El fotógrafo matancero David López ha sido galardonado en el 28 Concurso Latinoamericano de Fotografía Documental Los Trabajos y los Días, un certamen en el que otro yumurino, Julio César García, también fue finalista.
A sus 23 años, este jovencísimo artista deslumbró a un prestigioso jurado internacional que decidió otorgarle el primer premio en la categoría Economía del Cuidado.
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Para David, este es su más importante reconocimiento en el ámbito de la fotografía, en el que se inició hace apenas un lustro, aunque su trabajo ya exhibe cierta madurez en lo formal y lo conceptual.
Al certamen llegó por sugerencia del propio Julio César. Su primera participación fue en 2019, y en 2020 y 2021 quedó entre los finalistas.
Abuelo, el conjunto premiado, recoge cinco piezas en las que el tema de la vejez y la soledad adquieren tintes poéticos. Imágenes de hermosos claroscuros que transmiten un ambiente de laxa intimidad entre el retratista y el retratado.
“Mi abuelo habita en el pueblo de Ceiba Mocha, bastante lejos del resto de la familia. Él lleva un sistema de vida, al que está adaptado y que le gusta, en aislamiento, de trabajo en el campo. Otra persona en su situación se quejaría, pero nunca le he escuchado lamentarse.
“Este es uno de los trabajos más antiguos que aún realizo. Lo comencé en 2019, sin pensar en nada serio. Cada vez que lo visitaba le tomaba algunas fotos y en el transcurso del tiempo se fue convirtiendo en una suerte de ensayo”.
Confiesa que esta serie es una de las pocas en las que aún emplea el blanco y negro, pues ha intentado llevarla al color pero el resultado no le convence.
“En mis inicios, y mucho más cuando conocí el trabajo del fotógrafo Raúl Cañibano, era adicto al blanco y negro. Incluso ponía mi cámara en esas tonalidades para ver así. Desde hace unos años empecé a incursionar en el color, a utilizarlo más como un recurso expresivo, y me atrapó totalmente”.
A Cañibano, a quien conoció durante su paso por la Escuela de Fotografía Creativa de La Habana, lo identifica como una influencia fundamental en su obra. Apreciar el trabajo de este creador lo hizo enamorarse del género documental.
“Quiero tomar este tipo de imágenes porque son las que más me acercan a las personas. Interactuar con las realidades de otros y que ellos me cuenten sus historias es algo que me apasiona.
“Me involucro mucho, invierto mucho tiempo conversando, intentando comprender a aquellos a los que voy a fotografiar. Después regreso y les muestro el resultado. Esa cercanía con el ser humano resulta lo más interesante”.
Entre sus proyectos actuales se encuentra la muestra colectiva del Salón y Coloquio Internacional Fotonoviembre, a celebrarse por estos días en la ciudad de Matanzas, donde participará con una imagen sobre la vida en Cuba fuera de la capital.
“Un extranjero piensa en nuestro país como La Habana y quizá tiene una idea de algunos paisajes puntuales, como Pinar del Río o Varadero. He intentado acercarme a las particularidades de la Cuba que existe más allá de los sitios conocidos.
“Esta idea surge de un comentario recurrente que me hacen sobre la “fatalidad geográfica” de no vivir en la capital del país. Creo que a pesar de eso le he sacado el mejor partido a mi ciudad, un lugar que tal vez pasa desapercibido para la mayoría’’.
Sobre la superación de los jóvenes fotógrafos asegura que no influyen tanto los cursos y talleres a los que se pueda acceder como la voluntad y las ganas que se le ponga.
“El mejor ejercicio para mi preparación ha sido observar el trabajo de otros, pero no consumir por consumir, sino analizar detenidamente. Todo lo que he logrado viene de la práctica constante, de realizar muchas fotos.
“Una escuela te brinda herramientas que facilitan la labor, pero son cosas mínimas que también están en Internet. Ninguna institución te dice qué camino creativo elegir. El estudio autodidacta es muy importante para los que están empezando”. (Fotos: David López Cruz)