Muñequitos de Matanzas, con el poder de la rumba

Nacieron en un solar del barrio más poderoso de Matanzas. Zona de portuarios, de gente humilde, pero bendecida y empoderada por todos los orishas. Allí he conocido personalmente el poder de Oshun que se desborda, demasiado de a ratos, y refresca las calles con una alegría inentendible para quienes nunca se hayan tomado un traguito de ron en la acera; el poder de Oyá que convierte en una familia interminable a los Villamil y no deja morir nunca su Cabildo, con aquella resistencia que tampoco vale explicar más allá de la imagen de Santa Teresita en peregrinación año tras año, en el medio de octubre; el poder transformador de Shangó y el llamado poderoso de Añá, al que nadie se ausenta desde los primeros toques del Oro Seco.

El propio Diosdado Ramos, director por décadas de la agrupación que surgió como Muñequitos de Matanzas, lo confesó hace años en una entrevista para CubaSí: los lazos consanguíneos y religiosos, el respeto y la fe, son las claves para que la rumba de Guaguancó Matancero siga sonando como la fundaron, a orillas del Yumurí, en 1952. Y también para que siga creciendo, tal cual ha declarado su hijo «Figurín», quien no solo lleva como herencia el nombre, sino también el compromiso, cuando la familia de los Muñequitos cumple 70:

«Esto es una gran fiesta que tiene la rumba, porque en su totalidad estamos apostando por ella. El trabajo de Los Muñequitos es mantenerla, no dejar que caiga esa esencia, ese trabajo tan lindo de Virulilla, de Saldiguera, de Chachá, de Juan Bosco, Gregorio Díaz… todos los primeros, y pienso que más que todo ese es el compromiso de esta juventud, que no es tan nueva, porque desde pequeños, en la cuna, están escuchando y moviéndose con la rumba. 

«Yo creo que la rumba no va a morir y apuesto por este gran trabajo con una historia que va a quedar para el futuro: la manera de enseñar, de sus cantos, de sus danzas, de sus toques. Yo creo que, sobre todas las cosas, Muñequitos dio una clase magistral para Cuba y el mundo entero de lo que es capaz de hacer, de lo que hicieron los primeros y nos toca a nosotros ahora mantener, porque no solamente Muñequitos es una marca: es una espiritualidad, es un fundamento que tiene que perdurar por toda la eternidad y va a ser posible, porque hay juventud, está el barrio La Marina, donde hay tantos niños que ya quieren tocar rumba. Vamos a apostar por eso y por lo que es el rumbero, que tienen esa educación de ser primero buenas personas y con sentimiento». 

«Los Muñequitos de Matanzas. 70 años con el poder de la rumba»

La presentación del Concierto Audiovisual Los Muñequitos de Matanzas. 70 años con el poder de la rumba, realizado bajo el sello Bis Music, es una de las acciones principales de esta celebración. El productor ejecutivo, José Manuel García, comentó:

«Lo mismo lo vemos defendiendo las diferentes variantes de la rumba o el abakuá o la rumbatá, que es también un show dentro del concierto. En cualquiera de las manifestaciones que ellos mostraron ahí el resultado es excelente. Aquí hay la rumba popular, pero además, hay un nivel de elegancia, un glamour que se muestra en cuanto a los rumberos que también le da un empaque, y es una de las características de Los Muñequitos de Matanzas. Para mí y para todo el equipo de realización se ha convertido en una clase magistral lo que recibimos en esa oportunidad».  

La prestigiosa musicóloga Cary Diez, mánager de la agrupación, apuntó que esta campaña por los 70 años de Muñequitos comenzó justamente cuando se filmó este concierto audiovisual en el Teatro Sauto en enero de 2022, y en tiempos como estos, tan difíciles, Bis Music cumplió y el material estuvo listo para el aniversario que festejamos el pasado 9 de octubre. 

«Anteriormente —agregó— participamos en la Fiesta del Tambor, en el Festival de Jazz, que hace años nos está programando, y hay una producción de Alejandro Falcón con Muñequitos que fue premiada también. Luego estuvimos en Cubadisco, donde ellos siempre tienen algún reconocimiento, y después ya empezamos esta segunda parte».

Ponderó entonces la iniciativa del canal Cubavisión de transmitir el concierto este 9 de octubre, lo cual constituyó el estreno mundial de una producción que aún tiene mucho camino por recorrer. 

Maferefún Los Muñequitos

Como si realmente hiciera falta, Pablo Menéndez, ese musicazo que, a pesar del acento que no se le quita, ya es muy nuestro, quiso explicar a los presentes en el lanzamiento de Los Muñequitos de Matanzas. 70 años con el poder de la rumba

«Ustedes saben que yo soy de Estados Unidos, no soy cubano, y dirán: bueno, ¿y entonces, este es rumbero? Hay gente que ha seguido la historia de Mezcla, donde siempre hemos tenido presente la rumba. Además, yo pienso que, en la mezcla de todo lo que ha venido de otros lugares en la historia de esta isla, la primera música nacida en Cuba es la rumba. La música africana que vino a Cuba quizás sea más antigua, pero no fue hecha en Cuba; fue hecha en África y reproducida aquí. La música española, lo mismo, pero la primera música nacida en Cuba, para mí, es la rumba».

La relación de Pablo Menéndez con Los Muñequitos parte de una hermosa historia personal:

«Yo también cumplo 70. Ahora estaba tratando de recordar cuándo fue la primera vez que escuché hablar de mezcla, y es que mi madre, Bárbara Denis, fue la primera artista en desafiar el bloqueo y venir a Cuba en el año 1966, y fue a través de las grabaciones que ella se llevó de música cubana. Una de las grabaciones que había hecho era de Los Muñequitos de Matanzas. Cuando yo llegué a Cuba, de la mano de ella, fuimos a Matanzas y vimos a Los Muñequitos. Yo era un americanito, no sabía nada, pero estaba encantado.

«Diez años más tarde, yo estaba en el grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, y fuimos a Santiago de Cuba a un festival de canción política. Vivíamos en unos albergues que había en el estadio, entonces, nuestros compañeros de brigada eran Los Muñequitos. Yo tenía una grabadorita de casette, que era una novedad en ese momento, y me ponía a grabarlos, porque yo decía: «oye, esto me encanta a mí». Todos se reían del integrante más joven, que era el bailarín: «oye, tú no sales ahí». Y mira, resulta que es el directorazo que ha tenido la agrupación durante 40 años».

Pero no solo en Cuba lo acompañó la fascinación por Los Muñequitos de Matanzas: «En Nueva York, me encontré un día en casa de una gente que era muy defensora de la música cubana, y ellos sabían que en esa época era muy difícil que un músico cubano visitara Nueva York, de manera que yo tenía que representar a todo el mundo. En esa época, los músicos jóvenes cubanos estábamos fascinados con todo lo que era de afuera: el jazz, el rock; gastábamos los discos de vinilo oyendo todo lo que era de afuera y, cuando llego a Nueva York, me encuentro que allí estaban gastando los discos de Los Muñequitos de Matanzas». 

En el año 1993, su banda, Mezcla, compartió la escena del Teatro América con los rumberos yumurinos, y rememora que, para entonces, se habían decidido a pedir la visa para presentarse en su tierra natal con sus músicos, motivados justamente por la primera agrupación que entró a Estados Unidos: Muñequitos de Matanzas.

«En Estados Unidos, incluso los más afrocentristas, que estaban estudiando mucho cómo era la cultura africana, cuando vieron a Los Muñequitos haciendo el abakuá, se quedaron con la boca abierta. Ellos dijeron: África está en Cuba», expresó Menéndez, quien concluyó:

«De aquella primera gira internacional por Estados Unidos, Los Muñequitos se han convertido en una referencia mundial, y la rumba en Cuba se ha beneficiado de eso. Hay un movimiento rumbero, un reconocimiento a la rumba como nunca y siempre habrá que estar, como nación, agradecidos al trabajo de Los Muñequitos de Matanzas».

(Por: Giusette León García / Cubasí)

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