y formación en obstetricia de los enfermeros y enfermeras, para la atención y acompañamiento del parto vaginal sin complicaciones.
“Requiere mucha atención como todos los nacimientos. Le explicas a la paciente sus deberes y derechos. Todos los cuidados de enfermería se le realizan encima de la mamá, que puede hasta ponerlo a lactar. Una vez transcurridos 30 minutos, le hacemos las pinzaciones del cordón” -explica Gilda, jefa de servicio de la unidad obstétrica.

“Sin cortar el cordón se le pone en el pecho a la mamá, para que eso ayude a la involución del útero, para que pueda salir pronto la placenta, y esos son de los mejores cuidados que tiene el bebé, el cual se trata de separar lo menos posible de la progenitora”- comenta Yusnerki.
“Aunque los bebés estén en estado crítico, tiene visita de los familiares más allegados a la sala de neonatología. Si la madre decide estar 24 horas, lo puede hacer. Si la mamá, por alguna complicación o problema de salud, no puede hacer el apego con el bebé, el papá puede suplir en ese rol”.
“Tenemos tres salones y en cualquiera puede realizarse el pacto respetuoso. Antes teníamos un área específica para ello, pero no resulta tan sencillo porque aquí derivan las gestantes de toda la provincia, lo que significa un número considerable de nacimientos.
“Las neonatólogas nos ayudan y nosotras, las obstetras, a las que nos dicen por ahí “comadronas”, realizamos los partos. Aquí tenemos un grupo de enfermeras muy profesionales que lo realizan, incluyéndome a mí, que me encanta. Lo disfruto como tomarme un vaso de café diario por la mañana”, asevera.
No podría ser diferente, si Gilda atesora una basta experiencia, y una preparación que viene desde la academia: “Cuando comencé mis estudios me hice enfermera obstetra, o sea, la que realiza en realidad los partos. En aquel entonces para graduarme de esa especialidad debía cumplir con un número; si no tenía los 20 partos, no me permitían especializarme. Ahora, todo resulta diferente. No obstante, las enfermeras que entran aquí tienen mucho dinamismo, les gusta y aprenden rápido.
“Inicié en la profesión con solo 18 años y ya estoy cerca de las cuatro décadas de experiencia. Disfruto enseñando no solo a enfermeras, sino hasta a médicos a traer vida al mundo”.
– ¿Por cuántos va?

– “¡Ya perdí la cuenta! ¡No llevo el número! – refiere, mientras deja escapar, entre sonrisas, un suspiro que delata la satisfacción en tantos años de quehacer. “He recibido muchos infantes, inclusive a las mismas mamás que le he hecho partos, luego he tenido a las hijas en el servicio. ¡Ya llegué a la tercera generación!- confiesa feliz.
Varias constituyen las novedades que se manejan con esta modalidad, que potencia la dignidad humana y pone énfasis en la mujer sea sujeto y protagonista de su parto, que tenga libertad para la toma de decisiones y que sus deseos se valoren y respeten.
“El parto humanizado puede tener acompañamiento, aunque no siempre resulta posible porque el local no es muy grande, y a veces son muchas pacientes. Hemos tenido experiencias que es el esposo quien corta el cordón con la tijera, lo que es muy bonito porque ven el trabajo de parto, lo que pasa la mujer y eso los sensibiliza.
“Se busca que sea un parto fisiológico y normal. A veces existen complicaciones, y entonces el acompañamiento deja de ser posible, porque entorpece nuestro trabajo. Por ejemplo, la paciente puede venir con 8 centímetros de dilatación y estancarse, lo que se llama detención del progreso del trabajo de parto, y eso puede derivar en cesárea.
“Las cesáreas no deben tener acompañamiento porque se trata de un acto quirúrgico, donde asisten ginecólogo, anestesiólogo, cirujano, enfermeras circulantes. Pero sí le permitimos compañía en el alojamiento conjunto, la sala donde se recuperan todos los casos quirúrgicos y las parturientas”.
Según las autoridades de salud en Matanzas, existen indicadores que se chequean cada mes: de la cantidad de nacimientos cuántos fueron fisiológicos y por cesárea primitiva, esta última se trata de evitar si no hay ninguna causa materno-fetal que afecte.
Esa mañana de jueves, en la que Gilda, “la comadrona”, accedió a contar su experiencia sobre cuánto se hace en la Atenas de Cuba para lograr partos más humanizados y menos traumáticos, entre las paredes del Tabrane, nueve infantes sonreían a la vida.