Carilda, a salvo en las palabras

Carilda, a salvo en las palabras

Hay una mujer dispersa en la ciudad, para nada perdida, para nada olvidada, totalmente viva de muchas maneras; una mujer que nació hace 100 años para convertirse en novia eterna de Matanzas, y así Carilda Oliver Labra permanece, inspira y renace, por ejemplo, en los libros que reúne A salvo en las palabras.

Encajes, botones, frascos de perfume, flores hechas de papel, siluetas provocadoras, mariposas y gatos no faltan en los ejemplares únicos de reciente factura, concebidos por Marialva Ríos, Elizabeth Valero, Sandra García Cabrera y Héctor Rivero para enriquecer el homenaje de Ediciones Vigía a la autora de Al sur de mi garganta.

Libro de Carilda Oliver Labra de Ediciones Vigia de Matanzas, Cuba.

A la diversidad del discurso de las artes visuales aporta, además, Adrián Gómez Sancho, quien combina cerámica, colores y versos sobre el lienzo, para también evocar a la Premio Nacional de Literatura con arte contemporáneo, desde una mirada distinta a un fragmento del poema Me desordeno, amor, me desordeno… en una obra –según dice- hecha con las manos y desde el corazón.

Invitamos a los artistas que trabajan con Vigía a que se acercaran a Carilda desde el concepto de ejemplar único, y resultado de ello es la exposición que propone una aproximación a textos muy conocidos y otros no tanto, desde discursos y materiales diferentes, precisó Agustina Ponce Valdés, directora de la editorial.

Carilda, me gusta decirlo, fue una persona que hizo mucho por Vigía, brindando sus conocimientos y hablándonos de autores que querían también tener su casa en la editorial; creo que son libros bellos todos los reunidos para homenajearla, añadió.

“Decían…” resalta entre las novedades como ejemplar único que reúne poemas poco conocidos de Oliver Labra y tres inéditos de Raidel Hernández, quien fue su compañero de vida; la obra diseñada por Marialva Ríos constituye adelanto del proyecto de publicar 200 ejemplares de una propuesta con contenido similar.

En la habitación contigua a la que reúne los títulos únicos, una huella original de los labios de la poeta resalta en Guárdame el tiempo, el beso impregnado en 1995 sobre un fragmento de servilleta parece un verso más regalado al papel, firma original de una dama intensa.

Muy cerca del pergamino con diseño de Rolando Estévez, se encuentran una decena de publicaciones que evidencian el aporte de Carilda a la luz del quinqué de Vigía; los emblemáticos cantos a Fidel y a Matanzas, Pronóstico del gris, Madre mía que estás en una carta, y Discurso de Eva, constituyen algunos de los textos que en artesanales cuerpos de papel demuestran el vínculo estrecho entre la poeta de Tirry 81 y la editorial con casa en Magdalena número uno, dos calles cercanas y cómplices del río San Juan.

En la solidaridad de los puentes y la intensidad de la bahía, y en esos libros creados como más humanos se pueden hacer: con las manos, permanece Carilda, inmune al olvido, repartida en su ciudad, a salvo en sus palabras, con vida sempiterna.

Portada del libro de Carilda Oliver Labra «Canto a Matanzas».

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Sobre el autor: Yenli Lemus Domínguez

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