Así era la Universidad de Matanzas

La sede Camilo Cienfuegos de la Universidad de Matanzas arribó el pasado 9 de mayo a su aniversario 51. Como las sucesivas generaciones que han estudiado y trabajado en su seno, la institución ha cambiado mucho desde aquel 1972 en que la educación superior daba sus primeros y agigantados pasos en territorio yumurino.

El centro fue llamado inicialmente Sede Universitaria de Matanzas; posteriormente: Centro Universitario, Instituto Superior Agroindustrial “Camilo Cienfuegos” y Universidad de Matanzas, sede Camilo Cienfuegos.

En épocas recientes, quienes hemos madrugado y hasta cambiado de transporte en el camino para llegar a ella temprano; o reforzado sus ventanas y luego limpiado sus alrededores de los embates de un ciclón; o empleado una fortuna, merienda tras merienda y año tras año, en las pizzas y cafés de sus quioscos; quienes de una forma u otra le hemos ofrecido parte de nuestras vidas en el eco de sus aulas; solemos echar de menos, cuando confluimos en diálogo, una imagen clara del pasado de nuestro centro de altos estudios.

Vista lejana del pasillo central, espacio abierto donde es habitual el intercambio y la realización colectiva de tareas entre los estudiantes en sus ratos libres.

La idealización del pasado es peligrosa hasta para el más racional de los nostálgicos. No obstante, cuando se contemplan los archivos fotográficos de la sede, queda la sensación de que, al contrario de las imágenes, la vida universitaria en aquellos años no transcurría en blanco y negro.

El constructivismo soviético está presente en la sede, cuya fundación fue solicitada por el pueblo matancero pese a la carencia de recursos necesarios.

Áreas como la que actualmente ocupa el Centro de Estudios de Fabricación Avanzada y Sostenible (Cefas) normalmente han sido poco frecuentadas por la masa estudiantil.

Los Juegos Yumurinos, tradición deportiva intrínseca de la Universidad de Matanzas.

Proyecciones en el cineclub, un espacio digno de rescatar con afluencia de público en la actualidad.

Diversas construcciones, como edificios del docente o becas, deben su existencia a la realización de trabajos voluntarios por parte de estudiantes y trabajadores.


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1 Comment

  1. El pasado 9 de mayo deslicé este comentario sobre el tema:
    Muchas felicidades en su Aniversario al centro de altos estudios más antiguo de nuestra provincia. Como uno de los cincuenta y siete mil, me siento parte de la casa que me acogió durante unos buenos cinco años de mi vida. Muchas felicidades a la Universidad de Matanzas. Más de medio siglo de fecunda vida y de parir profesionales en distintas ramas del saber. Sus aulas me cobijaron entre 1980 y 1985, de guajirito del interior a Ingeniero, de adolescente a profesional. Por avatares de la vida, he regresado a ella pocas veces, cada vez encuentro algo diferente, y busco, con nostalgia, alguna construcción, algún rincón, algún detalle, que me traslade a aquel tiempo. Por suerte, el busto de Camilo sigue dándome una cómplice bienvenida, con el sombrero puesto, asegurándome que muchas cosas no han cambiado y que esa sigue siendo mi Universidad. Felicidades a todos, profesores y graduados, estudiantes y trabajadores de servicio.

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