La pandemia tiene un impacto en las familias cubanas, sobre todo en niños y adolescentes. El nuevo coronavirus supone un cambio en la vida de los menores de edad al permanecer prolongados períodos en casa para protegerse, al convivir con familiares que lo padecieron, al enfermar y mantener la distancia con el resto de sus seres queridos por su condición clínica.
Varias investigaciones en Cuba confirman que muchos de los casos positivos dentro de este grupo etario quedan con secuelas, como las manifestaciones neurológicas que se perciben con frecuencia. Sin embargo, ¿hasta qué punto estas se encuentran relacionadas con una lesión orgánica?
En el Centro de Atención al Neurodesarrollo Rosa Luxemburgo, del municipio de Cárdenas, un equipo realiza un estudio en la población pediátrica con el propósito de detectar secuelas de la covid-19 que influyen en el neurodesarrollo. El periódico Girón conversó con el doctor Jorge Rodríguez Fernández, especialista en segundo grado en Pediatría, para conocer detalles.
“El SARS-CoV-2 es más virulento y letal que sus predecesores. Se ha demostrado que los infantes tienen mayores probabilidades de padecer formas menos graves de la enfermedad, pero en realidad se sabe poco de los efectos del patógeno a mediano y largo plazo.
“Se trata de un virus neurotrópico porque invade el sistema nervioso, tanto central como periférico, ya que penetra por la nariz y las papilas gustativas de la lengua. De hecho, uno de los síntomas neurológicos más importantes que indican su presencia en el organismo es la pérdida del sentido del gusto y del olfato.
“Comunica directamente con el cerebro por la trayectoria del nervio, sobre todo con el lóbulo frontal y la parte anterior, el lóbulo prefrontal, donde se ubican las funciones ejecutivas, por ejemplo, el control de conducta, de impulso y modulación de la atención. De igual forma, conecta con el hipocampo y otras estructuras responsables de las emociones y del sueño, por eso se considera que puede tener afectaciones en estos aspectos”.
ENCONTRAR RESPUESTAS EN EL NEURODESARROLLO
En los últimos meses se han registrado en Matanzas las mayores cifras de contagios. Profesionales especializados en el tratamiento temprano a niños con trastornos del desarrollo, durante casi 19 años, tienen la posibilidad de estudiar las manifestaciones que pudiera provocar la enfermedad en alrededor de 2 500 convalecientes.
“El neurodesarrollo abarca una gama muy amplia de afectaciones: las neuromotoras, las de nervios específicos, de pares craneales, de nervios periféricos, las electroencefalográficas. Además, comprende las neuropsicológicas y neurocognitivas; o sea, nos adentraremos en los cambios de conducta, estados de ánimo, la habilidad para responder ante determinados estímulos y la repercusión en el futuro académico, al comenzar las clases no presenciales y presenciales posteriormente”.
Neuropediatras, defectólogos, fisiatras, logopedas y demás expertos realizarán una serie de test en busca de respuestas. El neurofisiólogo, junto a dos técnicas, cuenta con dos equipos de electroencefalograma para evaluar las modificaciones eléctricas del sistema nervioso central que puedan o no presentar los menores.
“Las investigaciones varían en dependencia de la edad. Ello permite conocer cuáles serán las afectaciones cognitivas y psicológicas en los pequeños que se infectaron en el primer y segundo año de vida; en aquellos con edad preescolar que caminaban, hablaban y tenían otras características antes del contagio; en los niños con edad escolar y los adolescentes. Asimismo, se podrá distinguir cuáles complicaciones dependen de la covid-19 y cuáles del aislamiento o de las modificaciones ambientales.
“Otro de los asuntos a analizar se enfoca en los grupos etarios y la severidad de la enfermedad; en dependencia de estos dos factores suponemos que se obtengan parámetros diferentes. No sabemos cómo reaccionará el que la sufrió con un mes de vida o aquel con 10 años.
“Cualquier resultado es útil. Desde el punto de vista científico se abre el camino a nuevas líneas de investigación”.
También se incluye el diagnóstico de individuos sanos, previamente seleccionados por un método aleatorio estadístico. Si se encuentran afectaciones en los convalecientes, debe existir un control que permita comparar y demostrar si son causadas por el coronavirus.
DE CARA AL FUTURO
Este proyecto de investigación que dirige el doctor Jorge Rodríguez Fernández, acompañado por la doctora Alina Rodríguez Gou, como investigadora principal, ya finaliza la etapa de revisión bibliográfica y avanza en la evaluación de los más pequeños, siempre con el consentimiento informado de padres o tutores, que acceden a participar de forma voluntaria.
“Los niños contagiados desde el inicio de la epidemia hasta el 31 de diciembre del 2021, pertenecientes a las cinco áreas de Salud de Cárdenas, formarán parte de la muestra. Muchos familiares de otras localidades manifiestan su interés por incluirse, pero no es posible por el momento. Esta experiencia podrá generalizarse a otros municipios y provincias más adelante.
En la medida en que el equipo multidisciplinario conozca más de la enfermedad y sus efectos, con la colaboración de entidades como la Dirección Municipal de Salud y el Programa de Atención Materno Infantil, se definirán los pasos hacia una mayor calidad de vida de los infantes.
“La covid-19 llegó para quedarse. La vacuna nos va a proteger; no obstante, no desaparecerá esa patología. Hay personas con el sistema inmunológico deprimido. Si un pequeño la padece, en cuanto se le da el alta clínica y epidemiológica, debemos saber las acciones habilitadoras o rehabilitadoras que requiere por las complicaciones que pueden originarse.
“De forma empírica hemos visto dificultades en el desarrollo del lenguaje y la comunicación, no solo del habla. Pensamos que se derivan de trastornos de la socialización por estar aislados, sin jugar o pasar mucho tiempo con medios audiovisuales, pero, como es un virus neurotrópico, es posible una afectación neurológica como secuela”.
Por más de tres años este centro constituye un capítulo de la Sociedad de Neurociencias de Cuba. Por lo tanto, su trabajo arrojará luces en 2022 sobre un tema de interés para esta comunidad científica y, a la vez, se nutrirá de las valoraciones de reconocidos galenos.