Archivo Girón: «La puerta de mi casa sigue abierta para la comunidad, no tengo miedo»

Foto: Arnaldo Mirabal Hernández

El domingo 11 de julio del 2021, Mercedes Hernández Morgan había renunciado a las labores del hogar, o a ver una película reposada en el butacón de la sala. Para la delegada de la circunscripción 3 no había tiempo de descanso en La Marina, uno de los barrios que presentaba un elevado número de casos de covid-19 en la ciudad de Cárdenas; por eso había pasado todo el día dedicada a su comunidad.

Poco imaginaba que solo momentos después sería golpeada durante los actos violentos liderados por contrarrevolucionarios, en la ciudad de Cárdenas.

A un año de esta fecha, el Periódico Girón los invita a recordar esta historia.


El domingo 11 de julio, Mercedes Hernández Morgan renunció a las labores del hogar, o a ver una película reposada en el butacón de la sala. Para la delegada de la circunscripción 3 no hay tiempo de descanso en La Marina, uno de los barrios que presenta un elevado número de casos en la ciudad de Cárdenas; por eso pasó todo el día dedicada a su comunidad.

“Cuando llegamos a la casa recibimos a uno de los coordinadores para preparar lo que íbamos a hacer el lunes. Ahora que se retoman las pesquisas, hay que apoyarlas, debemos prevenir los contagios. Después, él salió a comunicar lo que hablamos”.

—Mercy, parece que van a hacer una manifestación en el policlínico —dice agitado cuando regresa.

—¿Cómo? Búscame detalles a ver qué es lo que está pasando —respondo sorprendida.

“Le aviso a la presidenta de mi Consejo de Defensa. Ahí me pongo en contacto con otros delegados. Me cambié de ropa y salí para el Partido en la calle Real. Respondieron rápido, uno de los coordinadores de la zona ya estaba en el lugar indicado antes que yo. “Nos sumamos con más gente que había allí. La manifestación llegaba con gritos en contra de la Revolución, nos llamaban mentirosos. Entonces, desde nuestra posición, tratamos de responder con la frase que nació en medio de agresiones por parte del gobierno de los Estados Unidos, en el sepelio a las víctimas del vapor La Coubre: ¡Patria o Muerte Venceremos!, ¡Viva la Revolución!.

“Llegó un momento en que me dijeron, no grites más. Vamos a ver si ellos se logran calmar. Ahí fue cuando empezaron a tirar piedras, chancletas, cascos, calderos hacia donde estábamos; a virar carros.
“Entramos en un poquito más de calor, pero mantuvimos la calma. No hubo ninguna agresividad de nosotros hacia ellos, al contrario. Les dijimos que no se dejaran provocar por esos que incitan al odio entre cubanos. Teníamos que permanecer firmes y evitar que entraran a la sede del Partido y el Gobierno”.

A Mercy le parecía contradictorio que quienes gritaban “Patria y Vida” entonaran luego el Himno Nacional, que llama a la lucha por la independencia, esa libertad conquistada hace más 60 años y que se paga con un injusto bloqueo, por no servir la Patria en “bandeja de plata” a potencias extranjeras.

“Algunos apenas sabían la letra del himno. Continuaron gritando. En cuanto llegaron más fuerzas del orden salieron corriendo. Más tarde retornaron y lanzaron piedras aún más grandes. Corrí a auxiliar a una muchachita que enfrentaba la agresión, le dije que se corriera porque estábamos desprotegidas allí. En ese momento siento que una parte de la cara se me adormeció, no sentí dolor, solo frío en la cabeza, me toqué y vi todo nublado, la mano mojada de sangre”.

De inmediato fue trasladada al hospital territorial de Cárdenas. Tenía una profunda herida en el rostro, causada por el impacto de un objeto. Allí un especialista maxilofacial la atendió, suturó la lesión con cinco puntos para contener la sangre. Llevaba la ropa manchada y quería regresar a defender su país.

—Ahora tienes que hacer reposo. No puedes coger sol, ni tener emociones fuertes porque te puede provocar un hematoma —le dijo el médico.

En el momento en que Mercy se despedía, una parte del personal de Salud tuvo que dejar atrás sus labores para defender el hospital porque algunas de sus áreas también fueron agredidas con piedras. Luego supo que esos grupos violentos destrozaron varias tiendas.

“Salieron a la calle bajo el pretexto de la falta de salud y comida; sin embargo, los hechos mostraron otras intenciones. Si fuiste solo por falta de comida, ¿por qué saqueaste tiendas con refrigeradores y split? Si hay problemas con la salud y los medicamentos, ¿por qué fuiste a tirar piedras a un centro donde hay médicos que salvan vidas y enfermos, incluso niños pequeños?

“Pensar diferente es un derecho. Caer en violencia y robar, no. A eso le llamo terrorismo porque quieren desestabilizar socialmente al país y responden a convocatorias en redes sociales. Estas acciones con unas personas encima de otras, sin usar nasobuco, generan más contagios por covid-19, más necesidad de medicinas en medio de una pandemia.

“Muchos solo se sumaron a mirar, sin tener en cuenta que podían salir dañados. Ante este tipo de vandalismo no se puede tener mano blanda, debe caer todo el peso de la ley, no por lo que me hicieron a mí, sino por lo que le hicieron al propio pueblo”.

Todos la conocen en La Marina. A cada rato algún vecino se asoma a su puerta y le pregunta por su salud. El próximo domingo 18 de julio, en el policlínico, le retirarán las vendas y los puntos que cubren la herida, pero quedará la cicatriz como recuerdo de lo vivido.

“Me emocioné mucho en horas de la mañana. Un muchacho, que ni siquiera vive cerca, vino llorando a verme, indignado. Él se sumaba a defender lo que hiciera falta, no iba a permitir que esto pasara. Eso me emocionó mucho.

“Mi mamá tiene 81 años, no le he contado lo sucedido porque se va a poner muy triste. Necesito recuperarme para que ella pueda verme. Mi hija me llamó preocupada porque sabe todo.

“Nos hemos pasado estos días apoyando la vacunación. Quieren desviarnos del trabajo que hacemos para mejorar el control de la covid-19; tenemos que lograr que los enfermos mantengan el aislamiento y reciban el tratamiento que merecen. Estoy momentáneamente fuera de combate, pero la puerta de mi casa sigue abierta para la comunidad, no tengo miedo, no voy a dejar que me amedrenten. Esta Revolución la hicimos para triunfar, no vamos a ceder ni un tantico”.

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Sobre el autor: Anet Martínez Suárez

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